Los críticos pueden chillar y patalear todo lo que quieran. Y, claro, aún están por verse las estadísticas de taquilla. Pero, por mucho que La momia parezca destinada a ser su trabajo peor valorado, hay algo que ni todos los detractores del mundo podrán negar: Tom Cruise no envejece. Y no lo decimos sólo porque, a sus 54 primaveras, el actor siga alardeando de rodar escenas de riesgo sin despeinarse. También hablamos de esa cualidad (debida, tal vez, a un sortilegio faraónico) que le permite mantener el mismo pelazo, el mismo tipazo y el mismo cutis desde sus días de galán ochentero. ¿No te lo crees? Échale un vistazo a su evolución en imágenes.
En Rebeldes, Coppola le retrató en plena edad del pavo...
Pero, en Ir a perderlo... y perderse, nació el Cruise que todos conocemos
Y así, desde Risky Business, hasta hoy
Ridley Scott acertó de lleno cuando lo convirtió en elfo
Ni siquiera los rigores de la vida castrense hicieron que le saliese una arruga
(Ni que se quitase las Ray Ban, tampoco)
Para codearse con los grandes, no necesitó estropearse el look
¡Nosotros también queremos la verdad! ¿Por qué no envejeces, Tom?
¡No nos tengas más tiempo con esta incertidumbre!
Vale, nos calmamos... pero ni los latigazos de Kubrick te echaron años encima
¿Acaso viene Cruise del futuro?
Su aspecto se mantiene incluso con el peinado más infame de su carrera
¿O era este? No lo tenemos claro...
Sólo un tirano como Michael Mann logró que le saliesen canas
Canas que le duraron lo que un cubito de hielo en Dubai
¿Será verdad que los viejos rockeros nunca mueren?
¿O será que todo es maquillaje, y realmente Tom es así?
¿Vivirá suspendido en un bucle temporal?
O tal vez sea esta la explicación: sólo Brad Pitt lo sabe...
Se deba a lo que se deba, a Tom Cruise le queda cuerda para rato
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