¿Por qué 'Ant-Man' tiene al villano más flojo de Marvel?

Podría haber sido un desastre enorme, pero, contra todo pronóstico, Ant-Man acabó resultando una de las películas más disfrutables de Marvel. Pese al despido de Edgar Wright (quien al menos se dejó un guion muy disfrutable) y gracias al trabajo de Paul Rudd, Michael Peña, Evangeline Lilly y el resto del reparto, la cinta queda como una gran comedia de robos y miniaturismo con un único punto flojo: su villano. Ahora que se estrena la secuela Ant-Man y la Avispa, el director Peyton Reed ha explicado por qué Chaqueta Amarilla (Corey Stoll) queda como uno de los ejemplos más claros de personaje de cómic que pierde la gracia al llegar al cine.

En una entrevista con io9, Reed admite que el abandono de Wright y su colega Joe Cornish dejó al proyecto en mantillas, obligando a parchear la historia con elementos de épocas anteriores. "El villano [de Ant-Man] era un vestigio de la época en la que empezó ese proyecto, alrededor del tiempo de la primera Iron Man", explica el cineasta. Al igual que Ironmonger (Jeff Bridges) en el debut de Tony Stark, la idea era "tener un antagonista con poderes similares a los del héroe". 

Las palabras de Reed explican el resultado hasta cierto punto. Pero no aclaran por qué el Chaqueta Amarilla que vimos en el cine perdió casi todo lo que hacía especial al personaje en las viñetas, bien como álter ego maligno de Hank Pym (Michael Douglas), bien como Darren Cross, el millonario que necesita trasplantes de corazón para conservar sus poderes. En cualquier caso, el director asegura haber aprendido la lección, con lo que Fantasma (Hannah John-Kamen) sí nos dará sorpresas: "Esta vez sí hemos tenido tiempo de sacar la historia adelante, y yo estaba decidido a hacer algo diferente".