La chorrada de las galaxias: los 8 peores patinazos de Lucasfilm

"Los especiales Star Wars de Padre de familia parecen serios en comparación". Este comentario, exclamado por un redactor de CINEMANÍA ante las primeras imágenes de Star Wars Detours, debería dar una idea del nuevo espanto con el que Lucasfilm se dispone a atormentar a los fans de la saga galáctica. Han bastado con unos primeros clips de esta serie animada para que los warries se echen las manos a la cabeza: diseños feos y cabezones que hacen parecer feo hasta a Han Solo, humorismo tópico, guiones sin gracia... Vamos, lo que le faltaba a una franquicia tan amada como maltratada.

Así las cosas, es fácil pensar que las esperanzas depositadas en Kathleen Kennedy como nueva directora de la empresa han sido una vana ilusión. Pero nos equivocaríamos: desde sus orígenes, la historia de Lucasfilm ha estado plagada de despropósitos incalificables. Bien por avaricia, bien por un pésimo sentido de la oportunidad, George Lucas y sus secuaces llevan a cuestas una lista de patinazos que bate todos los récords. Con dolor y con humor, nos disponemos a repasarlos.

"Si tuviese tiempo, y un martillo bien grande, buscaría todas las copias para destrozarlas", dice George Lucas. Y, si es él quien lo dice, entonces es que estamos ante el mayor desastre de la historia de Star Wars, sin paliativos. Después de cosechar el gran taquillazo de 1977 con la primera entrega de la saga, y dado que aún quedaban unos añitos para el estreno de El Imperio contraataca, el patriarca galáctico cedió ante los cantos de sirena de la cadena CBS para realizar un programa navideño que, según Harrison Ford, "no existe". Pero vaya que si existe, y el propio Harrison lo sabe porque él participó en la catástrofe: el argumento del programa nos presentaba a un Han Solo que, en lugar de aprovechar la Nochebuena para emborracharse, acudía a la casa de Chewbacca en el planeta Kashyyyk para una celebración en familia. Carne de parodia desde su aparición, este mítico especial (jamás reemitido ni reeditado) batió todos los récords de vergüenza ajena, pero nos legó al personaje de Boba Fett, que debutó en un sketch de animación. Y, además, según Carrie Fisher, "es perfecto para cuando haces una fiesta en tu casa, la gente se apalanca y quieres que se vayan".

En contra de lo que pudiera parecer, los grandes batacazos de Lucasfilm no se limitan sólo a la saga Star Wars. Por ejemplo, seguramente habrás visto la genial American Graffiti, película dirigida por Lucas en 1975 que le permitió ganarse un hueco en Hollywood tras el fracaso comercial de THX 1138, cuya banda sonora volvió a poner de moda el rock de los 50 y que queda como su producto más entrañable, ¿verdad? Pues bien: ninguno de estos valores se aplican a su secuela. Porque, sí, American Graffiti tuvo una secuela. Cuya motivación fue (y os juramos que esto no es una broma) el éxito obtenido por Francis Ford Coppola con El Padrino II. Si su amigo y rival había hecho historia con la segunda aparición de Michael Corleone, pensó Lucas, él no podía ser menos, de modo que encargó este despropósito al primerizo Bill L. Norton. La película costó seis veces más que la primera parte y no recaudó ni la mitad, por más que en ella repitiese la mayor parte del reparto original (Richard Dreyfuss, el más listo, declinó la oferta) y Harrison Ford volviera a marcarse un cameo.

Como fans que somos de la saga, seguramente todos habremos oído la delirante versión space funk que Meco Monardo grabó del tema de John Williams. Bueno, pues ese disparate sonoro fue sólo la punta del iceberg: tres años más tarde, el propio Monardo rizó el rizo lanzando un álbum completo de villancicos con tema galáctico. Ahora bien: si piensas que obras maestras tan inolvidables como What Can You Get A Wookie For Christmas? o R2-D2 Wish You A Merry Christmas fueron productos piratas, sin el respaldo de 'Tío George', estás muy equivocado: en el disco participaron Anthony Daniels (la voz de C-3PO), el diseñador de sonidos Ben Burrt y el ilustrados Ralph McQuarrie, que se encargó de la portada. Y no sólo eso, sino que a Lucas le gustó tanto el resultado que pidió a Meco Monardo que incluyese su nombre en la portada del disco.

Por más que el propio Lucas afirme que El Imperio contraataca es la película de Star Wars que menos le gusta, y que El retorno del Jedi tenga sus defectillos, podemos decir que su trabajo entre 1981 y 1985 está libre de grandes descalabros. Ahora bien, cuando el patriarca galáctico quiso volver a meterse en harina, le salió una de sus peores meteduras de pata. Tomando a un personaje satírico de Marvel Cómics, un pato antropomórfico con mucha mala leche que fuma puros y se codea con los héroes de la casa, 'Tío George' trató de venderle al público una película 'familiar'. Lo cual viene a ser lo mismo que rodar un biopic de Carmina Ordoñez apto para todos los públicos: una misión imposible. Por si los momentos de violencia y las insinuaciones zoofílicas entre el héroe con plumas y Lea Thompson no fuesen suficientes, Howard, un nuevo héroe resultaba un pestiño confuso, nominado a siete 'Razzies', que recaudó lo justo para cubrir su presupuesto.

Seguramente, el mayor batacazo en la historia de Star Wars. Un error más gordo que Jabba el Hutt, capaz de disgustar incluso a los fans más acérrimos, y de mantener tanto a los aficionados como a los profanos haciendo chistes sin parar durante más de una década. Y no consistió en una película, ni en varias (aunque las precuelas tenían tela que cortar), sino en un personaje secundario bautizado por el hijo de Lucas y al cual su creador se esforzó por barrer bajo la alfombra en cuanto vio lo que se le venía encima. Para colmo, por si no fuese bastante con conseguir que millares de espectadores desarrollasen un sarpullido al escuchar las palabras "tusa" y "misa", Lucasfilm se cubrió de gloria licenciando juguetes como el de la imagen. Si esto no es crueldad, que venga Yoda y lo vea.

Pobre Sebastian Shaw. Como si no fuese bastante con llamarse igual que el malo de X-Men: Primera generación, este actor de larguísima carrera consiguió un momento para el recuerdo como el Darth Vader desenmascarado de El retorno... Sólo para que Lucas le barriese del mapa en la edición remasterizada del filme en favor de un Hayden Christensen barbilampiño. Por fortuna, Shaw no pudo dolerse por este desprecio, ya que había fallecido en 1994. Pero en sus ansias de retconear la saga una y otra vez, Lucas se saltó a la torera sus propias normas: ¿no se suponía que los Jedi se aparecen ante los vivos con la forma que tenían al morir? Y no nos vengas con que el alma de Anakin Skywalker falleció cuando le pusieron la armadura negra, George, que nos conocemos.

A estas alturas del partido, el anuncio de una edición "revisada y corregida" de la saga galáctica hace que incluso los warries más bregados se lleven las manos a la cabeza y hagan crujir los nudillos, esperando la nueva perejilada de George Lucas. Lo cual se puso más de relieve que nunca ante las primeras noticias de la edición de Star Wars en Blu-ray: ni los contenidos inéditos, ni los making of, ni siquiera la posibilidad de ver un cachito del Holiday Special (oculto como easter egg en los menús) fue bastante para compensar este momento de inefable bochorno. Una sola palabra, añadida de forma bastante chapucera al clímas de El retorno del Jedi, fue suficiente para provocar comentarios insultantes en foros de todo el mundo y toneladas de parodias en internet.

Antes de la aparición de Star Wars Detours, el último golpe sufrido por los warries de la vieja guardia fue la sección bailonga de este juego para Xbox 360. Porque, aunque no nos extrañase nada ver a Lando Calrissian moviendo el cucu a los sones de un tema disco de los 70, o a Han Solo ejerciendo de ligón de barra, la estética de pasos como el "Abrazo del Wookie" y las versiones de hits de Village People y Christina Aguilera cruzaban el límite entre la parodia afectuosa y la bufonada. Con lo grande que es el Universo Expandido, ¿no había alguna forma de hacerlo sin maltratar a los personajes emblemáticos de la saga?