'The Innocents': Cambio de idea, cambio de forma

Netflix estrena 'The Innocents', un relato young adult con excusa sobrenatural que presenta a Guy Pearce como principal reclamo.
'The Innocents': Cambio de idea, cambio de forma
'The Innocents': Cambio de idea, cambio de forma
'The Innocents': Cambio de idea, cambio de forma

El sol sale por el este, el cielo es azul y los adolescentes tienen secretos. En el caso de June (Sorcha Groundsell), esconde un superpoder: puede adoptar la forma de cualquier ser humano. Como la Mística de X-Men o como el Mortadelo de Ibáñez, pero en versión dramática. Esta es la historia de The Innocents, la nueva serie de ocho capítulos que estrena Netflix.

Al frente, Hania Elkington y Simon Duric. De la primera, poco sabemos; al segundo, sin embargo, lo conocemos por haber sido el premiado director de producción de The Crown o de la última saga de Sherlock Holmes. Simon lleva la voz cantante del dúo: “Estábamos en un bar hablando de posibles argumentos y, de repente, surgió la posibilidad de escribir algo sobre un personaje que tuviera la capacidad de transformarse en otras personas. Que fuera adolescente era algo natural si tenemos en cuenta que el problema de la identidad está mucho más acusado entre la gente joven”.

June escapará de un padre sobreprotector en compañía de su novio, Harry (Percelle Ascott), pasando de su bucólica y aburrida vida campestre a una bulliciosa Londres llega de peligros, pues hasta la jungla de asfalto se desplaza una banda de sicarios que quiere atrapar a June para aprovechar su don. ¿Dos tortolitos adolescentes a la carrera? Parece evidente cuál fue la inspiración de Sorcha: “Vi mucho Malas tierras, de Malick, y Bonnie and Clyde, de Penn. Se trata, en el fondo, de una huida parecida, y me vinieron muy bien para captar el alma de mi personaje”. El gran desafío para el resto del casting fue captar a June: “Al adoptar la forma de otros seres humanos, son esos actores los que tienen que repetir y mimetizar mis movimientos, los de una chica de 16 años”.

Cosas de la edad. Lo contamos tras la convención en Roma y el tiempo lo confirma: Netflix parece decidida a hacerse con el público más juvenil. Aunque no quieren olvidarse de un público adulto cuyo reclamo estelar es la participación de Guy Pearce. La estrella de Memento o de L.A. Confidential no cree que, en lo sustantivo, los adolescentes de ahora sean diferentes a cómo era él cuando empezó hace la tira de años, en el culebrón australiano Neighbors: “Las hormonas son las mismas. La emoción, la pasión el descubrimiento, también. Cambia lo que tenemos alrededor. Pienso mucho en eso últimamente. Mi hijo tiene dos años. Probablemente, cuando sea adolescente, se reirá de mi iPhone… Tendrá electrodos en la cabeza para hacer todo lo que hoy hacemos con un móvil”.

No lo dice en broma. De hecho, Pearce hace gala de una franqueza inusitada. Cuando le preguntamos por qué decidió aceptar el papel no se muerde la lengua: “Me acabo de divorciar. Necesito el dinero y ocupar mi mente”. Pearce interpreta a un científico loco que, de no ser por la barba, nos recordaría a su papel en La máquina del tiempo (2002), de Simon Wells. “Es un hombre que asume una responsabilidad que no le corresponde, porque de una persona tan excepcional como June se debería hacer cargo el gobierno, y no él”.

Pearce también insistió en aprender a hablar noruego, idioma de la madre de June, metido un poco con calzador por tratarse de una coproducción con el país escandinavo: “Rodamos pocos días, pero me enamore de su paisaje”. Lo de Noruega tiene su gracia pues, no en vano, la primera producción de la historia de Netflix fue, precisamente, con el país escandinavo. Hablamos, por supuesto, de Lilyhammer, comedia negrísima protagonizada por el gran Steve van Zandt.

Pero volvamos a The Innocents. Más que la historia, lo destacable es su factura técnica. Unos planos con drones que quitan el hipo y que Duric justifica así: “Es que, si ruedas en un sitio tan bonito como Yorkshire, quieres mostrar Yorkshire”; una cuidadísima banda sonora que será del gusto de cualquier fan del Primavera Sound (que va de The Zombies a LCD Soundsystem); un locurón de planos de espejos y reflejos (“eso es mérito de nuestro director, Farren Blackburn”); y, sobre todo, una aplicación del morphing, esa técnica digital que pusiera de moda Michael Jackson en su vídeo Black and White, realmente pinturera: “Se trataba de hacerlo lo más natural posible, porque no queríamos que nos etiquetaran como ciencia ficción o terror. The Innocents es, en el fondo, una historia de amor”.

El caso es que todo esto de los cambios de cuerpo nos suena (bastante, de hecho), a una de las películas más importantes de la historia del cine en el siglo XXI, como es esa obra maestra de Jonathan Glazer titulada Under The Skin… et voilà! Duric estuvo allí: “Trabajé en esa película junto a Glazer. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Para mí, Jonathan es un genio. Pero esa era una película de alienígenas. Lo nuestro son seres humanos”.

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