[San Sebastián 2020] 'Rifkin's Festival', un paseo por el cine

“Los festivales ya no son lo que eran”, comienza quejándose Mort Rifkin, un profesor universitario de cine clásico, de cine de los grandes maestros europeos, el único cine de verdad para él. “El cine como arte”. Toda una declaración de intenciones. Es Woody Allen hablando, esta vez sí, él separándose de los grandes maestros y las grandes películas, esos que admira como oposición absoluta con él y su cine, que considera menores.

Allen nunca se ha tomado muy en serio a sí mismo, ni sus películas y según cumple años más lo cree y más nostálgico se pone con tiempos pasados. Jurará que él no es Mort Rifkin, pero lo parece en tantas de sus declaraciones y sensaciones. Quizá por eso aunque lo escribió pensando en un actor joven (¿quizá un Timothée Chalamet antes de arrepentirse de trabajar un Día de lluvia en Nueva York?), acabó dándole el papel a un viejo compañero, Wallace Shawn, “un intelectual de verdad”, dice Woody. Ese secundario eterno al que el director de Hannah y sus hermanas le dio su primera oportunidad en Manhattan y ahora le ha dado su primer protagonista. Un cambio perfecto. Shawn como este Mort mortificado por ver cómo su matrimonio, el cine y la humanidad se resquebrajan sin que él pueda ya hacer nada es lo mejor de Rifkin’s Festival.

Mort es protagonista y observador. Su voz en terapia con su psiquiatra guía la historia, los paseos por una bonita y soleada San Sebastián. Es testigo de cómo su mujer (una maravillosa Gina Gershon) se va alejando y acercándose a un director pretencioso (Louis Garrel) que es antagonista de Mort. Pero sí toma la iniciativa en los encuentros con una mujer (Elena Anaya) con la que se enamora de la ciudad y también se reengancha a la vida sin soltar su preferencia explícita por el pasado, los festivales de antes, el cine de antes…

“Creo que la película es un retrato de un escritor muy creíble, incluyendo algunas de las inseguridades personales más habituales”, dice Wallace Shawn sobre la película. Y así es, Mort acepta viajar a San Sebastián no solo para vigilar a su mujer sino para encontrar respuestas a las grandes preguntas vitales y encontrar las palabras para ese gran libro que lleva toda su vida intentando escribir. Libro que empieza siendo una cosa y al final de la película sabes que acabará escribiendo algo distinto.

Mort sueña en blanco y negro y se ve como protagonista de algunas de sus películas favoritas: Al final de la escapada, Jules et Jim, Persona, El ángel exterminador… Rifkin’s Festival es un drama de amores y desamores, una comedieta ligera (de las más ligeras recientes) y un homenaje al cine. Woody sigue nostálgico y prefiere los otoños lluviosos en Nueva York.