'White Lines': Por qué Ibiza está en contra de la ficción del creador de 'La casa de papel'

White Lines ha llegado a Netflix para triunfar, y es que no es para menos tras el éxito anterior de su creador Álex Pina, responsable de La casa de papel. Aunque parece que la crítica y el público internacionales están encantados con la ficción, y ya piden una segunda temporada, no todo el mundo está igual de contento. La serie ha caído como un jarro de agua fría en algunos sectores de la isla de Ibiza.

La producción está basada en una familia del ocio nocturno de las islas baleares, envuelta en unos ficticios asesinatos y problemas con el narcotráfico. Esto no ha pasado desapercibido para la población autóctona del lugar, que en cualquier caso quiere incidir en que se trata de una ficción. Medios locales como NouDiari.es señalaban lo poco que está gustando White Lines en la zona, comenzando con que la serie está rodada prácticamente en Mallorca, a pesar de estar hablando todo el rato de Ibiza.

La serie está plagada de los clichés de Ibiza como las discotecas, las drogas, el sexo, los narcos, la música tecno, el balconing, los scorts... aspectos que no están convenciendo a la gente del lugar. No solo esto ha enfurecido a parte de la población, sino que el 'traslado' de escenarios como la mítica discoteca mallorquina Tito's de Mallorca ha sorprendido a muchos. De igual modo, la playa mallorquina de Es Trenc como si fuera las Platges de Comte de Ibiza, o la casa de los Calafat y su arquitectura impropia, han puesto en jaque a la isla.

La serie cercana a universos como los de Fariña y Narcos se ha convertido en un éxito en Reino Unido, donde ya es la serie más vista en la plataforma, y también se sitúa en España como unos de los contenidos más visualizados. Pese a la polémica suscitada por los tópicos y las localizaciones, White Lines promete continuar durante varias temporadas más. ¿Harán estas críticas que algo cambie?