¿Por qué este capítulo de 'Watchmen' está lleno de guiños a 'Blade Runner'?

ATENCIÓN: Contiene SPOILERS de Watchmen T1 E2

A primera vista, Blade Runner y Watchmen no tienen demasiadas cosas en común. Vale, tanto el cómic de Alan Moore y Dave Gibbons como la película de Ridley Scott son obras de futurismo distópico, además de puntales de la cultura pop de los 80. Y, tirando mucho del hilo, podemos decir que ambas comparten la influencia del escritor Philip K. Dick. Pero nada de eso ofrece respuestas a la pregunta que nos corroe ahora mismo: ¿por qué Damon Lindelof ha llenado el segundo episodio de Watchmen (su secuela del tebeo en forma de serie) con referencias al filme?

Si pensáis que estamos exagerando, echadle un vistazo a esto: el momento en el que la heroína Sister Knight (Regina King) se maquilla tras ponerse su traje de faena, ¿no os recuerda a algo?

Pues sí. Para ser exactos, nos recuerda a esto.

Por favor, que nadie se confunda: no estamos sugiriendo que la heroína pastelera sea una humana artificial creada por la Tyrell Corporation. Pero sí parece claro que su estilismo, y más aún su forma de llevarlo a cabo, están algo inspirados en el de Pris (Daryl Hannah). Durante el rodaje de Blade Runner, todo sea dicho, esta última actriz estuvo a punto de freírse los ojos, ya que Scott insistió en que se maquillara con los ojos abiertos. Parece que Lindelof Nicole Kassell, directora de este episodio de Watchmen, se han tomado las cosas con más calma.

Vale: esto puede estar algo traído por los pelos. O mucho. Pero, ¿qué serían tanto Watchmen como Blade Runner si no nos inspiraran para idear teorías delirantes? No tan delirantes, quizás, si nos atenemos a otro detalle aparentemente sin importancia…

Nos referimos a Will Reeves (Louis Gossett Jr.), ese anciano que presenció la masacre de Tulsa siendo un niño, que afirma haber matado al sheriff Crawford (Don Johnson), y que también afirma ser el mismísimo doctor Manhattan. Resulta que, cuando Sister Knight encierra a este fósil viviente en su cocina, este aprovecha ni corto ni perezoso para prepararse unos huevos cocidos. Y, cuando llega el momento de sacarlos del cazo, mete la mano en el agua hirviendo como si conceptos tales que "dolor inhumano" o "escaldaduras" no fuesen con él.

Si Blade Runner no es vuestro filme de cabecera, es probable que esto ni os vaya ni os venga. Pero, si tenéis presente el filme de Scott, es probable que la escena os evocase esta otra.

Se trata del momento en el que, para atormentar a J. F. Sebastian (William Sanderson), Pris coge un huevo de un hervidor y se lo tira a las manos. Como es un humano corriente y corriente, y no una replicante tope de gama, el pobre J. F. ve las estrellas mientras sus 'amigos' se ríen.

Y cómo olvidar la revelación de que los criados de Adrian Veidt (Jeremy Irons) son en realidad esclavos clónicos. Exactamente igual que los replicantes, mira tú.

Puede que estemos cayendo en una vieja trampa: imaginar tramas a partir de fenómenos aislados. Pero los fenómenos aislados que acaban componiendo tramas son muy característicos de Watchmen (el tebeo). A poco que Lindelof esté siguiendo ese modelo (y todo parece indicar que se está pegando a él al dedillo), apenas nada que veamos en estos episodios dejará de tener relación con el desarrollo posterior de la historia. Y esperad, porque todavía nos queda el último mazazo.

Según recuerda Will, entre los poderes del Doctor Manhattan se encontraba el de desdoblarse para estar en varios sitios a la vez, algo que podía dar lugar a situaciones bastante incómodas.

Asimismo, al final del cómic, 'Doc' apunta una idea para su futuro: mudarse a otra galaxia "menos complicada" y, si se aburre, crear formas de vida que le distraigan.

Lo cual nos lleva a los temas por excelencia de Blade Runner: qué es la humanidad, y qué determina quién es humano y quién no lo es. Tal vez sea todo una sucesión de bromazos (estamos a punto de llegar a noviembre de 2019, ¿lo recordáis?), pero una conversación posterior entre Sister Knight y su marido apunta a que la semilla de esta duda está germinando en sus mentes. Maldito seas, Lindelof: si todo esto te ha salido por casualidad, tu subconsciente es mucho más retorcido de lo que pensábamos.