'Juego de tronos' cumple diez años: así nos dejó la serie que pudo reinar

El punto final de 'Juego de tronos' fue coherente y mediocre (y también un pelín aburrido). Pero qué más da, hizo historia.
La serie que pudo reinar (la vida después de 'Juego de tronos')
La serie que pudo reinar (la vida después de 'Juego de tronos')
La serie que pudo reinar (la vida después de 'Juego de tronos')

[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE 'JUEGO DE TRONOS']

Como Daniel Dravot en El hombre que pudo reinar, los delirios de grandeza de Daenerys han acabado convirtiéndola en un personaje trágico y ridículo. Su forma de acariciar el trono y la dificultad de la actriz para disimular que se cree el arco de su personaje le quitan a la hija del Rey Loco toda la credibilidad posible. Era mejor matarla, quién lo hiciera es una de las dos sorpresas (o giros de guión) que Benioff & Weiss se guardaron para el último episodio de Juego de tronos. La otra sorpresa era, por supuesto, quién se acabaría sentando en dicho trono (o los restos del mismo).

La serie más importante de la segunda década del siglo XXI

La serie que pudo reinar (la vida después de 'Juego de tronos')

La primera década fue de Perdidos. Pero lo de Juego de tronos ha sido un hito absolutamente indescriptible Lo que comenzó siendo una serie de perfil bajo basada en una saga famosa para un nicho de lectores a la que HBO quería poner cierto cariño (y ambición) se ha convertido en un evento generacional que ha cambiado vidas… Porque las ficciones y sus personajes cambian vidas, claro.

Cada capítulo de las temporadas 7 y 8, todos ellos criticados por los puristas de la narrativa y la coherencia audiovisual, se han vivido sin embargo como el espectáculo cinematográfico que son, el mayor visto en televisión hasta ahora.

Juego de tronos es la serie más comentada de la historia, cientos de hilos en Twitter desgranaron cada línea de guion, se recuperan viejas escenas y diálogos de años atrás. Se habló durante semanas sobre su final y una última temporada que muchos espectadores quisieron cambiar dictados por las exigencias de su propia imaginación. Hasta aquí llega la locura de este fenómeno de la cultura pop.

La serie basada en los personajes de George R. R. Martin ha hecho algo dificilísimo, conquistar a todo tipo de público, desde La Abuela de Dragones hasta los amantes de David Simon (que vieron muescas del desenlace de The Wire en el final) y por supuesto a todos los espectadores y lectores hambrientos de buen género fantástico y de aventuras en televisión.

¿Cómo lo ha hecho? Con un equilibrio casi imposible que durante casi una década ha consistido en mezclar varios géneros, intrigas palaciegas, mucha carne y mucha sangre. Construir una ficción adulta donde los personajes son los que van avanzando y escribiendo su propia historia que es también la de los espectadores. Todos los géneros para todos los públicos.

La última serie en romper las reglas

La serie que pudo reinar (la vida después de 'Juego de tronos')

La primera fue Twin Peaks, la serie definitiva que por fin convirtió la televisión en un lugar donde la ficción también podía ser arte y espectáculo, la serie que inventó la adicción por las series y que sentó a tres generaciones distintas en el salón preguntándose qué demonios había pasado con Laura Palmer aunque realmente eso importara bien poco. Casi igual que el Trono de Hierro.

Vinieron muchas más series que rompieron distintos moldes, la última fue Perdidos. Con la serie creada por J. J. Abrams aprendimos que la forma de narrar podía retorcerse hasta límites casi infinitos sólo marcados por los flashback y los flashforward. Y después Juego de tronos nos enseñó que se puede romper una de las reglas básicas del relato serial: matar a cualquier personaje esencial sin que el propio relato sufra. Es cierto que esto ya lo hizo Hitchcock con Psicosis, inventando de paso el spoiler, pero la carnicería de Juego de tronos no puede compararse con nada visto y sufrido hasta entonces.

Ese es un regalo cruel y maravilloso de Martin y los dos showrunner que la mitad del planeta Tierra ha querido crucificar.

El derrumbe de una civilización y el inicio de otra

La serie que pudo reinar (la vida después de 'Juego de tronos')

Finalmente fue Jon Nieve quién le clavó el puñal en el estómago a Dany… Podía haber sido Tyrion,  podía haber sido Arya… Pero los guionistas decidieron que en el fondo Jon no es ningún pusilánime. Es un momento bellísimo rodado con un cariño inabarcable y donde Drogon protagoniza uno de los instantes más tristes y desgarradores de la serie fundiendo el dichoso Trono y largándose con el cadáver de su reina a cuestas.

El otro giro que les quedaba por dar a los creadores era quién sería el nuevo Rey o Reina sin trono. En una escena escrita a la perfección, donde Tyrion tiene el protagonismo que merece y su inteligencia vuelve a relucir entre las mentes más poderosas de Poniente, se hace mención a la importancia, cómo no, del relato. Lo que nos ha llevado hasta aquí, el relato de cómo ocurre el derrumbe de una civilización para dar comienzo a otra.

Finalmente es Bran El Tullido quién es elegido como Rey. El personaje más raro de toda la serie, el más fuera de lugar, el que recuerda a los espectadores que lo que están viendo es pura ficción (quizá a posta), el contenedor de todos los relatos posibles, pasados y futuros, es el nuevo Rey de, eso sí, seis reinos. Sansa se queda con su parte del pastel.

Y así termina un ciclo, con Jon Nieve volviendo a la Guardia de la Noche, con Arya la exploradora poniéndose en la piel de Colón y con Tyrion reinando desde la silla de la mano de rey con sus amigotes, hablando de burdeles, de pobres y de armas. Nada sigue igual y nada ha cambiado. Lo que le depara a este Invierno en Poniente es quizá lo mismo pero contado de otra forma, igual que lo que ocurre en Baltimore tras la jubilación forzada de McNulty, la redención de Bubbles o la muerte de Little Omar.

Al final todo depende de quién nos cuente el relato y cómo nos lo cuente. Este, sin ninguna duda, nos cambió la vida.

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