Entre dimes, diretes e incluso amenazas, la exhumación de Francisco Franco de su (pen)última morada en el Valle de los Caídos está generando ríos de tinta, aunque esta sea digital. El traslado de los restos mortales del dictador puede evocar fantasmas muy desagradables en la conciencia colectiva Española, pero a nosotros nos evoca… una película. Una película según la cual, además, el fiambre que reposa en la cripta de Cuelgamuros no es el general gallego, sino otra persona.
¿De qué filme se trata? Pues de Espérame en el cielo, dirigido por Antonio Mercero (La cabina, Farmacia de guardia, Verano azul) y estrenado en 1988, 13 años después de que Franco estirase la pata. La cinta juega con un rumor que sonó mucho durante la dictadura y que podría tener mucho de verdad: que Franco tenía un doble, idéntico a él, que le reemplazaba en los actos públicos.
El doble de marras es Paulino Alonso (José Soriano), el anciano dueño de una tienda de ortopedia que vive pacíficamente junto a su mujer (Chus Lampreave) y tiene un cierto parecido con el Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España por la gracia de Dios. Víctima de una conspiración dirigida por el falangista Sinsoles (José Sazatornil y su bigotillo) y el mismísimo almirante Carrero Blanco (José Luis Barceló), Paulino es secuestrado para ejercer como doble de Franco
El protagonista de Espérame en el cielo pasa el resto de sus días en el palacio de El Pardo y siendo víctima de un delirante 'entrenamiento' que le hará indistinguible del dictador. Durante el proceso, su captor Sinsoles hace especial hincapié en la emulación de esa voz de pito tan característica, y sobre todo en los movimientos de ese brazo que debe alzarse "¡cada cinco segundos!" durante las inauguraciones de pantanos, concentraciones en la Plaza de Oriente y eventos similares.
En general, Espérame en el cielo es una comedia de enredos bastante divertida, incluyendo un encuentro entre el protagonista y el auténtico Franco (también interpretado por Soriano) durante el cual el Caudillo aleccionará a su doble con una frase muy de su gusto: "Haga lo que yo, y no se meta en política".
Pero lo que más nos interesa de ella es el final: tras pasar tristemente su vida contemplando a su esposo vestido de uniforme en los noticiarios del No-Do, la pobre esposa de Paulino visita el Valle de los Caídos… y ahí, en una escena de tintes sobrenaturales, sabemos que quien yace en el monumento no es Franco, sino su marido. "Tú aquí, con el frío que hace, y el otro al solecito en la tumba de la prima Evangelina tan ricamente", señala la llorosa viuda.
Curiosamente, el estreno de Espérame en el cielo no ocasionó polémica en su día. Todo lo contrario: la cinta de Mercero fue extremadamente popular desde el inicio de su rodaje, funcionó bien en taquilla y consiguió seis nominaciones y una victoria (para Sazatornil, como actor de reparto) en los Goya 1989. Hoy en día, su premisa vuelve a estar de rabiosa actualidad: tal vez el cadáver que abandonará hoy el Valle de los Caídos para instalarse en el cementerio de El Pardo no sea el del dictador, sino el de un pobre diablo obligado a hacerse pasar por él. Menuda ironía.
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