Muere Sergio Sollima, el último director de spaghetti western

No era Leone ni Corbucci, pero como ellos contribuyó de manera decisiva a la renovación del género en los años sesenta con títulos como 'El halcón y la presa' y 'Cara a cara'.
Muere Sergio Sollima, el último director de spaghetti western
Muere Sergio Sollima, el último director de spaghetti western
Muere Sergio Sollima, el último director de spaghetti western

Sergio Sollima estrenó El halcón y la presa en 1966, el mismo año en que Sergio Leone esculpía El bueno, el feo y el malo y Sergio Corbucci presentaba a Django. Así dejó la Santísima Trinidad del spaghetti western marcado a fuego sobre la arena su mejor año. De los tres sergios, sólo nos quedaba Sollima, quien falleció ayer en Roma a los 94 años. La prensa italiana ha recordado sobre todo su contribución a la cultura popular con la miniserie de aventuras para televisión Sandokán, uno de los mayores éxitos catódicos de los 70 en Italia que se propagó por el resto de Europa.

Sollima comenzó su andadura en el cine ejerciendo como crítico antes de pasarse a la dirección con filmes de espionaje como Agente S3S: Pasaporte para el infierno (1965) y 3S3, agente especial (1966), que firmó con el pseudónimo Simon Sterling.

Después de finiquitar la explotación europea de la mitología de espionaje bondiano con Consigna: Tánger 67 (1966), ese mismo año se pasó al spaghetti western con una de las grandes obras maestras del género: El halcón y la presa, protagonizada por Lee Van Cleef, Tomás Milián y Nieves Navarro, con banda sonora de Ennio Morricone (reutilizada por Quentin Tarantino en Malditos bastardos) y un duelo a tres bandas inolvidable.

No se hizo esperar la secuela ¡Corre, Cuchillo... corre! (1968), posterior a otro mítico título con presencia en cualquier antología del género: Cara a cara (1967).

Tras esa pequeña trilogía de sudor y arena, Sollima volvió a cambiar de género para abrazar el thrillers setentero: Ciudad violenta (1970) con Charles Bronson, El cerebro del mal (1972) y Revolver (1973) atestiguan su pulso antes de embarcarse en el cine de aventuras exóticas con la mencionada Sandokán y, para la gran pantalla, El juramento del Corsario Negro (1976). Cine de género entregado a los códigos, sin remilgos ni fisuras.

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