Bill Murray, el invitado de 'talk show' perfecto

¿Tienes un programa de entrevistas en TV? Entonces, suponemos que estarás buscando al invitado perfecto: una persona conocida en todo el mundo gracias a su talento (nada de celebrities de temporada) capaz de ser ingeniosa, e incluso sarcástica, sin caer nunca en lo abiertamente borde. Y, sobre todo, que esté dispuesta a sorprender al público en cada intervención, dejando un momento memorable frente a la cámara. Pues bien: nosotros conocemos a alguien que se corresponde a ese perfil, punto por punto. Y su nombre (¿sorpresa?) es Bill Murray. Ya sabemos que encontrarse frente al actor suele deparar sorpresas, pero éstas se multiplican cuando hay rayos catódicos de por medio.

Hasta ahora, el actor de Los cazafantasmas, Atrapado en el tiempo y Los albóndigas (y tantas, tantas otras...) ha reservado sus esencias más puras para Late Show, el programa de su amigo David Letterman, desde que apareciera en su primer episodio allá por 1982. Sin ir más lejos, el actor dejó a cuadros al público estadounidense el pasado martes, saliendo de una tarta y compareciendo frente al veterano presentador cubierto de merengue. Bueno, y también cociéndose a vodka en el proceso, algo que le llevó después a caerse redondo de una silla en otro plató de la MSNBC. Puedes ver testimonios de los dos acontecimientos en los vídeos de abajo.

Aun así, tenemos una (relativamente) buena noticia: Murray no volverá a hacer de las suyas en el programa de Letterman, puesto que éste terminó anoche su andadura tras 23 años en antena, un cambio de emisora y un quíntuple bypass cardíaco a su máximo responsable. Así pues, presentadores del mundo, la oportunidad es vuestra: a continuación os presentamos un abanico de posibilidades que pueden ocurrir si os lleváis al actor a vuestro plató. Una advertencia, eso sí: no intentéis emular con él a Pablo Motos, porque Bill os hará picadillo con una frase aguda y su legendaria mirada de desdén.

Durante su periplo en el Saturday Night Live, Bill Murray interpretó de forma memorable a Nick Winters, un cantante muy casposo y en horas muy bajas, capaz de ponerle letra a casi cualquier melodía. Tras muchos años sin rescatarlo, nuestro hombre desempolvó a su personaje para el cuarenta aniversario del mítico show, y el resultado fue un homenaje a Tiburón capaz de desencajarle la mandíbula al mismísimo Spielberg.

El año pasado, y en el programa de David Letterman (como de costumbre), Bill se empeñó en que quería aparecer en una emisión en directo del musical Peter Pan proyectada por la NBC. ¿Su estrategia para conseguirlo? Pues convertirse en el Niño Que No Quería Crecer, en vivo, cantando y suspendido del techo. Y, para postre, un afeitado a dos maquinillas con una ayudita del presentador, por aquello de rejuvenecerse. El especial de marras, por cierto, se ganó unas críticas ligeramente pésimas pese a contar con Christopher Walken como el Capitán Garfio. Si sus responsables hubieran contado con Murray, otro gallo les hubiera cantado.

Vale, lo aceptamos: esto no es propiamente un programa de entrevistas, ni un especial, sino una entrega de premios. Pero una entrega de premios televisada, al fin y al cabo. En cualquier caso, un repaso como este nunca estaría completo sin recordar el subidón de ver a Murray con el uniforme del doctor Peter Venkman (¡y su mochila!) durante los Scream Awards de 2010. Reviviendo al cazafantasmas más sardónico, además, Bill le coló un fino trolleo al público: "Vosotros sois los muertos", le espetó a la multitud, mientras esta aplaudía entregadísima.

Una de las campanadas más sonadas (y húmedas) de Bill Murray para el Late Show tuvo lugar en julio de 2010, cuando el actor se lanzó a un contenedor de basuras convertido en piscina antes de comparecer en el programa. Además de dejarle hecho un asquito (el agua estaba bastante putrefacta), la hazaña le costó a Bill un catarro, un chichón enorme al golpearse contra la escalerilla y un buen pinchazo, ya que tuvo que vacunarse preventivamente contra la hepatitis. Que no se diga que este hombre no lo da todo por su arte.

Aunque la combinación 'Murray + Letterman' ha tenido siempre mucho peligro, nuestro héroe también ha protagonizado momentos memorables en otros programas. En febrero de este año, sin ir más lejos, se presentó ante Jimmy Kimmel convertido en toda una cowgirl, con caballo y todo. Resulta que el programa se emitía desde el festival SXSW de Austin, y Bill no quería desentonar con la ambientación: incluso el presentador tuvo que admitir que su conjunto era monísimo.

Aunque no hubiese nata de por medio, Bill Murray también montó una buena en 2013, cuando el programa de David Letterman celebraba su 20 aniversario en la NBC. Para celebrar la magna ocasión, y dejando claro que a reinona no le gana nadie, nuestro héroe se presentó convertido en Liberace, ese delirante pianista al que interpretó Michael Douglas en Behind the Candelabra. Emergiendo de una limusina blanca, con un caniche en los brazos y cubierto de pieles y lentejuelas (del tupé, mejor hablamos otro día), Murray no se cortó en taladrar el suelo del estudio, para así desenterrar reliquias del pasado del show. Pero el momento cumbre fue, sin duda, esa interpretación en carne viva del I Will Always Love You: sudores nos entran sólo de recordarla.

Gran aficionado al béisbol, la equitación y el golf, entre otros ejercicios, Murray hace gala de sus intereses siempre que puede. Sin ir más lejos, en los vídeos de arriba se nos aparece convertido en un jockey (como homenaje a su querido Derby de Kentucky) y como quarterback de los Giants de Nueva York. Lo que se dice un chico sano.

¿Recuerdas cuando Jordi Évole se hizo famoso como el Follonero de los programas de Andreu Buenafuente. Pues bien: si Bill Murray hubiera intervenido en el show de Buenafuente, el actual presentador de Salvados no le hubiese durado ni cinco minutos. Como prueba, esta joyita vintage, en la que nuestro héroe le ajusta las cuentas a un espectador impertinente, también en compañía de David Letterman. Por supuesto, todo estaba preparado (la víctima de Bill es el comediante Joe Furey), pero eso no lo hace menos gracioso.

Por mucho que digan algunos, el ejercicio del periodismo es una tarea árdua. No digamos si se ejerce en un medio tan competitivo como la televisión. Por eso, seguro que Letterman agradeció mucho que, en su programa navideño de 2012, su invitado más leal le agasajara con un chocolate calentito. Culminando, además, con el tradicional beso debajo del muérdago. Todo un detalle, si consideramos que los esbirros del presentador habían llevado a Bill al plató de una forma bastante ruda. Después de tantos años juntos, suponemos, las formalidades importaban ya bien poco.

En 2010, Bill Murray se fastidió un tobillo esquiando durante el Festival de Sundance. El contratiempo fue grave, a qué dudarlo, pero eso no le impidió acudir a una cita con el Letterman de sus amores. Con un atuendo ligeramente informal (la combinación de abrigo forrado, gorro de piel, calzoncillos y lentejuelas nos resulta fascinante) y manteniendo la pierna en alto, el actor se las apañó para mantener una conversación muy civilizada, a la par que descacharrante.