Polémica del día: NBC no quiere humos en la serie de 'Constantine'

La adaptación de 'Hellblazer' conservará el gore del cómic, pero su protagonista no podrá fumar frente a la cámara. ¿Doble moral?
Polémica del día: NBC no quiere humos en la serie de 'Constantine'
Polémica del día: NBC no quiere humos en la serie de 'Constantine'
Polémica del día: NBC no quiere humos en la serie de 'Constantine'

Ya lo avisamos cuando la cadena NBC anunció su decisión de convertir Constantine en una serie: la colección de cómics Hellblazer, protagonizada por este detective sobrenatural, resultaba tan carismática como difícil de encajar en un medio mainstream. Máxime contando con el precedente de la película protagonizada por Keanu Reeves en 2005, donde el británico antihéroe titular y su morboso universo fueron higienizados y hollywoodizados hasta dejarlos casi irreconocibles. Ahora, tras un tráiler con buena pinta y el anuncio de que Neil Marshall (el responsable de algunos de los mejores capítulos de Juego de tronos) dirigirá el episodio piloto, los fans de John Constantine se han dado cuenta de que aquí falta algo: está el gore, está la gabardina, está el clima general de insalubridad... pero falta el dichoso tabaco.

 Pongamos en antecedentes a los profanos: en los cómics, y también en el filme protagonizado por Reeves, Constantine fuma de manera compulsiva, al menos tres paquetes al día. Algo que sirve para subrayar el cariz autodestructivo del personaje (¿hemos mencionado que también es alcohólico?) y además [SPOILERS] motiva uno de sus arcos argumentales más importantes, Hábitos peligrosos, en el que John está dispuesto a pactar con quien sea o con lo que sea para curarse un cáncer de pulmón [/SPOILERS]. Sin embargo, ahora que los medios se esfuerzan por mantener sus platós libres de humos, el alto mando de NBC ha dejado claro que el Constantine de Matt Ryan no se echará un miserable piti frente a la cámara.

Según declaraciones de Neil Marshall a Collider (vía Slashfilm), estamos ante una imposición de la cadena: el director explica que NBC ha levantado la mano en todo lo relativo a la sangre y los higadillos, pero que no está dispuesta a ceder en ese punto. "Es una solución de compromiso", aclara Marshall, e insiste en que estamos ante el único tema ante el cual "la cadena no está dispuesta a ceder: nadie puede fumar en sus programas". "Estamos trabajando en ello, buscando una solución alternativa", prosigue. Y concluye con un enigmático "ya veremos". Más adelante, el cineasta recuerda que la misma NBC alberga una serie tan "oscura e inquietante" como Hannibal, lo cual supone carta blanca para que Constantine resulte "todo lo terrorífica que sea posible, y esa es nuestra intención: hacerla terrorífica". Pero la censura antitabaco le parece, insiste, "frustrante".

Hasta aquí, los hechos. Y, a continuación, nosotros pasamos a interpretarlos. Está claro que fumar es extremadamente perjudicial: no en vano el cáncer de pulmón (sin curaciones satánicas que valgan) es una de las primeras causas de muerte en el mundo desarrollado. Pero también está claro que el tabaquismo de John Constantine no es sólo un detalle, sino también una forma de caracterizar a un personaje muy turbio. La cual, para colmo, fue respetada por una cinta tan baja en octanaje terrorífico como la protagonizada por Keanu Reeves. El "estamos trabajando en ello" de Marshall podría dar a entender que el showrunner Daniel Cerone tiene en mente una adaptación de Hábitos peligrosos, lo cual también da que pensar...

Seguramente los guionistas no tendrán ningún problema para hacer que su protagonista enferme de cáncer, y no les faltarán variedades del mal entre las que escoger (a poco que uno sea mínimamente aprensivo, la consulta a un manual de oncología puede resultar más terrorífica que las obras completas de Clive Barker). Pero haciéndolo omitirían un detalle crucial. Y es que este hechicero aficionado remueve cielo, tierra y lo de más abajo buscando la cura a una desgracia que él mismo se ha provocado. Y sembrando, para variar, la muerte y la destrucción en el proceso. Qué le vamos a hacer, chicos y chicas: John es así. Y, además, de Liverpool.

Por otra parte, debemos meternos ahora en una harina más densa: tras Los Soprano, tras Juego de tronos y, desde luego, tras una serie tan alta en nicotina como Mad Men, debería haber quedado claro ya que el protagonista de una serie de televisión no tiene por qué ser ejemplar. Es más, un panorama catódico tan repleto de antihéroes como el actual nos había hecho creer que la madurez del medio había consagrado a ese tipo de figuras. Además, según señala oportunamente un usuario de Slashfilm en los comentarios, la recién resucitada Community nos mostró a uno de sus personajes fumando marihuana (una sustancia que, a diferencia del tabaco, sigue siendo ilegal en la mayoría de países del llamado 'Primer Mundo') en un episodio emitido, precisamente, por la NBC. ¿Podemos pronunciar ya las palabras "doble moral", o esperamos a más adelante?

El hecho de que el canal esté dispuesto a admitir grandes cantidades de gore en su pantalla, tanto en la propia Constantine como en Hannibal, pero rechace que alguien inhale humo, puede tener también una lectura positiva: quienes quieran saber por qué, siempre pueden ver El dilema, o (más oportunamente) escuchar las toses de ese amigo, familiar o compañero de trabajo en el que estará pensando ahora. Pero, lo que es a quien suscribe, este detalle le parece un acto de censura tan trivial como delator de un puritanismo dispuesto a abordar sólo la forma, que no el fondo de un problema. En cuanto a John Constantine, está por verse cómo sobrellevará la falta de nicotina. ¿Tal vez le veremos pasarse al cigarrillo electrónico?

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