La zona de exclusión que rodea a la planta nuclear de Chernóbil es hoy un posible destino turístico. Si les puede el morbo, les emociona la idea de conocer el lugar en el que ocurrió la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad y son capaces de no tocar nada, pueden visitar el pueblo de Prípiat, en el que la vida se ha detenido y todo permanece sorprendentemente intacto, tal y como era antes de su evacuación en 1986. La única otra opción que se me ocurre para vivir una experiencia similar, quizá el único lugar en la tierra en el que uno puede revivir con tanta exactitud la vida a finales de los 80, es el set de Stranger Things. Suena más razonable.
Un grupo de periodistas llegamos a los estudios de Netflix en Atlanta, en los que entrevistaremos a todo el reparto y además conoceremos algunas de las localizaciones de la tercera temporada. Ya desde la entrada el tono es claro y un concepto resuena en nuestra mente: “brilli brilli”. Lentejuelas. Diversión. Duran Duran. Adiós al gris y al polvo, hola al color.
“La serie empieza en verano, es la primera vez que vemos a los personajes fuera del colegio. Hay una sensación distinta en el ambiente. Pantalones cortos, piscinas, bañadores”. Al habla Noah Schnapp, el intérprete de Will Byers, el joven muchacho que lleva dos temporadas sufriendo lo peor del Otro Lado, el mundo oscuro que acecha a todo el pueblo de Hawkins. Sentado junto a Finn Wolfhard (Mike Wheeler en la serie) y Caleb McLaughlin (Lucas Sinclair), asegura que el trío de actores será inseparable esta temporada. Se acabó lo de ver al pobre Will enfermo y de la mano de su madre.
Combinar personajes para sorprender a la audiencia se va a convertir en seña de identidad de Stranger Things. Los propios Dustin (Gaten Matarazzo) y Steve Harrington (Joe Kerry) nos aseguran que su unión seguirá dando momentazos, si bien tendrán que incorporar a alguien nuevo a su amistad: Robin, interpretada por Maya Hawke, hija de los actores Uma Thurman y Ethan Hawke. “Es una locura formar parte de esto”, confiesa Maya. “A pesar de ser espectadora de la serie, no podía entender su impacto hasta que no estuve dentro. Y, menos mal, porque de saber lo que se me venía encima habría estado totalmente aterrada”. El joven Noah ya le ha advertido. “Maya lo va a pasar mal. Vive en Nueva York y TMZ le va a dar la turra constantemente”.
Let's go to the mall Robin trabaja con Steve en Scoops Ahoy, la heladería del centro comercial Starcourt. De todo lo que aparece en este inmenso decorado, Ahoy es de las pocas marcas originales de la serie. El resto, elementos pertenecientes a marcas reales (M&M’s, Burger King, The Gap), son confeccionados por un hipermeticuloso equipo de arte. Adquieren por eBay modelos de los primeros móviles, bolsas de The Gap, bicicletas o latas de Coca-Cola, los escanean y los reproducen.
El propio centro comercial es uno elegido entre muchos candidatos. Como el mismo equipo nos hace ver, no es igual un mall californiano que uno en Indiana. La estructura, sus neones y columnas, todo está pensado para ser lo más auténtico posible. Y ojo a esto: existe otra construcción, de la que no pueden hablar, que es más grande que el centro comercial y es la “auténtica parte de ciencia-ficción” de la temporada, que nos llevará “más lejos de lo que hemos ido nunca”. Un momento, ¿es Regreso al futuro lo que se proyecta en el cine del centro comercial? ¿Estamos ante la temporada más friki de Stranger Things? ¿Necesitamos carreteras allí dónde vamos?
Teorías y nostalgiaNatalia Dyer y Charlie Heaton retoman a Nancy Wheeler y Jonathan Byers en un punto diferente de su relación. Dyer explica que “ambos trabajarán en el Hawkins Post, el periódico local. Es un lugar de trabajo dominado por hombres, y Nancy va a tener problemas con eso. Pero por fin vemos a Jonathan y a Nancy interactuando con otra gente. Irán más allá de su relación. Se vuelven adultos. Cambia además la ropa, la forma en la que se comportan, el pelo…”.
Las entrevistas se suceden y siguen saliendo referencias en el trabajo de la tercera temporada. Títulos como Posesión infernal, La historia interminable, Karate Kid o American Graffiti. En las librerías del centro comercial aparece La caza del Octubre Rojo. Pero Gaten Matarazzo nos para los pies, quizá para que no nos hagamos líos con teorías de fans. “Los Duffer van creando a medida que avanzamos. Ocurrió con Dustin y Steve, íbamos por la mitad de la segunda temporada y todavía no habían acabado el guion de todos los capítulos”. “Es, probablemente, la temporada más oscura, pero al mismo tiempo la más divertida”, sentencia Heaton.
Un periodista pregunta por Barb. Parece que la serie dio a su personaje el cierre que se merecía. ¿Es posible que haya alguna novedad? Natalia y Charlie se miran y ríen nerviosos. Charlie grita a una responsable de Netflix que se encuentra alejada. “¿Podemos decir si Barb sale en la siguiente temporada?”. La chica de prensa responde seria. “Barb no estará en la tercera temporada”. Yo, como en Chernóbil. Ya no me fío de nada.
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