La maternidad en el cine: una historia sin final feliz

Entrevistamos a la directora y crítica de cine feminista Laura Mulvey aprovechando su seminario en Filmadrid sobre la representación de la maternidad en el cine
La maternidad en el cine: una historia sin final feliz
La maternidad en el cine: una historia sin final feliz
La maternidad en el cine: una historia sin final feliz

“¿Es la explotación fuera de casa mejor que la opresión dentro de ella? ¿Cuánto de necesario es para una mujer ser madre? ¿Es la familia un obstáculo para la liberación de la mujer? ¿Qué relación tiene la lucha de la mujer con la lucha de clases? Preguntas como estas, a bocajarro, daban vueltas –no es una metáfora, sino un paneo literal– en la segunda película de la cineasta y crítica de cine feminista Laura Mulvey, uno de los iconos del Movimiento de Liberación de la mujer de los años 70. Riddles of the Sphinx se proyectó en la tercera edición del Festival Filmadrid, donde la teórica impartió el concurrido seminario “Mujer y cine: Una mirada a las representaciones de la maternidad a través de la imagen y la narrativa” –“la joya de la corona del certamen”, según los organizadores, y damos fe de que así fue.

“Riddles of the Sphinx estuvo desaparecida durante mucho tiempo y yo no había vuelto a pensar en ella hasta que salió en dvd. Ahora quiero volver a verla y enfrentarme a aquellas preguntas de entonces”, cuenta la directora de esta pieza de culto avant-garde codirigida con Peter Wollen. El seminario, impartido entre el 12 y el 15 de junio en la Universidad Complutense de Madrid, no contestó a estas preguntas tan misteriosas y enrevesadas como la esfinge del mito de Edipo, pero sugirió cómo el cine lo ha intentado a lo largo de su historia. Empezando por Imitación a la vida, el gran melodrama de Douglas Sirk, y siguiendo con los documentales The Arbor y Un’ora sola ti vorrei y el drama iraní Under the Skin of the City, la teórica reflexionó sobre conceptos como el silencio, la compilación, el palimpsesto, el reciclaje, el tiempo no lineal o la cancelación del futuro en la representación de la maternidad en el cine, una maternidad que siempre –ya sea por ausencia o por exceso– termina siendo fallida. Pues como decía Laura Mulvey en Riddles of the Sphinx: "Las mujeres en la sociedad patriarcal han de enfrentarse a un constante devenir de desafíos y acertijos, dilemas que son difíciles de solventar porque la cultura en la que han de pensar no es la suya".

Has dicho en alguna ocasión que Visual and Other Pleasures es un ensayo que consideras antiguo. ¿Por qué obra tuya preferirías que se te conociese ahora?

Probablemente, mi último libro, Death 24x a Second. En él intenté reflexionar sobre el público más allá de Visual and Other Pleasures. El libro trata sobre el espectador interactivo y cómo tiene un nuevo poder para intervenir en el fluir narrativo de la película, pudiendo parar, volver atrás y repetir ciertas secuencias. La nueva tecnología permite dar una nueva vida y un nuevo significado a películas antiguas.

El digital, como has dicho también, abre la puerta a un nuevo espectador.

Sí, pero en ese libro lo que me interesaba era la relación entre lo nuevo y lo viejo. No me centré en las maneras en las que la nueva tecnología abría nuevos modelos de filmar sino en el espectador. Cuando escribí Visual, el espectador estaba totalmente subordinado al lenguaje cinematográfico. Me parece que desde que la tecnología ha permitido que el espectador intervenga con la obra el poder ha cambiado de lugar, de la película al espectador. El argumento de que las películas deberían ser vistas en el formato en el que se concibieron, y de que deberían ser proyectadas en su propio formato, así que a mí este proceso me parece uno de violencia y liberación. Un acto de violencia para la película pero casi siempre libera algo de ella que probablemente no se hubiese sido visto antes.

Hablando de maternidad, tus teorías, y en general el movimiento de liberación de la mujer de los 70, las teorías psicoanalíticas tienen un papel crucial.

No creo que el psicoanálisis haya tratado de una manera adecuada la maternidad. Creo que es el gran punto ciego de la teoría psicoanalítica. Y eso fue lo que me interesó desde un primer momento del psicoanálisis, que no fue capaz de analizar las complejidades de la maternidad dentro de la simbólica lacaniana. En los 70 lo que nos interesaba era el patrón lacaniano en el que la madre, en el periodo pre-edípico, era dejada atrás siguiendo el esquema de la sociedad patriarcal. El psicoanálisis nos dio un lenguaje y una imaginería para concebir la falta de poder de la mujer, su caída en desgracia, lo que hizo que las mujeres hayan estado subordinadas al hombre durante tanto tiempo en la sociedad patriarcal.

¿Han surgido teorías más allá del psicoanálisis que os hayan brindado un lenguaje y una imaginería para acercaros a la maternidad?

Me hago esa pregunta de tanto en tanto. Últimamente, casi no me sirvo de la teoría psicoanalítica. Según me he ido interesando más y más por el tiempo y la temporalidad me ha ido interesando más esa parte del psicoanálisis y menos la del género y la sexualidad.

El tema del vacío aparece mucho también en el psicoanálisis. ¿Crees que es algo estrictamente femenino?

De nuevo, no creo que sea algo estrictamente femenino sino un síntoma de cómo la feminidad se vive en la sociedad patriarcal. Es decir, no hay algo esencialmente femenino como tal. Lo femenino sólo se puede reconceptualizar a través de la imaginación y la curiosidad.

¿Cuándo empezaste a interesarte por el tema de la maternidad? ¿Fue cuando fuiste madre o fue una inquietud teórica?

No fue cuando fui madre sino bastante después. Mi hijo nació en el 69 y no empecé a estudiar estos temas hasta el 72. Así que fue en pleno Movimiento de Liberación de las mujeres cuando fui introducida en el tema del feminismo. Pero desde ese mismo instante se convirtió en un viaje absorbente, en cuanto descubrimos que el psicoanálisis ofrecía un vocabulario y un marco conceptual para reflexionar sobre las cosas que nos interesaban en ese momento. Aunque afrontábamos esto con preguntas y como un reto, las cuestiones que explorábamos eran muy similares. Por ejemplo, cuál era la relación de la madre con el orden simbólico de la sociedad patriarcal, cómo el complejo de Edipo coloca a la mujer en la "no cultura", cómo la ansiedad del hombre por la castración constantemente reproduce la imagen de la mujer enmascarada, cosmetizada, como un objeto fetiche. Así que todas esas cuestiones las explorábamos a través del psicoanálisis. ¿Hay algo más allá de estas teorías? Me lo pregunto muchas veces y pienso que no me gustaría quedarme atrapada en esto para siempre, tiene que haber algo más en la vida. Pero creo que no lo he encontrado.

La maternidad en el cine: una historia sin final feliz

"¿Es mejor la explotación fuera de casa que la opresión dentro de ella? ¿Cuánto de necesario es para una mujer ser madre?". En 1977, en Riddles of the Sphinx, te hacías estas preguntas. ¿Has encontrado las respuestas después de todo este tiempo?

Lo que ha sucedido con Riddles of the Sphinx es que estuvo tan desaparecida durante tanto tiempo –los negativos cada vez estaban peor, habían perdido el color–, que yo no había vuelto a pensar en ella hasta que salió la edición en dvd. Esto ha hecho visible la película y muchas veces pienso que debería verla, no porque tengo que hacer un Q&A o presentarla en alguna proyección, sino para decirme a mí misma: “¿Qué es esto?”, “¿Qué son estas preguntas?”, “¿Cómo las respondemos proyectándolas en el futuro?”.

¿Hasta qué punto crees que la situación de la mujer ha evolucionado desde los años 70?

En los 70 éramos muy optimistas. Y, aunque la prosperidad de los 60 estaba entrando en crisis, no fue hasta el gobierno de Margaret Thatcher en los 80, que nos dimos de bruces con verdaderas turbulencias económicas y sociales que hicieron casi imposible que pensásemos en los términos en los que habíamos pensado hasta ese momento. Ese optimismo progresivo desapareció y de pronto nos parecía muy naif nuestro argumento de los 70 de que era importante relacionar la lucha de la mujer con la de clases. Entonces fue cuando empecé a interesarme por la imagen de la mujer, su representación. Es decir, que el cuerpo de la mujer era también un campo de lucha. Pero durante muchos años no me sentí verdaderamente preparada para tratar esa relación entre la lucha de la mujer y la de clase. La lucha de clases, como la habíamos entendido en los 70, había sido minada, destrozada por el ataque de Thatcher a la clase obrera.

La maternidad en el cine: una historia sin final feliz

Has hablado en el seminario del silencio en la representación de la mujer y la maternidad en el cine. ¿La incorporación de mujeres directoras al cine no ha acabado con este silencio?

Totalmente. Sólo la presencia de mujeres en el cine puede cambiar esta situación. Pero, en mi opinión, todavía no hay suficientes mujeres cineastas, debería haber más. Porque de momento no pueden construir la efervescencia, el momentum, en el que cambiar la manera de hacer y ver las películas. Todavía las mujeres trabajan en los márgenes.

¿Qué te parece que Wonder Woman sea la película más taquillera de la historia dirigida por una mujer?

Ah, acaba de estrenarse en Londres y mi familia fue a verla el domingo. Mi nieta tiene 13 años y le encantan los superhéroes. Pero, hablando en serio, sea lo que sea que pensemos de la película, sea buena o mala, de una imagen alternativa de la mujer, etc, lo que creo que conseguirá es que las chicas jóvenes se hagan ciertas preguntas sobre la representación de la mujer, la mujer como imagen o las mujeres como superheroínas.

¿Qué películas debería ver cualquier mujer?

Oh, dios mío. Las películas que me han influido a mí son las de Chantal Akerman. Necesito ponerme al día con las películas recientes dirigidas por mujeres, por ejemplo, las de Kelly Reichardt.

El último día del seminario hablaste de la madre idealizada. Últimamente en España ha habido un estallido de las #nomadres o de aquellas madres que resaltaban la problemáticas de la maternidad. ¿Ves un avance en ese sentido?

Oh, ¿de verdad ha ocurrido eso en España? Qué interesante. Sí que creo que en la sociedad postindustrial las mujeres lo tenemos muy complicado. Y, particularmente, como madres cuidando de niños en situaciones de pobreza. Muchas mujeres en Reino Unido viven de bancos de comida actualmente, el sistema educativo está colapsando, los refugios para mujeres maltratadas están desapareciendo por los recortes. Casi toda la red de seguridad para las madres está en un lugar muy frágil.

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