¿Hay que fiarse de Tarantino cuando recomienda películas?

La israelí 'Big Bad Wolves' ha llegado a las pantallas españolas publicitada con la recomendación entusiasta de Tarantino. ¿Pero es ese criterio siempre fiable? Por DANIEL DE PARTEARROYO
¿Hay que fiarse de Tarantino cuando recomienda películas?
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¿Hay que fiarse de Tarantino cuando recomienda películas?

Esta semana se ha estrenado en nuestro país Big Bad Wolves, una estupenda comedia negra con revestimiento de thriller que es el segundo largometraje de los directores Aharon Keshales y Navot Papushado. Aunque el filme israelí está ya cerca de tener un año de recorrido y acumulación de premios en festivales internacionales (entre ellos el de Sitges, donde se llevó Mejor dirección y una Mención Especial a la música), lo que más ha pesado durante su campaña promocional (e, incomprensiblemente, se ha repetido en multitud de críticas) han sido unas declaraciones de Quentin Tarantino a salto de mata tras ver el filme durante el pasado Festival de Busán. "Es la mejor película del año", dijo un entusiasmado Tarantino a los directores en el encuentro con el público tras finalizar el pase. Tan sólo unos días antes ya había hecho pública su prematura lista con las mejores películas de 2013, donde obviamente todavía no estaba Big Bad Wolves para encabezar una clasificación que hasta entonces era alfabética.

No es nuestra intención dudar de la palabra del cineasta. Lo cierto es que Big Bad Wolves, además de ser un thriller valiente sobre un asunto espinoso y polémico —un hombre decide tomarse la justicia por su mano contra el principal sospechoso del asesinato y violación de su hija de una forma que haría temblar al Hugh Jackman de Prisioneros— y una dirección modélica, es evidente que tiene muchos elementos para hacer tilín al autor de Reservoir Dogs: historia de venganza, violencia explícita, humor negro, personajes contados, frases lapidarias, atmósfera asfixiante, incorrección política... Sí, tarantiniana parece un rato. ¿Pero es esto lo que podemos esperar siempre que oímos una película promocionada como una favorita de Tarantino? ¿Es ese gancho siempre fiable?

La infalibilidad de los clásicos

Es una práctica extendida que, cuando te gusta la obra de un director, quieras interesarte por las películas que le gustan a él y cuáles son las que más le influyeron. Razón de más cuando se trata de una filmografía tan dada a la batidora y remezcla de referencias como la de Tarantino, quien, como buen cinéfago verborreico, además no para de generar listas más o menos variables de 'Las mejores películas' o 'Mis películas favoritas' por géneros, décadas o lo que caiga. Aquí tienes unas cuantas para hacerte una idea. En estos casos se da poco margen para el error. Rio Bravo, El bueno, el feo y el malo, Carrie, Taxi Driver, Impacto, Luna nueva o La gran evasión siempre van a ser fáciles de defender ante cualquier tipo de espectador.

Grado de fiabilidad: Alto.

La tranquilidad del nicho

Cuando se trata de recomendaciones más específicas, como las mejores películas de samuráis, los mejores spaghetti western o lo mejor de la blaxploitation, ya entramos en arenas más movedizas debido a las características propias de cada género. No hablemos ya cuando se trata de las mejores escenas de muerte para Tarantino o las mejores secuencias en las que suena música de los 70 mientras un personaje sorbe la pajita de un batido. Al tratarse de títulos marginales rescatados del olvido, hay que tener en cuenta que su interés puede estar también limitado a ciertos aspectos. Es decir, que si te pones El asesino de Rosemary (Joseph Zito, 1981) sólo porque has oído a Tarantino hablar maravillas de una escena y luego te decepciona —tú sabrás—, quizás el problema lo tengas más tú que la película.

Grado de fiabilidad: Relativamente elevado.

La lucha de egos

Cuando Tarantino dio a conocer sus películas favoritas de 2011, también listó aquellas que menos le habían gustado. Algo que tiene todo el derecho del mundo a hacer, como cualquier persona. Pero cuando tu lista de peores películas incluye el que posiblemente sea el mejor western de la década (Meek's Cutoff, de Kelly Reichard) y en un picajoso apartado de "Buen intento" metes afinidades temáticas como Hanna (Joe Wright) o Drive (Nicolas Winding Refn), es probable que más de un lector levante la ceja. Porque las recomendaciones siempre son valiosas, pero cuando se convierten en lo contrario pueden resultar peligrosas. Sería una pena que un sólo cinéfilo se quedara sin ver cualquiera de esas tres películas sólo porque Tarantino no les dio el visto bueno.

Grado de fiabilidad: Irregular: tomar con cautela.

El peligro de los amigos

Pero la categoría más conflictiva de todas es irremediablemente aquella en la que el director se juega intereses económicos. No le vamos a echar en cara a Tarantino que produzca pelis de sus amigos Robert Rodriguez (Abierto hasta el amanecer, Planet Terror) o Eli Roth (Hostel, Hostel 2) y los de márketing pongan su nombre más grande en el cartel, pero hay casos como Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre (1996), Mi nombre es Modesty (2004), Hell Ride (2008) o El hombre de los puños de hierro (2012) donde el sello "Quentin Tarantino Presents" sólo incita a salir corriendo.

Grado de fiabilidad: Huye.

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