Puede que el final de la saga Harry Potter le haya costado a Daniel Radcliffe un ataque de llanto incontrolable, pero la conclusión de la serie, que ha protagonizado durante diez años de su vida, también tiene sus ventajas... Como, por ejemplo, la libertad para hacerse un tatu en compañía de sus coprotagonistas (y, sin embargo, amigos) Emma Watson y Ruper Grint.
En un principio, confiesa Radcliffe, los tres actores pensaron en seguir el ejemplo de los protas de El señor de los anillos (todos los cuales, Ian McKellen incluído, lucen en sus pellejos un número 9 en alfabeto élfico) y tatuarse un rayo como recuerdo de la saga. Pero tras una década varita en ristre, decidieron que eso sería llevar las cosas demasiado lejos: “Quiero hacerme un par de tatuajes, pero no sé si lo primero que me haría sería algo relacionado con Harry Potter porque, admitámoslo, este papel va a estar conmigo el resto de mi vida y quiero algo con lo que avanzar”, comenta Radcliffe, de 21 años.
Eso sí, tanto el ex Harry como la ex Hermione Granger y el ex Ron Weasley piensan llevarse sendos recuerdos del plató de Harry Potter y las reliquias de la Muerte. Radcliffe, en concreto, ya tiene elegidos los props que adornarán su casa a partir de ahora: “Me gustaría quedarme con las gafas y, por supuesto, con la varita mágica”, afirma.
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