Los 'crímenes' de la TV contra el cine

Cortes en el metraje, anuncios ensordecedores, formatos mutilados... Repasamos los atropellos de la pequeña pantalla contra nuestros filmes favoritos. Por CINEMANÍA
Los 'crímenes' de la TV contra el cine
Los 'crímenes' de la TV contra el cine
Los 'crímenes' de la TV contra el cine

El canal madrileño laOtra, filial de la TV autonómica Telemadrid, ascendió al agente Jim Gordon (Gary Oldman) de capitán de policía a comisario durante la noche del 2 de mayo. Y no porque Esperanza Aguirre tenga mucha mano en las fuerzas del orden de Gotham City, sino porque la emisión de El caballero oscuro transmitida por la cadena omitió 40 minutos de la película, saltándose escenas cruciales de la obra de Christopher Nolan. De este modo, los espectadores regresaron del pertinente bloque publicitario encontrándose con la historia mucho más avanzada de lo que ellos recordaban. Algo que, según declaraciones de la emisora a CINEMANÍA, se debió a "un error".

¿Son atropellos como este moneda común en nuestras televisiones? Hasta este extremo, no. Pero si nos ponemos a observar 'delitos' de menor cuantía contra las películas que entran en antena, podemos observar diversas faltas de respeto al Séptimo Arte. A continuación, la lista de cargos: ¿cuál será el veredicto?

1.- ¿Quién se ha llevado mi Cinemascope?

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Durante mucho tiempo, cuando sólo había dos canales, el crimen contra el cine más señalado en la TV de aquí era el recorte de las películas para amoldarlas a las dimensiones del televisor. Es decir, que del formato original de la imagen (que suele oscilar, para una proyección de cine, entre el 1:85.1 y el 2:39.1) se pasa al formato cuadrado de 4:3, haciendo desaparecer buena cantidad de la información contenida en cada plano. ¿Mala fe por parte de las cadenas?

Alejandro Flórez, director de adquisiciones y producción ajena de laSexta, afirma que muchas veces la culpa no es de las teles, sino de la propia distribuidora de la película: "No siempre el distribuidor dispone del formato original para TV, por increíble que parezca", nos dice. Después, apunta a otra causa de esta práctica: la mala gana del propio espectador al ver que su pantallón está ocupado por los dos espacios en negro que delimitan la imagen. Hubo un tiempo, explica, en el que "el espectador aceptaba mejor la 'pantalla completa' que 'las barras'".

Sin embargo, aquí podemos incluir una nota de esperanza: el auge de los aparatos de pantalla panorámica (formato 16:9) están acabando con esta costumbre. "Los televisores son cada vez más grandes, y los formatos originales encajan mejor", remacha Flórez.

2.- Un montón de publi con trocitos de película

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¿Sabías que la Comisión Europea ha expedientado a los organismos audiovisuales de España por exceso de publicidad en televisión? Pues así es: la vigente directiva Televisión sin fronteras establece un tope de 12 minutos para las pausas publicitarias, mientras que entre cada uno de estos bloques debe mediar un mínimo de 20 minutos de emisión ininterrumpida. Huelga decir que, muchas veces, nuestros canales televisivos no respetan esta normativa. "Todo esto comenzó cuando llegaron las televisiones privadas", observa Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores FACUA.

Pero, como nos recuerda Rubén, esta manía publicitaria tiene un aspecto aún peor: "Las cadenas interrumpen las películas en los momentos de mayor tensión, para así mantenerte pegado a la pantalla y evitar el zapping", explica. "Y, cuando vuelven de los anuncios, un error técnico puede llevarles a 'comerse' unos segundos de la película". Insistimos: estos cortes se suelen llevar a cabo en los momentos culminantes de cada filme.

3.- Películas silenciosas, anuncios a todo volumen

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Otro clásico de nuestras retransmisiones, sobre todo cuando se proyectan filmes añejos. Uno está tan a gusto viendo (por ejemplo) El halcón maltés, los murmullos de Humphrey Bogart y Mary Astor le obligan a subir el volumen... Y, cuando llega el corte publicitario, la diferencia de niveles entre la venerable película y un anuncio atronador le hace dar un respingo en el sofá.

Aunque en España no se han tomado aún cartas en el asunto, el Congreso de los EE UU aprobó en 2010 una medida que limitaría este chorreo de decibelios en la publicidad televisiva. Pero ojo: aquí no sólo estamos hablando de un incremento interesado del volumen, sino de la carencia de un estándar internacional para las emisiones de audio y del uso indiscriminado de técnicas como la compresión sonora, que reduce las diferencias entre los puntos más y menos ruidosos. Dado que la compresión suele reducir el nivel general del audio, un técnico de TV puede verse obligado a incrementar el volúmen de un anuncio (lleno, por lo general, de música) hasta niveles inaudibles.

4.- Actores tan versátiles que hasta cambian de voz

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Como tantas otras cosas, este síndrome es algo que debemos a la censura cinematográfica del Franquismo: cuando una cadena de TV emite una película que fue sometida a cortes en su día, muchas veces se encuentra con escenas eliminadas que no cuentan con un doblaje original. ¿La solución? En el mejor de los casos, respetar el sonido original y emitir el fragmento subtitulado, o bien doblar de nuevo el filme. En el peor, doblar apresuradamente la escena con actores low cost y malas técnicas de grabación, con el consiguiente susto y la pérdida de calidad general.

5 .- Reduciendo una película a su mínima expresión

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El 12 de junio de 2010, Antena 3 emitió la película Luchando contra el tiempo en su programación de mediodía. El filme, una tv movie, dura más de 90 minutos en su versión original... Pero no en la de la cadena, que se las apañó para reducir su metraje hasta una hora, con los pertinentes recortes publicitarios. No era la primera vez, ni la última, en la que se daba este caso en un canal de TV español. Podéis ver un completo estudio de este caso, y otros similares en este post de El gato volador.

Sin embargo, no hace falta remitirse a atentados de este calibre para hablar de recortes de películas en televisión. Porque, ¿hace cuánto tiempo que no ves un filme con sus créditos finales íntegros en la pequeña pantalla? "Al no poder insertar los títulos en la película, como hacen con sus propias producciones, las cadenas suelen recortar los créditos, y a veces también los aceleran para reducir el minutaje de la película", remacha Rubén Sánchez. Está claro que, para llenar su parrilla de programación, hay quien hace lo que sea.

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