¿Los hombres que sí amaban a las mujeres?

‘En realidad, nunca estuviste aquí’ es una película donde un tipo dedica su tiempo a salvar a mujeres, pero Hollywood nos demuestra que sólo eso no es suficiente.
¿Los hombres que sí amaban a las mujeres?
¿Los hombres que sí amaban a las mujeres?
¿Los hombres que sí amaban a las mujeres?

La cinta de Lynne Ramsai es sobria, es oscura y muy violenta. Hay un protagonista que se llama Joe, interpretado magníficamente por Joaquin Phoenix, que es un ex marine trastornado, con un montón de pesadillas y que se ha impuesto la cruzada personal de liberar a mujeres, adolescentes y niñas explotadas sexualmente con un martillo. Uno martillo diferente para cada ocasión.

Es una película callada con un tono desgarrador que te cala hasta los huesos. Se sufre y se disfruta. Joe es el último gran héroe americano. Lo es porque sus motivaciones son honestas y puras. Salva a mujeres atrapadas en círculos de violencia y sexo porque a todas luces es uno de los problemas más graves del mundo y él ha decidido poner su granito de arena para solucionarlo, aunque sus métodos sean bestiales. Pero lo importante es que no actúa como el salvador definitivo, las mujeres no son damiselas en apuros. Joe es auténtico. No hay ninguna postura, no quiere compensación, actúa en la intimidad sin buscar recompensa que no sea enderezar un poco esta mierda de mundo.

Estamos ante un caso de un hombre, un héroe violento, que sí que ama a las mujeres. Que las ama bien. Sin embargo, Hollywood nos ha ido confundiendo en muchísimas ocasiones con héroes, o antihéroes, que actuaban como salvadores pero que en el fondo eran tipos rancios y machirulos pertenecientes al consagrado grupo de p**** rancias.

EL ANTIHÉROE

¿Los hombres que sí amaban a las mujeres?

La primera referencia que viene a  la cabeza después de ver En realidad, nunca estuviste aquí es Taxi Driver, de Martin Scorsese. Siendo ésta, como es, una obra maestra del Nuevo Hollywood no se puede comparar, pero está bastante claro que la película de Lynne Ramsay cuenta una historia parecida aunque en otro tono cinematográfico.

Pero lo que nos importa aquí son los héroes. Mientras Joe es un tipo respetuoso, serio y en sus cabales a pesar de todas las pesadillas y de todos sus impulsos, Travis es un sociópata, un auténtico cretino que trata a las prostitutas y a los homosexuales como basura, cuya visión de la mujer es la más equivocada posible. Su intento de cita con el personaje de Cybill Shepherd es desastroso y llega al punto álgido cuando la lleva a una sesión de cine porno. El hecho de que finalmente acabe siendo el héroe y salvador de varias esclavas sexuales es un gag majestuoso y negrísimo ya que durante todo la historia el guionista Paul Schrader no deja de construir al personaje como un ejemplo sombrío de masculinidad y hombría.

EL QUE ACTÚA POR AMOR

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Travis no nos engaña, no es un héroe, y por eso Taxi Driver es una obra maestra, pero Richard Gere en Pretty Woman sí engatusó a varias generaciones de espectadores haciéndose pasar por un galán romántico y salvador cuando no podía ser más rancio, machista y posesivo. Un tipo rico se enamora de una prostituta y con un buen fajo de billetes consigue salvarla de su miserable vida. La fantasía que esta película introdujo en las cabezas de su público es absolutamente retrograda. Porque no olvidemos que Gere no solo la paga para que le acompañe a eventos de trabajo (bien vestida, eso sí), sino también por tener sexo con él. Y ya si nos ponemos finos, solo una semana con el tipo rico en el hotel la valen para convencerse de que tiene que estudiar, plan que seguramente se queda en pause cuando Gere le convierte en su pareja.

Quién ama y salva a una mujer de una vida complicada y dura y lo hace con una humildad devastadora es Forrest Gump. Vale, no supera el test de Bechdel, pero en este análisis hemos decidido centrarnos en el papel del héroe y su amor por, en este caso, la heroína de la película.

No sabemos muy bien cómo trata Forrest Gump al resto de mujeres del mundo que no son su querida Jenny, pero nos imaginamos que lo hace con dulzura, curiosidad y respeto. Y sí, Forrest Gump ama a Jenny, la mujer de su vida, su primer y único amor. Pero no la persigue, no la agobia, ambos tienen vidas opuestas y a través de la reciente historia americana él se convierte en un triunfador a pesar de sus limitaciones y ella en un personaje oscuro y triste que no consigue superar el abuso que sufría de pequeña. ¿Y cómo salva Forrest Gump a Jenny? Sólo queriéndola incondicionalmente, sin más adornos que su fidelidad y amor puro. Cuando Jenny llega a un punto de no retorno se tira al vacío y la red es Gump. Ella siente por primera vez lo reconfortante que es que alguien te quiera tanto. Y eso le da las fuerzas suficientes para encontrar la felicidad y empezar a vivir de verdad una vida en la que no tiene por qué estar incluido su salvador.

EL HÉROE DE ACCIÓN

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Y para terminar este breve análisis, dos ejemplos opuestos sobre cómo ser un héroe de acción: James Bond y Mad Max.

Las películas de James Bond son sexistas por definición aunque sea solo por el bagaje cultural que arrastra. El héroe es un seductor que cosifica a las mujeres como meros objetos de belleza que, en la mayoría de los títulos, se convierten en un estorbo cuando comienza la acción. Hay tantos ejemplos de escenas machistas a lo largo de la saga que podríamos escribir un libro entero con ellos.

En un artículo de Álvaro Domínguez para Píkara se relata uno de los peores momentos aunque no identifica el título de la película. “James Bond tiene relaciones sexuales con la víctima de una red de trata, relaciones que, aún consentidas, no son por ello menos problemáticas”. Una clara situación de abuso de poder cuya intención no es otra que mostrar la clásica escena de seducción.

Mad Max es otra cosa, sobre todo el último Mad Max, el interpretado por Tom Hardy. Es un héroe solitario que huye del resto del mundo sean del sexo que sean, sin embargo, cuando se encuentra con Imperiator Furiosa surge un vínculo inquebrantable entre dos seres que no tienen nada que ver y que acaban admirándose y dependiendo el uno del otro mutuamente. Mad Max es un héroe de acción que trata a las mujeres con la misma indiferencia que a los hombres por el simple hecho de que él solo piensa en sí mismo. Hasta que deja de hacerlo por motivos obvios, Furiosa entra en su vida, el personaje femenino más potente de la historia del género. Mad Max es un hombre afortunado.

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