El oro de la Confederación: los 8 secretos de 'El bueno, el feo y el malo'

Los cines Verdi de Madrid y Barcelona reestrenan hoy el mejor 'spaghetti western' de la historia. Te contamos 8 cosas sobre Tuco, Sentencia y Rubio que (posiblemente) no sabías. Por YAGO GARCÍA
El oro de la Confederación: los 8 secretos de 'El bueno, el feo y el malo'
El oro de la Confederación: los 8 secretos de 'El bueno, el feo y el malo'
El oro de la Confederación: los 8 secretos de 'El bueno, el feo y el malo'

Amigos, en esta vida hay dos clases de personas: las que piensan que El bueno, el feo y el malo es el mejor spaghetti western de la historia, y las que piensan que sólo es uno de los mejores. Ambos colectivos están hoy de enhorabuena, porque como parte de su ciclo Un verano de cine con los grandes maestros, los cines Verdi de Madrid y Barcelona reestrenan hoy en pantalla grande la conclusión de la Trilogía del dólar (formada por este filme, Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio), uno de los filmes por los que Sergio Leone pasó a la historia del cine.

Nosotros celebramos la reposición de Érase una vez en América, la última obra maestra del italiano, dándote 5 razones para acudir a verla. Pero como casi todos hemos disfrutado ya muchas veces de las andanzas de Rubio (Clint Eastwood), Tuco (Eli Wallach) y Sentencia (Lee Van Cleef) por el frente y la retaguardia de la Guerra de Secesión, esta vez hemos repasado nuestros archivos almerienses para buscar 8 datos sobre esta película cínica, brutal y magistral. Cuando los leáis, hacedlo dándole la espalda a una pared: uno nunca sabe cuándo le puede llegar una bala perdida, y si hay en juego 200.000 dólares en oro confederado, ni te contamos.

Clint Eastwood no quería hacer la película

Cuando rodó Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio, el veterano más admirado y querido de Hollywood era un actor de teleseries sin muchas expectativas de futuro. Pero, gracias a sus películas con Leone, en 1966 Eastwood se había convertido en una estrella internacional. De ahí que, cuando leyó el guión y constató que Leone le había guardado las mejores líneas de diálogo a Eli Wallach, el futuro autor de Gran Torino se encabritase con su maestro. Eastwood no sólo exigió 250.000 dólares como salario (1.167.424 euros, según la inflación y el cambio actuales) sino también un Ferrari y el 10% de los beneficios en EE UU. Era la primera vez en su carrera que Eastwood cobraba un porcentaje de taquilla. Eso sí: el actor se llevó consigo el poncho que lucía en las dos películas anteriores, y que a esas alturas ya debía oler un poco.

El feo y el malo, con otras caras

Una de las mejores bazas de El bueno, el feo y el malo es su reparto, pero este podía haber sido bien distinto. Por lo pronto, el 'feo' Tuco debería haber correspondido a Gian Maria Volonté, el villano de La muerte tenía un precio, pero Leone le descartó en favor de Eli Wallach al ver la actuación de este en La conquista del Oeste. Para el despiadado mercenario Sentencia, Leone contaba con Charles Bronson: el carapiedra de Yo soy la justicia se negó, dado que estaba rodando Doce del patíbulo, pero cuando el cineasta (ya peleado con Eastwood para los restos) le requirió en Hasta que llegó su hora, el último western de su carrera, Bronson no se lo pensó dos veces.

Un rodaje muy peligroso

Contando con un presupuesto ajustado y con un país (la España del franquismo) poco pródigo en avances técnicos, Sergio Leone no era precísamente un fan de las medidas de seguridad en el plató. En este filme, Clint Eastwood estuvo a punto de pasar a mejor vida por una esquirla de metralla que casi impacta en su cabeza (puedes verlo durante la escena de la voladura del puente). Eli Wallach, por su parte, lo pasó realmente mal tras beber águarrás a palo seco: uno de los técnicos había guardado el mejunje en una botella de limonada, y en el desierto (ya sea el de Nuevo México , o el de Burgos) hace mucho calor...

¡Es una precuela!

Efectivamente: aunque eso de rodar prólogos de sagas ya existentes parece pensado anteayer, nosotros te explicamos que es una costumbre muy antigua. Las entregas anteriores de la Trilogía del Dólar se desarrollan tras la Guerra de Secesión (en La muerte tenía un precio, el personaje de Lee Van Cleef es un veterano de dicho conflicto), pero El bueno, el feo y el malo nos muestra las luchas entre unionistas y confederados en toda su crudeza. Claro que, dada la improvisación con la que Leone abordaba sus películas, hablar de una continuidad narrativa entre los tres filmes es apuntar muy alto. Tal vez demasiado.

Sólo 3 actores españoles con frase

Aunque la muchachada de Tabernas (Almería), Salas de los Infantes, Carazo y Covarrubias (los tres pueblos burgaleses donde se rodó el grueso de la película) participó con entusiasmo en el filme, sólo cuatro intérpretes de nuestro país tuvieron papeles de cierta relevancia. Se trata del ex futbolista del Atlético de Madrid Antonio Casas (uno de los cazarrecompensas tiroteados por Sentencia en su primera aparición), Sergio Mendizábal (otro cazarrecompensas muerto, en este caso a manos del Rubio) y Antonio Molino Rojo (en la foto) el capitán del campo de concentración nordista en el que nuestros 'héroes' son recluídos a mitad de la historia. Molino Rojo fue, señalémoslo, el único actor aparte de Clint Eastwood y los italianos Mario Brega, Benito Stefanelli y Aldo Sambrelli, que figuró en las tres entregas de la trilogía.

"¡Ese maldito puente!"

Como reconoció Sergio Leone en sus últimos años, es irónico que el ejército español (el de aquellos años, se entiende) colaborase en un filme centrado en una guerra civil, y de marcado carácter antimilitarista. Pero, aunque aportase a 1.500 soldados como extras y ayudase a construir varios sets espectaculares (el cementerio donde transcurre el duelo final, por ejemplo) la participación castrense en El bueno, el feo y el malo también tuvo su parte de sustos. Como muestra de cortesía, Leone ofreció al capitán de las tropas locales el honor de detonar los explosivos en la escena de la voladura del puente. Por cosas de la comunicación a larga distancia, el oficial apretó el botón antes de que el cineasta gritase "¡Acción!", con lo que todo el trabajo quedó arruinado y Leone agarró un monumental cabreo. Por suerte, los soldados reconstruyeron el decorado a tiempo, y la escena pudo volver a rodarse.

Los críticos la odiaron

Un tal Quentin Tarantino, que sabe cuatro cosas sobre cine, se ha referido a El bueno, el feo y el malo como "la película mejor dirigida de la historia". Algo de razón tendrá, pero cuando se estrenó en 1966 este filme era sólo uno más de los westerns de bajo presupuesto llegados de Europa. Por ello, la prensa especializada la puso a parir: "los actores son pésimos, y el guión tiene los valores artríticos y la tendencia a lo improbable de un cómic", sentenció la revista Time, en un artículo que también derrochaba improperios hacia Clint Eastwood. El Los Angeles Times sentenció que su título debería ser "El malo, el aburrido y el interminable, porque es esas tres cosas", mientras que Variety añadía: "visualmente impactante, dramáticamente floja y ofensivamente sádica". "Me pareció una película de cuatro estrellas, pero sólo le puse tres porque era un spaghetti western", confesó el venerable Roger Ebert en 2003. Críticos de cine del mundo, tomad nota...

Los músicos la adoran

El bueno, el feo y el malo es una de esas películas que impactan desde el primer fotograma, y ello se debe en buena parte a la tremenda banda sonora de Ennio Morricone. Por ello, muchas bandas de rock le han rendido un sincero homenaje: los brutísimos Mötorhead usaban su tema principal como intro de sus directos en los 80 (un fragmento, brevísimo, puede oírse en el disco No Sleep 'till Hammersmith), mientras que los mismísimos Ramones tocaron el tema en más de un concierto. The Pogues, el grupo más gamberro del folk irlandés, también versionaron la canción para la banda sonora de Directos al infierno. Metallica se sumaron a la comitiva con The Ecstasy of Gold (el tema que suena cuando Tuco entra en el cementerio, escúchalo en el vídeo), usándola como preludio de sus actuaciones desde 1985 y grabándola para un homenaje a Morricone. El exquisito y britpopero Damon Albarn (cantante de Blur) también se cuenta entre sus fans: no sólo que una de las canciones más famosas de su proyecto Gorillaz se titule Clint Eastwood, sino que su grupo junto a Paul Simonon (bajista de The Clash) tiene por nombre The Good, the Bad and the Queen. Y esos son sólo unos pocos...

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