De la claqueta al flipper: el origen de los pinball de películas

Cuando había creadores de juegos capaces de convertir un guión de Hollywood en una partida con tres bolas de metal.
De la claqueta al flipper: el origen de los pinball de películas
De la claqueta al flipper: el origen de los pinball de películas
De la claqueta al flipper: el origen de los pinball de películas

Es posible que hoy cueste entenderlo, pero hubo una época en que las máquinas de pinball fueron la máxima expresión del entretenimiento. De hecho, su popularidad era tal que llegaron a estar prohibidas en muchas ciudades norteamericanas, acusadas de ser herramientas recaudatorias de la Mafia (que la mayoría de fabricantes estuvieran en Chicago no ayudaba a quitar esta idea de la cabeza de la autoridades). En Nueva York, por ejemplo, la prohibición de estas máquinas aparentemente inocentes duró hasta el año 1976, momento en el que se consiguió demostrar que los pinball (o flippers o “máquinas de petaco”, como también se llamaron en España), eran un simple juego de habilidad y no máquinas de azar.

A pesar de esa mala fama acumulada durante décadas y de las prohibiciones, los pinball fueron viendo cómo su popularidad no paraba de aumentar y aumentar desde los años 30, momento en el que alguien había tenido la idea de hacer que funcionaran con monedas. Prueba de esa fama en ascenso serían sus apariciones en clásicos del cine como Los mejores años de nuestra vida (1946), Anatomía de un asesinato (1959) o Alfie (1966).

Curiosamente, a pesar de esas décadas de popularidad, los fabricantes (Gottlieb y Bally, los más importantes) tardaron muchísimos años en explorar la compra de licencias que hicieran más atractivas las máquinas. De hecho, al principio esas licencias fueron muchas veces una prueba por ambas partes, donde tan pronto se lanzaban máquinas patrocinadas por bebidas, como por marcas de tabaco.

pinball

Este asunto estuvo sobrevolando durante parte de los años 70, pero en formas que no eran la de la compra directa de los derechos. En 1971, por ejemplo, Gottlieb lanzó 2001, una máquina que no adaptaba ningún elemento de la película de Stanley Kubrick pero que se aprovechaba de su éxito, y en 1974, otro ejemplo, Bally lanzó Wizard, que se inspiraba en Tommy e incluso tenía a Ann Margret anunciándola. Incluso, en un caso de picaresca española, se sabe que la compañía Talleres del Llobregat creó un pinball “inspirado” en Barbarella en algún momento entre finales de los 60 y principios de los 70. Aunque tampoco queda claro si la licencia que se tomó prestada fue la de los cómics de Jean-Claude Forest o la de la película dirigida por Roger Vadim.

Con casi toda probabilidad, la operación de convertir películas en máquinas de pinball no se planteó con seriedad hasta 1977, año en el que, viendo la revolución que estaban experimentando los videojuegos, Columbia Pictures se lanzó a comprar Gottlieb. Así, en 1978, la compañía lanzó Los ángeles de Charlie, basada en la serie de televisión, y Encuentros en la tercera fase, que sería el primer pinball que utilizaba, con todos los honores, el nombre de una película de éxito, adelantándose a los primeros videojuegos inspirados en películas, que no llegarían hasta el año 1982 (hay bastante controversia sobre cuál podría ser el primer videojuego basado oficialmente en una película, pero hoy día se sospecha que el honor recaería, bien sobre El Imperio contraataca de Atari, bien sobre los juegos de Tron para la consola Intellivision; todos ellos lanzados en el 82).

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Columbia acabó desprendiéndose del fabricante de pinballs a causa de la llamada Crisis del videojuego del año 83, en la que varias empresas se hundieron y durante la que se pensó que todo había sido una burbuja económica que no volvería a ser rentable. Pero la idea de convertir las películas en máquinas ya estaba en el mercado y durante toda la década de los 80 aparecerían varias creaciones como Rocky, Krull o RoboCop.

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Rocky-decor
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La explosión llegó a su apogeo con la década de los 90, muy posiblemente porque en esa época los videojuegos entraron en una lucha muy agresiva por conseguir licencias de películas. El estreno de la tercera parte de Regreso al futuro inauguró la década con un pinball que mezclaba elementos de las tres partes, y al que siguieron máquinas basadas en películas como Batman o Terminator 2.

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Lateral Regreso al futuro
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El fenómeno estaba en lo más alto, y en 1992 se rompieron todos lo récords de ventas con uno de los pinball más famosos de todos los tiempos: el juego que la empresa Bally hizo a partir de La familia Addams y del que se vendieron más de 20.000 unidades. En 1994, para celebrar el éxito que había supuesto para la compañía, se fabricaron 1.000 nuevas unidades que esta vez tenían algunos de sus elementos bañados en oro.

La familia Addams

La fiebre estaba desatada y los pinball licenciados copaban la mayor parte de la producción de estas máquinas, lanzándose tanto versiones de películas nuevas (Parque Jurásico, Demolition Man, GoldenEye, Batman Forever, Arma Letal 3…) como de películas de hacía años (Star Wars, Indiana Jones, incluso de La mujer y el monstruo). La fiebre “retro" fue tal que en 1993 llegó a lanzarse, con gran éxito, un pinball basado en la serie La dimensión desconocida.

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Cuando las nuevas videoconsolas como la Sony Playstation condujeron a la desaparición de los salones recreativos, los pinball también cayeron en popularidad. Hasta la histórica compañía Gottlieb tuvo que cerrar, siendo su última creación, la máquina basada en la película Barb Wire.

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Barb Wire

Solamente la japonesa SEGA aguantó un poco en el mercado, ya que al haber perdido la batalla de las videoconsolas, encontró en los últimos recreativos una tabla de salvación temporal y lanzó adaptaciones como Godzilla o Starship Troopers.

Esos últimos esfuerzos de SEGA llegarían hasta nuestros días, cuando su división de máquinas de pinball fue vendida y renombrada como Stern Pinball, prácticamente el único fabricante que existe a día de hoy. En los últimos años, esta compañía ha lanzado juegos como Iron Man, Los Vengadores o el Star Trek de J.J. Abrams, así como máquinas basadas en series como Juego de tronos o The Walking Dead, pero el mercado ahora es insignificante comparado con el que hubo a principio de los años 90, cuando todas las películas de éxito tenían su equivalente en “máquinas de petaco”. De hecho, es bastante raro que consigas ver estas últimas máquinas fuera de EE UU.

Iron Man
Vengadores
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