'Alien': la película que te enseña todo lo que debes saber sobre tu trabajo

Celebramos el 40 aniversario del peliculón más xenomorfo recordando que, en el espacio, nadie va a pagarte las horas extras.
'Alien': la película que te enseña todo lo que debes saber sobre tu trabajo
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Desdeñada por muchos críticos en 1979, el año de su estreno, Alien, el octavo pasajero es hoy una de esas obras maestras indiscutibles sobre las que se vierten ríos de tinta y píxeles. Que si la película que cambió el terror y la ciencia-ficción de un solo mordisco babeante, que si el primer hito en la carrera de Ridley Scott, que si el terror gótico, que si Jonesy es monísimo…

Ahora que el filme cumple 40 años, repetir esas loas parece de rigueur. Pero a nosotros nos interesa recalcar otra virtud que no se suele destacar. Porque Alien no es solo una gran película, un triunfo de la técnica o una experiencia aterradora que no se marchita con las décadas. También es la película que te explica, sin errores ni medias tintas, por qué las cosas son como son en tu oficina. Échale un vistazo a este resumen, y seguro que mañana entrarás en tu curro esgrimiendo el lanzallamas de cazar xenomorfos.

La oficina

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El ambiente es impersonal. La higiene, a veces cuestionable. Ninguno de sus rincones resulta mínimamente cómodo, no digamos ya acogedor. Está llena de recovecos y cuartos en los que nadie ha entrado desde el Pleistoceno, aproximadamente. Y la temperatura oscila entre el frío glacial y el calor asfixiante, según le dé al termostato de rigor. ¿Estamos hablando de la astronave Nostromo o de ese lugar donde pasas 40 horas de tu vida –como muy mínimo– cada mes? Hemos releído lo anterior al menos 10 veces tras escribirlo y seguimos sin tenerlo claro…

Los compas

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El reparto de Alien no conforma solo una memorable galería de secundarios, ni tampoco un menú muy nutritivo para un que un bicho xenomorfo se llene las tripas. También es un rosario de arquetipos ineluctables en el mundo laboral. Desde el profesional del escaqueo (Harry Dean Stanton) a esa chica tan maja que siempre pierde los nervios cuando surge un marrón (Veronica Cartwright), pasando por el jefecillo que va de guay, pero siempre la caga (Tom Skerritt), los tripulantes de la Nostromo parecen salidos de una versión galáctica de Camera Café

Los salarios

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¿De qué va la primera conversación que escuchamos en Alien? ¿De la inmensidad del cosmos infinito? ¿Del orgullo que sienten los personajes al ser intrépidos pioneros espaciales? Ni de coña: cuando les oímos hablar por primera vez, mientras fuman como chimeneas y degluten un desayuno que se adivina infame, los tripulantes de la Nostromo parlotean sin parar sobre lo mucho que curran y lo poco que cobran. Igualito que en esa cafetería que estás pensando, cada lunes por la mañana. Recordemos, por otra parte, que nuestros héroes descienden a LV-426, no para responder a una llamada de socorro ("¡Es una advertencia!") sino porque, en caso de negarse la empresa les castigaría con una suspensión de sueldo.

La empresa

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Abstracta. Inasequible. Incognoscible. Lo único que sabes de ella es que podría ponerte de patitas en la calle en un decir amén, y lo único que ella sabe de ti es que mantenerte en nómina le proporciona beneficios… de momento. Cuando idearon a la pérfida corporación Weyland-Yutani (o "Weyland-Toyota", el nombre que se barajó durante las primeras fases del rodaje), los guionistas de la película y el diseñador Ron Cobb sabían de qué iba el tema…

Los marrones (y todo lo demás)

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"¿Puedes quedarte una horita más?", "no estamos cumpliendo los objetivos", "en 15 minutos tenemos reunión", "si no te gusta, ahí está la puerta" y cualquier frase que contenga las tres letras del terror ("ERE", claro): estas son expresiones que cualquier currito de a pie teme como a la peste. Piénsalo un momento, y coincidirás con nosotros en que "se nos ha colado un crustáceo espacial en la nave y se está comiendo a la tripulación para merendar" no desentonaría para nada en la lista.

El chivato

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Siempre está ahí. Siempre se entera de todo. Siempre opina lo mismo que los jefazos. Siempre se negará a hacer cualquier cosa que pueda beneficiar a sus compañeros frente a la empresa. Y cualquier conato de protesta laboral tardará menos de una décima de segundo en llegar a oídos de la dirección, si él llega a descubrirlo. Admitiendo que Ian Holm lo bordó en el papel de Ash, el oficial científico del Nostromo, señalemos que el personaje es una excelente persona (artificial) comparado con algún pieza que todos hemos conocido en nuestras vidas laborales. ¿"No tenéis ni idea de a qué os enfrentáis"? Y tanto, colega, y tanto.

...Y ella

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Convivir con una persona así durante ocho horas al día (como mínimo) no tiene por qué ser agradable. Y ella es la prueba, porque cuando la conocimos por primera vez nos pareció una borde de mucho cuidado. Pero, cuando llegue un momento de crisis, descubrirás que tenerla a tu lado es una suerte. Jamás pierde los nervios, es una líder nata, se sabe las normas de pe a pa y su combinación de sangre fría y redaños como planetoides garantiza una salida casi segura al más encarnizado marrón. Aunque esa solución implique poner el sistema de autodestrucción en marcha y salir pitando.

Por ello, aquí lo sentenciamos: Ellen Ripley (Sigourney Weaver) no es solo la heroína de acción por excelencia de la ciencia-ficción, ni tampoco el terror de los xenomorfos allá donde se encuentren. También es (o debería ser) la santa patrona de todo currito que se precie, y la figura marmórea que todos quisiéramos tener al frente de nuestro comité de empresa. Todo ello, además, siendo mujer y madre (tanto biológica como adoptiva). Le van a hablar a ella de conciliación…

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