'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?

Estas 13 cintas de cassette contienen un retrato crudo y realista del bullying, la objetivación o el acoso sexual. ¿Te atreves a pulsar play en el walkman?
'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?
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'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?

[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE POR TRECE RAZONES]

Netflix lo ha vuelto a hacer. Su última producción, Por trece razones, ya es una de las series revelación del año. Y no lo decimos nosotros, ni tampoco la plataforma de VOD, reacia a desvelar sus cifras. Lo dicen las redes sociales. La nueva ficción, producida por Selena Gomez, es ya la serie más tuiteada del año.

Basada en el libro homónimo de Jay Asher, la serie arranca con el suicidio de Hannah Baker (Katherine Langford), que se ha quitado la vida no sin antes dejar grabadas 13 cintas dirigidas a las personas que han provocado, en mayor o menor medida, su drástica decisión.

Desde que se estrenara el pasado 31 de marzo, la ficción no ha estado exenta de polémica: organizaciones que trabajan en la prevención de suicidios han criticado al serial por la manera nociva en la que retrata este hecho, llegando a alentar a los adolescentes de que esta es la solución a sus problemas. Mientras, su amplio fandom pide una segunda temporada.

El principal error al juzgar esta serie es pensar que la importancia de Por trece razones se limita a esa secuencia final en la que vemos a la protagonista cortarse las venas y desangrarse en una bañera. Todo lo que ha conducido a ese momento invita a la reflexión tanto como su impactante y dramático desenlace. Este es el verdadero legado que esconden las cintas de cassette de Hannah Baker.

La jerarquía en los institutos

'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?

¿Quién eres en el instituto? ¿Formas parte de los deportistas, como Zach (Ross Butler) y Justin (Brandon Flynn)? ¿Pasas desapercibido, como Clay (Dylan Minnette)? ¿O eres el "rarito", como Tyler (Devin Druid)? El grado de popularidad, el grupo de amigos o el propio género rigen la vida de los adolescentes, incrementando o reduciendo sus posibilidades de sufrir bullying o ser alabados por las masas.

Por trece razones plasma sin tapujos ni medias tintas esta jerarquía en la que conviven los personajes, y donde Hannah pasa a ser la chica "fácil" del instituto. Todo porque, en el primer capítulo, Justin saca una foto a la joven en la que se entreve su ropa interior, y que se propaga entre sus compañeros.

La objetivación

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Si en algo se insiste en casi todas las cintas de cassette grabadas por la protagonista, es en la constante objetivación de la que Hannah es víctima. Esa simple foto de su ropa interior la convierte en la chica "fácil", lo que más tarde llevará a Alex (Miles Heizer) a incluirla como "mejor culo" en una lista que recoge los atributos más destacables de las chicas del instituto según sus compañeros.

Es a partir de ahí cuando Hannah se convierte en un objeto que todos consideran de su propiedad: ya sea para tocarle el trasero, como hace Bryce (Justin Prentice) en una tienda, o para meterle mano, como Marcus (Steven Silver) en su primera cita. Por trece razones refleja esta actitud machista que sigue prevaleciendo entre los adolescentes, con todos los peligros que eso conlleva al tratarse de una edad en la que se forjan los caracteres.

La sexualidad y la violación

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Tocamientos, comentarios ofensivos, fama infundada... Los agravios que sufre la protagonista aumenta sus inseguridades en el terreno sexual, como atestiguamos cuando está a punto de acostarse con Clay. Su primera aproximación a la sexualidad se ve condicionada por el temor a empeorar su imagen pública, una problemática con la que las jóvenes siguen teniendo que lidiar.

La violencia llega a su máximo en las dos escenas de violación que presenciamos de forma explícita. Primero, Bryce se aprovecha de Jessica (Alisha Boe) cuando ella está inconsciente, bajo la atenta mirada de una Hannah que se queda paralizada. Días después, hace lo propio con la protagonista en un jacuzzi. Bryce es un monstruo creado en nuestra sociedad: un niño rico, deportista y popular, al que todos vitorean a su paso, y que cree tener el derecho de hacer lo que le plazca, sin que haya consecuencias. “Si eso es violar, todas las chicas del instituto quieren que las violen”, asegura el agresor a Clay.

Cuesta aguantar la mirada de Hannah cuando es víctima del abuso. Ambas escenas, tanto la de Jess como la de la protagonista, muestran la agresión de principio a fin, y son, junto a la del suicidio, las más incómodas y difíciles de ver. Y así debe ser, porque la vida no entiende de fundidos a negro.

La homofobia

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La ficción hace hincapié en las dificultades con las que los jóvenes gays tienen que lidiar durante su etapa en el instituto. Sobre todo a través del personaje de Courtney (Michele Selene Ang), que, a pesar de haber sido criada por dos padres homosexuales, no asume su lesbianismo, el cual esconde tras una falsa y estudiada imagen de chica ejemplar.

Además de Courtney, tenemos otros dos personajes principales que abrazan su homosexualidad, aunque, curiosamente, no pertenecen a los escalafones mal altos de la jerarquía social del instituto: por un lado, el metomentodo oficial, Ryan (Tommy Dorfman), y por otro, el hombre al que Hannah confía sus cintas, Tony (Christian Navarro).

La amistad

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La amistad (y, en especial, la amistad traicionera) es otro de los ejes sobre los que gira la serie. En esa tierra hostil en la que se pueden convertir los pasillos de un instituto, contar con aliados es fundamental para imponerse al acoso. Sin embargo, Jess y Alex terminan dando la espalda a Hannah para unirse a los populares.

Por otro lado, está la enfermiza hermandad entre Bruce y Justin. Este último ha crecido sobreviviendo a los novios de su madre drogadicta, en parte gracias a Bryce, que siempre lo ha cobijado en su casa. Su relación, ese pacto que lleva implícitas las palabras "silencio" y "lealtad", es en realidad una amistad mal-entendida, por la cual Justin permite que Bryce viole a su novia al sentirse en deuda con él.

El cyberbullying

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“Facebook, Twitter e Instagram nos han convertido en una sociedad de acosadores”, asegura Hannah. Y no cualquier tipo de acosadores, sino de acosadores legitimados para compartir imágenes o comentarios vejatorios, así como para fisgonear en cuentas ajenas.

Hannah es víctima de esta violación a su intimidad cuando Tyler la espía en su cuarto y saca fotografía de ella, como también lo es cuando la foto que le saca Justin empieza a difundirse entre sus compañeros. La serie reflexiona así sobre dónde están los límites de la privacidad en una sociedad que comparte su vida a través de las redes sociales, o que intercambia imágenes sin parase a pensar en las repercusiones que su difusión puede tener.

La omisión

'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?

Son muchos los que se preguntan qué hace Clay en las cintas, incluso después de escuchar el cassette dirigido a él. Tal vez porque se trata del personaje con el que más fácilmente empatizamos, el vehículo a través del cual viajamos entre los recuerdos de Hannah y el presente de los personajes, como si él fuera una suerte de alter ego del espectador dentro de ese universo ficticio. Desde el momento en el que las grabaciones caen en sus manos, el joven no sabe cómo lidiar con las confesiones de Hannah, con todos esos episodios de violencia verbal o física en los que estuvo presente, pero de los que no se dio cuenta, porque siempre es más fácil mirar para otro lado.

La culpa va creciendo ante la impotencia que siente al revivir las desgracias de Hannah y no poder hacer nada para devolverle la vida. Lo acompañamos, frustrados nosotros también, en una batalla perdida: sabemos que la protagonista ha muerto y, sin embargo, esperamos que en cualquier momento aparezca en su casa o en la farmacia de sus padres, como una señal de esperanza para el ser humano.

Porque sí, ya hemos aprendido la lección. Todos, incluso quienes no han agredido a Hannah, la han matado a través de su silencio. A pesar del trágico desenlace, la señal esperanzadora que esperábamos llega cuando Clay tiende la mano a Skye (Sosie Bacon) al final del último capítulo, dispuesto a poner en práctica la lección aprendida y no volver a dar la espalda a las personas que parecen necesitar ayuda.

¿Y los adultos?

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Si alguien tiene que ver esta serie, es precisamente el público adulto. Tras la muerte de Hannah, nos encontramos con los padres de Clay preocupados por la actitud de su hijo. También nos presentan al padre de Alex, que se enorgullece cuando su retoño se mete en peleas, al de Jess, que nunca está en casa, o a la madre de Zach, cuyo único cometido es defender a su hijo perfecto a ultranza, incluso cuando no tiene razón.

Los protagonistas callan, pero, sin embargo, piden ayuda a gritos, y los adultos están demasiado preocupados en su rutina diaria como para reparar en ese grito ahogado. El señor Porter es, sin duda, quien mejor escenifica este dilema, cuando Hannah le pide ayuda en el último episodio y él es incapaz de tenderle la mano. Y todo porque, tal y como la misma protagonista afirma, "no quieres escucharlo".

El fracaso colectivo

'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?

He ahí el quid de la cuestión, la respuesta a la pregunta que planteábamos en el titular. ¿Realmente estábamos preparados para escuchar a Hannah? ¿Para enfrentarnos al hecho de que es nuestra sociedad la que, si bien no la ha matado, ha permitido ese acoso? El suicidio de Hannah Baker no es culpa de la lista de Alex, ni de la foto de Justin. Ni siquiera de la agresión sexual de Bryce. Es un cúmulo de todas esas situaciones. Es culpa de un fracaso colectivo que desemboca en tragedia.

Y de ahí la relevancia de esta ficción, que todos, jóvenes y adultos, deberían ver. La pregunta no es si Hannah tenía motivos suficientes para hacer lo que hizo. Plantearnos esa simple cuestión confirma la más cruda de las realidades: que nosotros, como los personajes de la serie, pensamos que una nota de auxilio sin contestar, un apretón en el culo o una foto mal interpretada son nimiedades, exageraciones de una adolescente demasiado dramática.

Esa sociedad de acosos, bullying o actitudes sexistas es la nuestra, y puede que esa sea la revelación tan incómoda como cierta que nos cuesta escuchar de boca de Hannah. Y, al mismo tiempo, su mayor legado.

¿Hay vida para Por trece razones tras Hannah Baker? 

'Por trece razones': ¿Estábamos preparados para escuchar a Hannah Baker?

El libro en el que se basa la serie terminaba con la protagonista sobreviviendo a su intento de suicidio. Sin embargo, los responsables de la ficción decidieron reforzar el mensaje de la trama acabando con su vida. Y a pesar de que la brillante actuación de Katherine Langford es uno de los puntos fuertes de la serie, esta va, como ya hemos explicado, mucho más allá de su personaje. Así quedaba patente en una segunda temporada centrada en el proceso judicial tras el suicidio de la joven (lo de que volviera como fantasma para atormentar a Clay ya no fue tan buena idea).

Repetimos: Por trece razones es el reflejo de una sociedad, la nuestra, en la que el acoso juvenil, la homofobia o el machismo siguen a la orden del día. Y eso, desafortunadamente, está lejos de tener un final cerrado. ¿Estamos preparados para seguir escuchando su mensaje, con o sin cintas? Puede que no, pero debemos hacerlo.

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