Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

La Paradoja Fàbregas (Torrente 4 y el fútbol)

La Paradoja Fàbregas (Torrente 4 y el fútbol)
La Paradoja Fàbregas (Torrente 4 y el fútbol)
La Paradoja Fàbregas (Torrente 4 y el fútbol)

Nada da más pereza que escribir sobre lo obvio, pero estos días son un Torrente. Al amiguete Santiago Segura le ha funcionado siempre muy bien meter en su saga cameos de futbolistas. Hasta ahí, todo controlado. Lo que nos ha sorprendido es que Torrente 4 Lethal Crisis [crítica] sea también un homenaje, qué digo homenaje, un monumento a Evasión o victoria. Con eso Segurita va a seguir ganándose a los futbolerocinéfilos, aunque no sean sus formas las más ortodoxas. Claro que pedirle ortodoxia a José Luis Torrente sería como pedirle a alguien de la familia Diarra (la francesa o la de Mali) que pasara la pelota al pie.

Atención, Spoiler cinéfilofutbolero… Preso en la cárcel de Alhaurín de la Torre, a Torrente se le ocurre montar un partido entre carceleros y presos invocando el espíritu de Evasión o victoria (aunque en realidad utiliza en estas escenas la mítica banda sonora de Elmer Bernstein para La gran evasión). Sabedor de que el director del penal (el actor David Venancio Muro) es madridista hasta la médula, le provoca con un derbi madrileño intramuros. Torrente preparará su equipo pensando en escaparse y el director el suyo pensando en la gloria.

Más allá de todas las referencias colchoneras que vinculan al detective más casposo (y más taquillero) de nuestro cine con su Atlético de Madrid (y con el Real Madrid: su hijo, el personaje de Carlos Latre, resulta ser madridista en Torrente 3), las apariciones futboleras profesionales comenzaron con Casillas, Helguera y Guti revolviéndose contra el antimadridismo torrentiano en esa tercera entrega. También allí aparecía, en papel estelar, el icono atlético Fernando Torres, en la mítica escena de la granada, cerca del ya exfutbolista Mami Quevedo.

La saga continúa en Torrente 4 con una alineación todavía más ambiciosa. Si el equipo rojiblanco de Torrente ficha a Sergio Kun Agüero (aunque por razones estrictamente zafias y políticamente correctas, el chaval tendrá problemas con el míster y acabará abandonando el equipo), el equipo blanco que monta el director de la cárcel es de aúpa. El primero en fichar es Cesc Fábregas, que se permite el lujazo de provocar al mismísimo Torrente y de demostrar su pegada con un muñeco de barrera. Sin embargo, y he aquí la paradoja fabreguiana, que dará pie a mil y una interpretaciones metafóricas con la realidad, finalmente Cesc no va a participar en el gran derbi carcelario con el equipo merengado. ¿Hasta aquí llegan las presiones de Arsène Wenger? ¿Las del Barça? ¿O ha sido Nike? En su lugar, y con la camisola madridista en todo su esplendor, lo hacen Sergio Ramos, Álvaro Arbeloa y el Pipita Gonzalo Higuaín, que acabarán masacrando al equipo de Torrente, al que no se le ha ocurrido otra cosa que fichar al bueno de El Langui de cancerbero. Y qué cancerbero. De los que conjuga el verbo cantar a la perfección.

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