'Watchmen' dedica un guiño al archienemigo de Alan Moore

Si el guionista del cómic original no le había echado aún un mal de ojo a Damon Lindelof, seguro que esta referencia a Grant Morrison hace que se anime.
'Watchmen' dedica un guiño al archienemigo de Alan Moore
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[ATENCIÓN: contiene SPOILERS de Watchmen E5]

El mundo del cómic puede dar lugar a grandes amistades y poderosas alianzas creativas. Pero a quién queremos engañar: mola mucho más leer sobre las rivalidades y los odios acérrimos que se dan en su seno. Ahora, el quinto capítulo de Watchmen contiene un recordatorio acerca de una de estas relaciones de antagonismo: aquella que enfrenta desde hace décadas a Alan Moore (autor de la obra original) con Grant Morrison, otra lumbrera literaria del noveno arte.

El guiño, bastante fácil de pasar por alto, tiene lugar en el prólogo del episodio, cuando asistimos a la juventud de Espejo (Tim Blake Nelson) y a cómo esta fue destrozada por la aparición de cierto calamar gigante. Lo que nos interesa es un detalle que aparece cuando el joven y bíblico Wade Tillman intima (o eso cree él) con una joven miembro de los knot-tops ("moños", en traducción castellana), la tribu urbana más peligrosa del mundo Watchmen. Mientras el futuro policía-superhéroe se dirige hacia el episodio más traumático de su vida, un ojo atento puede ver esto de aquí abajo.

'Watchmen' dedica un guiño al archienemigo de Alan Moore

Lo que nos interesa de la imagen es ese cartel que parece el de una tienda de radios, pero que en realidad es mucho más. A cualquier lector de cómics con interés por Grant Morrison (y/o por Alan Moore), la palabra "Zenith" escrita en esa tipografía tal vez le haya recordado a una marca de electrodomésticos ya desaparecida, pero seguro que también le ha recordado a otra cosa.

'Watchmen' dedica un guiño al archienemigo de Alan Moore

Pues sí: se trata de una alusión a Zenith, seguramente el primer tebeo importante con la firma de Morrison. Hablamos de un serial aparecido, allá por 1987, en la revista 2000 AD, esa institución del cómic british donde ha debutado casi todas sus estrellas (de Moore y Morrison a Mark Millar, Peter Milligan y un largo etcétera). Y también de una deconstrucción del género de superhéroes no tan diferente (ejem, ejem) a la ejecutada por Alan Moore en los guiones de Miracleman o la propia Watchmen. Solo que un poco menos cínica y con más música pop que Bertolt Brecht. "Alan Moore remezclado por Stock, Aitken & Waterman", fue la definición dada por Morrison en su día, aludiendo a los productores de Rick Astley y la primeriza Kylie Minogue. 

Hasta aquí, la cosa no tendría mayor trascendencia: hablamos de una alusión inofensiva a la obra de un guionista al que todos (menos él mismo) señalan como muy influido por la obra del autor de Watchmen. Pero es otra cosa, porque Grant Morrison no es solo un crítico implacable de Alan Moore y sus cómics, sino también (mira tú por dónde) uno de los mayores detractores de Watchmen que existen en este planeta.

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El guionista escocés ha expresado su desagrado hacia el cómic de Moore de muy variadas maneras. "Es como un poema de instituto, pero de 300 páginas" es posiblemente su invectiva más conocida, junto a esa comparación entre su rival y el Doctor Manhattan: ambos, ha comentado  alguna vez, se pasean por las viñetas de Watchmen enseñando la entrepierna. En términos menos jocosos, Morrison describe a Watchmen como un trabajo marcado por el virtuosismo técnico y por el desprecio a los superhéroes, pero sin mucha sustancia más allá de eso. "Yo fui el primero en decir que Watchmen tampoco estaba tan bien. De hecho, fui el único", afirma ahora con su habitual modestia.

Alan Moore, que tampoco se queda corto en lo que a insultos se refiere, le ha propinado también a Grant Morrison su buena ración de palos. Según afirma, el guionista empezó haciéndole la pelota para después atacarle cuando vio que eso le daba publicidad. "Tiene la persistencia de un herpes", comentó sobre él en 2014, durante una entrevista en la que también le llamaba "sanguijuela", "infraser" y, lo peor de todo, "ese grupo escocés de versiones".

Aun sin quitarle razón a las invectivas de Moore, señalemos que eso de describir Arkham Asylum (el tebeo de Batman que puso a Morrison en el candelero, allá por 1989) como "un truño pintado con purpurina" no debió ayudar a que su rival se apaciguara. Aparte de esto, solo podemos estar seguros de una cosa: si Alan Moore tenía ya reservadas unas cuantas velas negras para Damon Lindelof por la osadía de su serie, ahora debe de haberle puesto el doble por lo menos. Lo mismo incluso ha clavado un rabo de lagartija en su foto, no decimos más.

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