'Spartacus': Sangre (sexo) y arena

Año 70 A. C. ¿Tetas siliconadas y pectorales anabolizados? ¿Esclavos sexuales? ¿Gladiadores gays? Esta noche a las 22 horas, Espartaco vuelve a tu televisor en Canal +
'Spartacus': Sangre (sexo) y arena
'Spartacus': Sangre (sexo) y arena
'Spartacus': Sangre (sexo) y arena

El Club de la Lucha ya existía en Roma. Las apuestas clandestinas enfrentaban a la peor calaña en los malolientes y húmedos fosos, la réplica cutre-gore (y escondida en los subsuelos) de los gigantescos cosos al aire libre, donde los auténticos gladiadores saludaban antes de morir. O eso es lo que nos quiere hacer creer Sam Raimi (director de Posesión infernal y Spider-Man), uno de los productores de esta ultramoderna (y excesiva) versión del clásico Espartaco. Olvídate del pecho palomo de Kirk Douglas, de las ostras y los caracoles, y del lema de la película de Kubrick: “El sacrificio de Espartaco se convirtió en el triunfo de la Humanidad”. Spartacus: sangre y arena, la serie, arrampla con todo esto y lleva hasta el paroxismo la violencia, el sexo y la muerte.

Un ejemplo. Batiato, el dueño del ludus –el lugar donde los esclavos se entrenan para gladiadores– urde una venganza en la que una de las víctimas es un niño. “Mataremos hombres, mujeres,

niños… si la historia lo requiere”, decía tajante el creador, Steven S. DeKnight. “Para mí lo importante es la historia. No me importan el color de la piel, el género o la orientación sexual”, comentaba. Y es que si de algo puede presumir esta Spartacus del siglo XXI es de haber sacado del armario a los fornidos gladiadores. “En la serie hay homosexuales y bisexuales, como ocurre en la actualidad”, decía. DeKnight mostró una escena de sexo-en-el-ludus de una pareja gay a uno de los directivos de Starz, el canal que estrenó la polémica serie en enero en EE UU. El jefazo, sorprendido, le recriminó: “¿Esperas que me crea que la homosexualidad fue inventada por los romanos?”. “¿Qué crees –le contesté– que se creó en un laboratorio? Por el amor de Cristo”.

ESPARTACO, MÁQUINA DE MATAR

Si en la película de Kubrick, Espartaco (Kirk Douglas), un esclavo tracio que trabaja en una cantera, es comprado por Batiato (interpretado por Peter Ustinov, que se llevó un Oscar) y en el ludus se enamora de una esclava (Jean Simmons); en la serie, el futuro héroe rebelde (el ex modelo y actor Andy Whitfield) es un guerrero tracio casado, cuya mujer (Erin Cummings) es secuestrada y vendida por los romanos. Si Douglas se peleaba una sola vez cuerpo a cuerpo antes de escapar, en la serie, el titán muestra su furia en tantas ocasiones que uno pierde la cuenta. Condenado a sobrevivir para rescatar a su mujer, este Espartaco se transforma en una

sanguinaria máquina de matar, que lo mismo empala cabezas que mutila brazos y piernas, sin compasión. “Al principio –confiesa Andy Whitfield– es un shock ver tanta violencia y sexo. Pero pronto lo entiendes: era lo normal en esa época”.

Aunque pueda parecer lo contrario, al actor no le eligieron por su cuerpazo: tuvo un mes para

prepararse (su mujer es entrenadora y hasta su tabla de ejercicios fue publicada por la revista

Men’s Health). Y uno se pregunta al verle: ¿todo eso es real o estamos ante una 300 televisiva? Ya saben, la hiperrealista peli de Gerard Butler con la tableta retocada por ordenador. “Rodamos con la llamada phantom camera, a mil fotogramas por segundo crea una imagen a cámara lenta. Algunas escenas no se hacen por razones de seguridad, pero sí me golpeé contra el suelo varias veces y peleé con la espada, algo difícil”, explica. Por no hablar de los desnudos, claro. “En Nueva Zelanda donde rodamos hacía frío. Por la mañana me rociaban con agua para que pareciera sudoroso. No teníamos donde esconder ningún defecto”. Como si los tuviera… Sin embargo, la escena “más complicada” no fue sangrienta. Todo lo contrario. “La orgía –reconoce– con todos los actores desnudos. ¡Fue complicado acordarse de los diálogos!”.

"SOY UN MENTIROSO HIJO DE PUTA"

Pero que las palabras del actor no lleven a engaño. Espartaco ama a su mujer y se aleja de las tentaciones, aunque conviva con ellas. No así su jefe, el ambicioso dueño del ludus, un John Hannah, inmenso. “La gente le conoce por La momia y tuvimos mucho cuidado al perfilar el personaje”, explica DeKnight. “Al principio te cae bien, parece desvalido. Luego vemos otros matices. Y desde el episodio seis se nos muestra su lado más perverso”. Él y su mujer, Lucrecia (Lucy Lawless, la famosa Xena: la princesa guerrera), abusan sexualmente de las esclavas, las utilizan a placer. Ella, además, también se lo monta con el gladiador más cañón, Crixo (Manu Bennett), que tiene algunos de los desnudos integrales más aplaudidos ahora mismo de la televisión.

Dice Hannah: “Interpreto a un tortuoso, mentiroso y tramposo hijo de puta. ¡Es grande!”. ¿Y cómo se lleva el despelote ante tanto músculo untado en aceites? “Soy el más viejo de todos, el más gordo, con la peor dentadura, porque soy escocés”, bromea. “Las escenas de sexo tienen una coreografía, como si estuviéramos bailando. Un poquito de excitación, y ahora un poquito de tetas, un poquito de culo…”, se ríe. ¿También en una escena de felación? “Ella estaba agarrando un pene imaginario… ¡eso sí, con dos manos!”. ¿Y para los que os tachan de pornográficos? “No creo que lleguemos a eso. Hay desnudos y sexo porque es un mundo depravado e inmoral. Cuando esa clase de gente quiere algo, matan y joden. En términos metafóricos y literales… Más bien, literales, sí”. Además, oír decir al romano Batiato frases como: “Besas mi mejilla para meterme el dedo en el culo”, no tiene precio.

EL FUTURO DE LA SERIE

Con unas imágenes casi místicas, como pinturas al óleo; con escenas ralentizadas y flashbacks oníricos; con cuerpos sudorosos, la sangre salpicando la cámara y combates jaleados con música rock (son ídolos de masas), el fenómeno Spartacus no ha hecho más que empezar. El inicio en abril del rodaje de la segunda temporada (Spartacus: la venganza) se canceló por la enfermedad del protagonista (a Andy Whitfield le diagnosticaron un cáncer). En su lugar, Starz anunció en mayo una precuela de seis episodios que se centraría en Batiato y su mujer, en cómo crearon el ludus antes, incluso, de la llegada de Crixo. Un aperitivo de lo que está por llegar, porque después de lo visto, ¿cómo será la venganza de Espartaco? Miedo da.

Mariló García

[ENCONTRARÁS MÁS INFORMACIÓN SOBRE SPARTACUS: BLOOD AND SAND EN EL NÚMERO DE JUNIO DE CINEMANÍA]

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