'Eso que tú me das': Pau Donés dirige a Jordi Évole en un documental único sobre el sentido de la vida

Pau Donés, cantante de Jarabe de Palo fallecido hace unos meses por cáncer, llamó 20 días antes de su muerte a Jordi Évole y le ofreció grabar una última entrevista.
[Málaga 2020] 'Eso que tú me das': Pau Donés dirige a Jordi Évole en un documental único sobre el sentido de la vida
[Málaga 2020] 'Eso que tú me das': Pau Donés dirige a Jordi Évole en un documental único sobre el sentido de la vida
[Málaga 2020] 'Eso que tú me das': Pau Donés dirige a Jordi Évole en un documental único sobre el sentido de la vida

No nos hemos equivocado con el titular. El propio Jordi Évole así lo aseguraba ayer, en la rueda de prensa del Festival de Málaga. “Yo creo que, en el fondo, el director de todo es Pau Donés. En la dirección aparezco yo, pero el director es él. Él es el que me llama, el que elige el sitio, el que decide luego subir a la montaña… Le faltó pasarme un cuestionario. Así que, si la peli no gusta, la culpa es de él”.

Jordi Évole es, sencillamente, el mejor entrevistador de nuestro país. Y uno de nuestros mejores periodistas. Por eso, en los primeros minutos de metraje, cuando se enfrenta al comienzo de la entrevista, visiblemente nervioso, frente a un Pau Donés enfermo y delgadísimo, emociona ver cómo se desnaturaliza, olvida lo que sabe, se abre y lanza un “es que no sé ni qué decir. Qué has hecho esta mañana”.

Eso que tú me das es duro. Durísimo. Mi abuelo murió de cáncer hace años. Es algo tan habitual que roza la anécdota, tiene valor semántico pero no traducción real. No es ni llamativo, todos tenemos un caso cercano similar. Pues bien, han tenido que venir estos dos señores para que yo entienda de verdad lo que es esta enfermedad. Para ver a alguien a punto de morir, sin frivolidades, para que me diese cuenta de algo que sospechaba: que durante la peor parte no estuve lo presente que debía. Recurro a este personalismo fácil para intentar transmitir lo directa que es esta charla, la excepcionalidad de su mensaje.

Quizá por esto Évole y su equipo, al que se refiere en varias ocasiones con cariño y admiración, tenían claro que necesitaba otro recorrido que no fuese el televisivo. Así, Eso que tú me das llegará a salas y su recaudación irá destinada a la investigación contra el cáncer. Ir de la mano de la ciencia era importante para sus autores, no únicamente con este gesto, sino también antes de empezar a grabar.

“Creo que es la primera vez que nos llega una entrevista. Vamos, nos llegan muchas, pero las rechazamos. Esta había que hacerla. Y eso que tenía dudas. Yo no soy oncólogo, no sabía qué tipo de consecuencias podía tener este tipo de entrevista en un paciente con cáncer”. Por esto, la primera conversación que se oye en este documental no es la de Pau y Jordi, sino la de su médica con Jordi, en la que le asegura que todo va a salir bien esa tarde.

Qué se puede decir. Jordi Évole y Pau Donés se conocieron gracias a una broma. En el programa de Buenafuente, tocaba Jarabe de Palo y Évole, en su papel de follonero, les reventó la actuación con varios vaciles. “Cualquier otro me hubiera partido la cara. Pau y yo nos hicimos amigos”. Necesitas dos mentes muy abiertas para construir este tipo de relación a raíz de algo así.

Qué se puede decir. Que Pau Donés es una inspiración, es todo sabiduría. Que su calma te resulta incomprensible. Que en la ausencia de rabia intentas encontrarte a ti mismo y no lo consigues, porque sabes que quizás sí te hubieses quejado, sí hubieses dejado un legado más gris.

“Ahora lloro todo el rato”, confiesa. “Me encanta llorar. Cuando doy un abrazo digo ¿con lloro o sin lloro?”. Évole lanza un último sentido de la cinta, por si necesitábamos todavía alguno más. “Creo que un chaval de doce años puede ver la pieza. Y puede ser muy útil para que encare la muerte como nuestra generación no la ha encarado, porque igual nadie nos ha hablado de la muerte así”.

No hay ni una gota de sentimentalismo extra en este documento, quizás como mucho algún momento de discrepancia con lo que Donés cuenta. Pero por encima de todo, es un baile constante entre la inspiración y la tristeza de ver sin voz al hombre que nos enseñó a gritar. Ahora bien. Si cuentas con los dedos las veces que se ríe Pau Donés, no te vale una mano. Qué bonito es eso, joder.

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