"En 'Élite' hemos tratado la temática gay de forma realista, sin frivolizar"

Uno era el hermano de Nadia, un joven musulmán que vendía droga mientras ocultaba su homosexualidad entre APPs de ligue. El otro, el brazo derecho de Guzman, aspirante a tenista profesional por presión paterna y el hijo de la directora de Las Encinas.

Omar y Ander protagonizaron la historia de amor por antonomasia de la primera temporada de Élite (para prueba, nuestra encuesta sobre tus parejas favoritas de la serie), pero en la segunda entrega, que ya puedes ver en Netflix, se avecina crisis de pareja.

Hablamos con Omar Ayuso y Arón Piper sobre los nuevos episodios, por qué 10 minutos al día "no se puede" y ese fenómeno arrollador al que hemos bautizado como 'omandermanía'.

En la nueva entrega, los creadores han adelantado problemas de pareja.

Arón Piper: Va a ser así. En la primera era más Ander el que iba detrás de Omar y ahora se van a invertir los roles.

Omar Ayuso: La relación ‘Omander’ ha sido dramática desde el capítulo uno. Ahora se ven 10 minutos al día, a escondidas de su padre. ¿Qué tiene eso de bonito? En la primera entrega, la relación termina al borde del abismo. Se ha transitado por mucho y toca tomar decisiones.

A. P.: 10 minutos al día no se puede...

O. A.: Omar tiene que empezar a actuar y tomar cartas en el asunto.

¿Cuáles serán sus metas ahora?

A. P.: La de Ander, empezar a vivir. Y tendría que hacer un reset cerebral.

O. A.: La de Omar, romper, explotar, conocerse a sí mismo y empezar a construir las vías para permitirse ser feliz.

¿Cómo vivís el fenómeno ‘Omander’?

A. P.: Te lo van recordando las redes. Como el impacto tan grande que ha tenido la serie en 190 países. Y el 98% de los mensajes son positivos.

O. A.: Yo he recibido el cariño con mucha ilusión. Me imaginaba que los personajes y la trama iban a gustar, pero no tanto. Al final, entretener es lo principal, aunque es genial emocionar y ser una representación de ciertas realidades.

¿Os sentís referentes?

O. A.: Ser referente o no es involuntario, pero puedo decidir hasta qué punto me implico. Es muy absurdo y está muy generalizado creer que se puede exigir a los personajes públicos que den voz a alguna causa. Yo, en la medida de lo posible y en las causas en las que estoy interesado, doy voz porque siempre he agradecido que otros lo hagan. Creo que es necesario, pero no obligatorio.

¿En qué causas te implicas?

O. A.: En la lucha LGBT y la feminista, principalmente. La gente lo agradece cuando lo haces, pero también puede ser ingrata. Recuerdo la polémica manifestación en Colón. Me llegaban mensajes como “Si no te gusta tu país, ¿por qué viniste?”. “No insultes al país que te da trabajo”. Precisamente porque trabajo puedo hablar. Pero es muy reconfortante que tu trabajo te permita poner tu granito de arena en algo en lo que crees.

A. P.: Tenemos una responsabilidad enorme porque nuestra voz va a ser escuchada. Hay que tener un conocimiento amplio de lo que se habla, y saber lo que se está diciendo. Por ejemplo, en la lucha LGBT, no me considero apto para ponerme como una especie de ‘figura’.

O. A.: Y tampoco tienes por qué.

A. P.: Absolutamente. Y es bonito que ese trabajo ya lo haga el personaje.

O. A.: Eso está presente en el proceso de creación. Arón y yo hablamos mucho sobre cómo tratar la temática gay de forma realista, sin frivolizar, y creo que lo hemos conseguido. No he leído ni un solo comentario criticando el tratamiento que le hemos dado a la homosexualidad.

La segunda temporada de Élite ya está disponible en Netflix.