[Opinión] Las series de mutantes ya son mejores que las películas de mutantes

¿Te duele aún el recuerdo de 'X-Men: Apocalipsis'? No te preocupes: 'The Gifted' y 'Legión' han llevado el Gen-X a la pequeña pantalla
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¿Qué hizo grandes a los X-MenPregúntale esto a un fan de los cómics y la respuesta, seguramente, será "que eran distintos". A poco que revise uno las viñetas clásicas de los mutantes (bien las escribieran Roy Thomas, Chris Claremont, Grant Morrison o un tal Joss Whedon), descubrirá que sus historias hacen equilibrios entre las aventuras bigger than life y el costumbrismo, de una forma mucho más abierta que las de la Liga de la Justicia o los Vengadores. Y también que esa panda de bichos raros (desde el canadiense peludo con garras de adamántium hasta la chica que atraviesa paredes, hay donde elegir) se acaban ganando al lector es, sobre todo, porque el afecto que se profesan entre ellos es una medida de supervivencia... aunque el cine, muchas veces, lo haya olvidado.

Tal vez Stan Lee se inventara aquello de las mutaciones y el Gen-X para ahorrarse buscar orígenes a los poderes de sus nuevos personajes (lo de la araña radiactiva ya había funcionado una vez...). Pero, con aquello de "temidos y odiados por el mundo al que han jurado proteger", puso las semillas de la franquicia más exitosa de la editorial. En sus mejores momentos, las historias de los X-Men no sólo se beneficiaban de guiones espléndidos (que los tuvieron) ni de dibujos formidables (mira fijamente una página de John Byrne y lo entenderás). Se trataba, sobre todo, de que la saga de Charles Xavier, Lobezno, Coloso, Pícara, Gambito, Jean Grey y compañía era ante todo una historia de marginados. No es nada raro que los adolescentes acudieran a las viñetas como las moscas a la miel... ni tampoco que la colección original contase con un poderoso contingente de mujeres y gente LGTB entre sus lectores.

Ahora bien: si miramos las últimas entregas de la saga en pantalla grande, ¿qué nos queda? Poca cosa, la verdad. Con la excepción de Logan (filme que sí aborda uno de los pilares de todo esto: la construcción de una familia), podemos decir que la cosa empezó a tambalearse con X-Men: Días del futuro pasado… y se vino abajo estrepitosamente con X-Men: ApocalipsisSi la primera película resultaba objetable en muchos aspectos (por su forma de abordar uno de los arcos argumentales más míticos del tebeo, o por su empeño en colarnos a Magneto Fassbender Jennifer Mística hasta en la sopa), la segunda cinta resultó para muchos un desastre sin paliativos. Por su Oscar Isaac sin fuste alguno, por sus set pieces de plastiquillo y por una puesta en escena más allá de los límites de lo hortera, Apocalipsis es una experiencia que más de un fan querría borrar de su memoria. En espera de que Los Nuevos Mutantes X-Men: Dark Phoenix arreglen un poco el cotarro, ¿hay alguna manera de quitarse el escozor de las retinas?

Pues sí, la hay. Y está en el último lugar en el que un fan de X-Men hubiera esperado encontrarla: en la TV de acción real. Aunque en 1996 ya hubiera tenido lugar un intento de llevar a los mutis a la pequeña pantalla (Generation X), y aunque su serie animada de esas mismas fechas (1992-1997) marcase la infancia de muchos y de muchas, jamás hubiéramos pensado que las series de mutantes acabarían ganando por la mano a las películas. ¿Recuerdas el yuyu que daban los primeros filmes de la saga? ¿Atesoras esa sensación de paranoia que sentíamos al ver X-Men X-Men 2? ¿Aquel "Bobby, ¿has pensado en no ser mutante?" te sigue pareciendo una cumbre del género de superhéroes? Pues es más probable que revivas esas sensaciones viendo The Gifted Legión en tu casa que en una sala de cine.

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El caso de The Gifted, que se estrena esta semana en España, lleva aparejada una ironía muy gorda: su responsable es ese Bryan Singer que, tras Apocalipsis, parecía ya perdido para la causa. No sabemos qué le ha ocurrido a este señor (¿se le habrá manifestado una mutación secundaria, o sencillamente habrá recapacitado?), pero lo cierto es que su serie le hace justicia a una de las claves de la mitología mutante: que, cuando empiezan a desarrollar esos poderes que los convierten en armas vivientes, los mutantes son apenas críos. Y que, para esos críos, hay algo peor que plantarle cara al Juggernaut o al Club Fuego Infernal: saber que sus familias y sus amigos van a sufrir por causa suya, bien a manos del villano de turno, de los Centinelas… o de ellos mismos, si pierden el control de sus habilidades.

Con mucho de road movie, y con una entrañable parquedad de medios (a quien suscribe le recuerda a veces a una Expediente X con efectos digitales más currados), The Gifted aprovecha también para sacarle partido a personajes secundarios que las películas apenas nos han mostrado de pasada. Véase, por ejemplo, a Blink (Jamie Chung) demostrando lo peligrosa que puede ser una 'muti' con fiebre. Tal vez las interpretaciones sean algo irregulares (Stephen Moyer, muy bien; los jovenzuelos Natalie Alyn Lynd Percy Hynes White, no tan bien). Pero eso importa poco, porque estamos ante un gran producto de entretenimiento. Y, además, si queremos actores al límite y saltos mortales en la puesta en escena, tenemos Legión. Un show que no sólo es, seguramente, el mejor trabajo inspirado en el universo X-Men, sino también una de las mejores series de fantasía de la actualidad.

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Cuanto menos se sepa de esta creación de Noah Hawley (Fargo), mejor. Baste decir que Dan Stevens está en ella que se sale como el protagonista, que el resto del reparto (con las fabulosas Rachel Keller Aubrey Plaza a la cabeza) es también puro caviar iraní, y que, aunque los temas legales de siempre no le permitan aprovechar del todo los cómics, resulta el trabajo audiovisual más fiel a estos, tanto en su historia como en su puesta en escena. Aquí no hay medias tintas: el protagonista Daniel Heller (Stevens) es un peligro tanto para sí mismo como para los demás, a no ser que alguien le enseñe a controlar sus poderes. Los mutantes y quienes les rodean, empezando por el propio Daniel, tienen los nervios destrozados por vivir bajo semejante tensión. Y sus poderes pueden ocasionar cataclismos, reflejados aquí con mucho más gusto y más inventiva que en producciones con 10 veces más presupuesto.

En resumen: si The Gifted podría ser el Expediente X de las series de superhéroes (con unas gotas de Buffy, cazavampiros, según parece), Legión podría ser su Twin Peaks (no decimos qué temporada). Algo que se agradece mucho, porque, gracias a su demencial puesta en escena, la serie de Hawley consigue evocar esa sensación que enganchó a los cómics de mutantes a más de un chaval o una chavala preadolescente: ese arrebato zuluetiano que provocan algunas viñetas singularmente gloriosas, ese sentir cómo la cabeza se vuelve del revés ante según qué giros de guión… o esa sensación de alivio al notar que uno no es tan raro, ni está tan solo o tan loco. Sensaciones que, en espera de sus nuevos títulos, la franquicia principal de los X-Men lleva mucho tiempo sin proporcionarnos.

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