'El nazi Iván el Terrible': el nazi que murió condenado y absuelto por el Holocausto

La serie de Netflix aborda uno de los casos más inquietantes de depuración de criminales nazis después de la guerra: ¿fue John Demjanjuk culpable o no?
'El nazi Iván el Terrible': el nazi que murió condenado y absuelto por el Holocausto
'El nazi Iván el Terrible': el nazi que murió condenado y absuelto por el Holocausto
'El nazi Iván el Terrible': el nazi que murió condenado y absuelto por el Holocausto

A ojos de sus vecinos, John Demjanjuk era un anciano jubilado totalmente normal. El hombre, ucraniano de origen, llevaba varias décadas residiendo tranquilo, junto a su familia, en una casa ubicada en los suburbios de Cleveland, Ohio. Pero su apacible rutina terminó el día de 1985 que 11 supervivientes del Holocausto, uno tras otro, le identificaron en una foto como Iván el Terrible, un cruel guardia del campo de Treblinka, construido por los nazis al noreste de la Polonia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Ese verano de 1985, el sueño americano de Demjanjuk se hizo trizas. La Oficina de Investigaciones Especiales –institución que en EE UU se ocupa de investigar a posibles criminales de guerra– había reunido indicios contra él, y la fiscalía decidió presentar cargos, acusándole de ser un exmiembro de las SS que había colaborado en decenas de miles de asesinatos en Treblinka entre 1942 y 1943.

Cuando el escándalo se destapó, la opinión pública se calentó y varios grupos de judíos empezaron a protestar en la puerta de la casa del acusado, con pancartas que rezaban mensajes del tipo ‘Nazis fuera de EE UU’. El presunto excriminal nazi fue detenido inmediatamente, aunque él siempre negó todos los cargos, asegurando que no era Iván el Terrible y que el suyo era un desafortunado caso de identidad equivocada.

Pero EE UU no tenía jurisdicción sobre John Demjanjuk, ya que este no cometió ningún crimen en territorio estadounidense, ni cometió crimen alguno contra estadounidenses, así que decidieron retirarle la nacionalidad y deportarle.

Finalmente, el gobierno israelí le extraditó en 1986, con la intención de juzgarle como criminal de guerra. Y su proceso judicial, que comenzó justo al año siguiente, se convirtió en el tema central de El nazi Iván el terrible (The Devil Next Door), la serie documental true crime que puedes ver en Netflix.

Dirigida por Daniel Sivan y Yossi Bloch, la docuserie recurre a numerosas imágenes de archivo y entrevistas para narrar, a lo largo de cinco episodios que se ven en un pispás, la historia de uno de los casos más polémicos derivados del Holocausto nazi.

El juicio contó con el testimonio de varios (de los pocos) supervivientes del campo de exterminio de Treblinka, que declararon en contra de Demjanjuk. “Vi a un hombre grande que estaba operando el motor. Ordenaron abrir las puertas y sacar los cadáveres. Este tal Iván salía de las salas de máquinas y nos golpeaba con su pipa. Aplastaba cráneos, cortaba orejas y torturaba a los prisioneros. Era inimaginable”, relató Pinchas Epstein, encargado en aquella época de llevar cadáveres de las cámaras de gas a los fosos.

Los abogados del acusado, sin embargo, intentaron cuestionar la veracidad de los testimonios, argumentando que estos se basaban en meros recuerdos de algo que había sucedido cuatro décadas atrás. Demjanjuk, por su parte, reconoció que sí que había estado prisionero en varios campos de concentración del régimen nazi, pero que nunca había ejercido de torturador; aunque sí había sido entrenado por los alemanes y obligado a ejercer de guardia.

Sea como fuere, el juicio –que duró un año y fue televisado (en directo) nacionalmente– concluyó en junio de 1987, con un veredicto de culpabilidad. Demjanjuk era Iván el Terrible. En 1988, el tribunal de Jerusalén encargado de juzgar al ucraniano le condenó a muerte por cometer crímenes contra la humanidad y el hombre, todo sea dicho de paso, escuchó aquel veredicto sin apenas inmutarse.

Sin embargo, cinco años después, el Tribunal Supremo anuló la sentencia cuando nuevas pruebas documentales halladas tras la caída del Muro de Berlín y proporcionadas por exguardias de Treblinka mostraron que otro ucraniano, un tal Ivan Marchenko, era probablemente el notorio Iván el terrible. Demjanjuk regresó entonces a EE UU y pudo recuperar la ciudadanía estadounidense.

Eso sí, la alegría le duró poco, ya que el gobierno volvió a revocar su nacionalidad después de que surgieran nuevas acusaciones y se le volviera a investigar. Varios agentes federales de inmigración se presentaron en 2009 en su casa para arrestarle y, poco después, el anciano fue deportado a Alemania.

Nueva acusación

La historia daba así un nuevo e inesperado giro. El supuesto criminal volvió a ser juzgado, esta vez ante un tribunal alemán, acusado de haber matado en 1943 a varias decenas de miles de judíos en el campo de exterminio de Sobibor, en la actual Polonia. Lo curioso es que ninguno de los supervivientes de Sobibor fue capaz de ubicar en ningún momento al hombre en aquella escena. ¿En qué se basó entonces el caso? Fundamentalmente, en varias pruebas documentales –no demasiado contundentes– y en el testimonio de varios familiares de víctimas asesinadas en el campo.

El documental recoge el momento en que, en mayo de 2011, el tribunal de Munich condenaba a Demjanjuk a cinco años de prisión. Pero el presunto criminal murió en una residencia de ancianos alemana a los 91 años, mientras esperaba el resultado de una apelación. “El problema es que Demjanjuk murió entre su condena y su apelación. De acuerdo con la ley alemana, finalmente él murió bajo la presunción de que era inocente. Así que toda esta historia quedó inconclusa, desde todos los ángulos”, apostilla el fiscal del estado israelí Michael Shaked.

Hasta entonces solo podía haber una condena por crímenes nazis si se probaba la vinculación directa del imputado. Por lo tanto, aquella sentencia del tribunal de Múnich sentó jurisprudencia y cambió las cosas. “Sin soldados que ejecuten el genocidio no hay Holocausto. Cualquier tipo de participación del sistema te convierte en cómplice del asesinato y atrocidades en contra de los judíos. Pasaron sesenta años, y más, para que pudiéramos decir eso”, apunta en el último capítulo de la miniserie el profesor de derecho Lawrence Douglas.

Ahora bien, ¿fue entonces John aquel terrible torturador nazi? ¿O le tocó, por el contrario, ser el cabeza de turco de una terrible conspiración? Nadie lo sabe a ciencia cierta, y tampoco es que el documental aporte nuevos datos o resuelva los misterios en torno al caso. Sea como fuere, merece bastante la pena ver la serie, aunque solo sea por su capacidad para recordarle a los olvidadizos que, en un sitio no tan lejano, no hace tantas décadas, un puñado de tarados perpetraron el mayor caso de genocidio de la historia de la humanidad.

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