River Phoenix, el último actor 'póstumo'

Se anuncia para 2012 el estreno de 'Dark Blood', la película en la que Phoenix estaba trabajando cuando falleció en 1993. Recordamos otros casos de actores que completaron su trabajo después de muertos. Por HÉCTOR LLANOS MARTÍNEZ
River Phoenix, el último actor 'póstumo'
River Phoenix, el último actor 'póstumo'
River Phoenix, el último actor 'póstumo'

Noticia sorpresa. River Phoenix vuelve al cine. Casi veinte años después de su muerte, el protagonista de Mi Idaho privado será otro actor resucitado por Hollywood. Si todo sale según lo planeado por el director de su cinta inacabada, el holandés George Sluizer, Dark Blood se estrenará en 2012, con la reedición del material disponible y la ayuda del propio Joaquin Phoenix impostando la voz de su hermano.

Por muy macabro que resulte, la industria del cine ha combatido la muerte prematura de sus estrellas con mayor o menor suerte –o llámese imaginación o recursos– y no nos ha privado de nuestros ídolos, a mayor gloria de la taquilla. Aunque cuando se ha tratado de revivir a clásicos del celuloide, la jugada no se ha traducido en mayor recaudación en taquilla. Así se recuperó a Marlon Brando como Jor-El, en Superman Returns (2006), una película que ni su propio director Bryan Singer quiere ver de nuevo, y se resucitó a Laurence Olivier para dar réplica a Jude Law y Gwyneth Paltrow en Sky Captain and the World of tomorrow (2004).

Pero en algunas ocasiones, la “vuelta a la vida" del actor protagonista han salvado producciones que nunca hubiésemos querido perdernos. George Stevens necesitó que un famoso imitador de voces, Nick Adams, doblara a James Dean en las escenas finales de Gigante (1956), ya que para entonces el actor ya había realizado su último viaje sobre su célebre Porsche 550 Spyder. El mítico Oliver Reed, murió durante el rodaje de Gladiator (2000) tras una de sus impresionantes borracheras y un posterior ataque al corazón, lo que obligó a Ridley Scott a crear digitalmente algunos de sus diálogos con Russell Crowe.

La misma técnica emplearon en Los Soprano para rodar un último encuentro entre Tony y su madre Livia, interpretada por Nancy Marchand. El resultado no fue muy logrado, pero permitió continuar con la trama de la serie unas cuantas temporadas más. Igual de nefasta fue la solución en el western del cómico John Candy, Caravana al este (1994). Aún así todos ellos quedan a años luz de la chapuza –otra más- del entrañable Ed Wood, quien intercaló sin disimulo a Béla Lugosi por un sustituto de parecido más que cuestionable en lan 9 from outer space” (1956), como quedaba bien explicado en la película con la que le homenajeó Tim Burton.

Mucha más imaginación le puso Terry Gilliam. Harto de sus rodajes malditos –el reincidente The Man Who Killed Don Quixote, sin ir más lejos, prefirió sustituir al fallecido Heath Ledger por gente de carne y hueso, a pesar de la cantidad de efectos digitales de El imaginario del Doctor Parnassus (2009). Completaron las partes no rodadas Jude Law, Colin Firth Farrell y Johnny Depp, quien toma el relevo de Ledger en la siguiente escena.

La que no necesitó de sustitutos fue la cantante y actriz Aaliyah, quien ya había terminado su participación a falta de doblarse en algunas escenas en La reina de los condenados (2001) cuando la avioneta en la que viajaba se estrelló en las Bahamas. El estreno en las salas de la cinta le trajo de nuevo a la vida, de un modo no muy agradable, ya que interpretaba a una pérfida vampiresa en esta adaptación de la novela de Anne Rice. Nada se pudo hacer para rescatarla en las secuelas Matrix Reloaded y Matrix Revolutions, en las que tenía prevista su aparición.

Si la tecnología hubiera estado tan avanzada cuando Bruce Lee murió en medio de la producción de la que iba a ser la mejor película de artes marciales, Game of Death (1978), sus fans se hubieran ahorrado un disgusto al ver en qué quedaron los 40 minutos rodados por su ídolo, alargados hasta convertirse en un largometraje. Gafas de sol y escasa iluminación fueron los raquíticos recursos de Robert Clouse para competir con la ausencia de Lee. En el caso de su hijo Brandon Lee, algo de ordenador y la mayor presencia de los dobles que le suplían en las escenas de acción sirvieron paras terminar El cuervo (1994), cuando fue disparado el arma equivocada en el plató del filme de Alex Proyas.

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