'San Junipero' no nació como el episodio más optimista de 'Black Mirror', sino como todo lo contrario

Allá por el otoño de 2016, cuando Black Mirror estrenó el cuarto episodio de su tercera temporada, muchos no nos podíamos creer lo que estábamos viendo. San Junipero, que así se llamaba el capítulo, no solo ofrecía una enternecedora historia de amor y realidad virtual, subvirtiendo de paso unos cuantos tropos negativos sobre los romances LGBT en la pantalla: también era la prueba de que en la serie de Charlie Brooker había hueco para algo más que raciones de nihilismo distópico. Pero, como Brooker es Brooker, ahora resulta que sus ideas originales para la historia de Kelly y Yorkie no daban buen rollito, sino todo lo contrario.

En las páginas de Inside Black Mirror, un libro sobre las entrañas de su serie, Brooker reconoce que la premisa con la que él y Annabel Jones empezaron a trabajar era mucho más tétrica: "Teníamos la idea de un parque temático al que tu ibas para, básicamente, estar en el cielo. Todos tus parientes y amigos muertos estarían allí, y tú pagarías para ir y visitarles". "Era una especie de mundo de película de terror", reconoce el maléfico showrunner.

Así pues, ¿qué fue lo que salvó a Kelly y Yorkie de vivir una historia de mucho miedo y mucho dolor? Pues nada menos que Westworld: Charlie Brooker reconoce que el show de Jonathan Nolan y Lisa Joy partía de una idea demasiado similar a la suya. Así pues, Jones y él decidieron darle la vuelta a su concepto, incorporando la idea de centrar la historia en una pareja de chicas y en darle al episodio su estética ochentera, en homenaje a las películas de John Hughes. Asimismo, la pareja aprovechó para sacarle punta a la 'conciencia digital' desarrollada en episodios anteriores de la serie: "Siempre tenemos una explicación científica para todo aunque sea una tomadura de pelo", bromea Jones.