'Green Book': la extraña pareja de Mahershala Ali y Viggo Mortensen

Mahershala Ali y Viggo Mortensen se embarcan en un viaje contra los prejuicios (y hacia los Oscar) en la primera película en solitario de Peter Farrelly.
'Green Book': la extraña pareja de Mahershala Ali y Viggo Mortensen
'Green Book': la extraña pareja de Mahershala Ali y Viggo Mortensen
'Green Book': la extraña pareja de Mahershala Ali y Viggo Mortensen

El Libro verde del automovilista negro fue una guía anual de viaje que se publicó entre 1936 y 1966 y que recogía negocios y establecimientos que atendían a clientes negros. Escrito por el cartero neoyorquino Victor Hugo Green, se convirtió en una herramienta de supervivencia indispensable para los afroamericanos que viajaban en coche, sobre todo por el sur de EE UU, donde la discriminación y segregación racial eran mucho más acusadas. Peter Farrelly no conocía la existencia del libro hasta que se sumó al proyecto de Green Book.

“No sabía que había existido algo así –reconoce cuando lo entrevistamos en Londres–. Lo peor es que ahora van a publicar otro libro parecido porque tristemente hay zonas de EE UU en las que vuelve a ser peligroso ser negro. Es lamentable pero esto hace que la película sea muy pertinente”. El codirector de Algo pasa con Mary y Dos tontos muy tontos se refiere a su primer proyecto en solitario tras años personificando la, llamémosla, “comedia idiota” junto a su hermano Bobby Farrelly.

Green Book, su salto a la comedia dramática, llega a la cartelera con un currículo inmejorable: Premio del Público en Toronto, tres Goblos de Oro y cinco nominaciones a los Oscar incluidas las de mejor película, guion original, montaje, actor protagonista (Viggo Mortensen) y de reparto (Mahershala Ali) y de las que, tal vez, Peter Farrelly queda excluido como mejor director por cierto exhibicionismo genital.

https://www.youtube.com/embed/DvK1GK-Nqo8LA HISTORIA DE UNA VIDA

“Era la vida de mi padre, una historia que he tenido presente básicamente desde que era pequeño”, explica Nick Vallelonga, actor, productor y director de cine independiente que firma el guion de Green Book junto a Farrelly y el también actor Brian Currie. Su padre, Tony Lip, era un portero italoamericano en Copacabana cuando el afamado pianista negro Dr. Don Shirley lo contrató de chofer y guardaespaldas en una gira de conciertos por el sur de EE UU en la que el Libro verde… se convirtió en su mejor aliado.

“Lo que mi padre vivió durante ese viaje con el Dr. Shirley cambió su forma de ver el mundo, porque vio cosas que no sabía que estaban sucediendo y que nunca había visto antes. Por otro lado, mi padre era un amante de la vida. Era grande, comía mucho, le encantaba la gente… Shirley era muy reservado y mi padre le influyó mucho, igual que él a mi padre”, recuerda Vallelonga, que en un principio pretendía contar él mismo esta historia. “Pensaba que era la manera de protegerla –nos explica en Londres–, pero cuando conocí a Pete [Farrelly] me dije a mí mismo: ‘Tienes que dejarla ir’. Así que lo hice y fue como entregarle mi vida. Pero no es que se la entregase y saliese corriendo. Él me involucró de una forma muy generosa”.

Para el director, Green Book suponía un buen volantazo en su carrera. “Sin embargo, lo cierto es que esta película me devuelve a lo que siempre he querido hacer. Cuando la gente me preguntaba si haría alguna vez algo dramático, mi respuesta siempre era: ‘Sí, cuando surja la ocasión”, cuenta convencido de que era cuestión de tiempo que el universo le trajese una historia como esta. Una historia que el cineasta y los guionistas encontraron en las grabaciones que Nick Vallelonga conservaba de su padre, las notas de sus entrevistas con Shirley, álbumes fotográficos, postales y, sobre todo, las cartas que Tony le había enviado a su esposa Dolores –interpretada aquí por Linda Cardellini– en los viajes junto al músico.

Hacía falta un actor capaz de interpretar a ese portero de discoteca sin el graduado escolar pero con el carisma suficiente para codearse con Sinatra, Tony Bennett o Bobby Darin, y Peter Farrelly tenía en mente a la opción menos evidente de todas: Viggo Mortensen. Los productores miraron para otro lado. ¿Seguro que un danés nacido en Nueva York y criado en Argentina era la mejor opción para hacer de italoamericano? “El italiano por excelencia es Marlon Brando en El padrino –razona Vallelonga–. Brando era irlandés, pero su capacidad como actor hizo pensar a todo el mundo que era italiano. Hacía de italiano mejor que un italiano”.

Al actor y artista, famoso por ser selectivo en la elección de proyectos, le intimidaba, no tanto el acento, el volumen –engordó 10 kilos– o la gestualidad del personaje, sino que fuese real. Por ello, meses antes del rodaje, Mortensen se plantó en Franklin Lakes, Nueva Jersey, para conocer a los Vallelonga y absorber de ellos todo lo que aportase verdad a su personaje. Nick recuerda esa época con cariño, especialmente aquella copiosa cena italiana en la que el intérprete fue “transformándose en mi padre. Al final de la noche, Viggo fumaba como él, hablaba como nosotros y nos estudiaba”. 

“Todo eso me ayudó a pensar que podía hacerlo –añade Mortensen cuando lo entrevistamos en Londres, descalzo, bebiendo mate–. Y, por supuesto, también Mahershala Ali, que fue muy generoso”. El actor ganador de un Oscar por Moonlight da vida a la otra mitad de esta extraña pareja que viaja desde Manhattan al sur de EE UU, el pianista afroamericano Don Shirley, concertista de música clásica a quien la industria discográfica arrinconó en la música popular por razones raciales. “Me resultaba interesante lo complejo que era Don –cuenta Ali–. Era un individuo sumamente culto, con una excelente educación, que había vivido y estudiado en Rusia y Londres, pero que tenía que afrontar muchas dificultades”.

DOS EN LA CARRETERA

Tony y el Dr. Shirley viajaron durante dos meses y medio de Nueva York a Nueva Orleans pasando por Pensilvania, Ohio, Indiana, Illinois, Iowa, Misuri, Kentucky, Tennessee y las dos Carolinas, un recorrido que Peter Farrelly recreó casi en su totalidad en Luisiana. Del vínculo que surgió entre ellos, personas muy distintas y con vidas diametralmente opuestas, habla Green Book.

“Cuando se conocen, ‘Doc’ ve a Tony y piensa que es maleducado, ignorante y de inteligencia limitada, entre otras cosas. La primera impresión que mi personaje tiene de ‘Doc’ es que es un esnob, muy cerrado emocionalmente y que le mira por encima del hombro. Los dos piensan que van a ser los meses más largos de sus vidas”, explica Viggo Mortensen.

Y, sin embargo, el viaje comienza y estos dos hombres tan distintos empiezan a darse cuenta de que sus diferencias pueden enriquecerles. Según se acercan al sur y Tony es consciente de la discriminación injustificada a la que se somete a su cliente, lo que los separa se va convirtiendo en algo cada vez más insignificante. “Al principio de la película, estas dos personas no tienen nada en común –comenta Brian Currie–, nunca deberían haberse conocido. Pero su historia demuestra que gente muy distinta se puede entender y respetar mutuamente”.

Un discurso que en estos tiempos de presidentes que prometen muros vuelve a ser pertinente. Porque, como apunta Farrelly: “Todos somos iguales. No importa nuestra raza o de dónde seamos. Todos tenemos los mismos deseos, sueños y necesidades”.

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