La familia de Matt Groening y la música de Danny Elfman: Así nació 'Los Simpson' hace 30 años

Donuts, cervezas, estrangulamientos y energía nuclear, en ese orden: hace 30 años, conocimos a los ciudadanos de un lugar llamado Springfield.
La familia de Matt Groening y la música de Danny Elfman: Así nació 'Los Simpson' hace 30 años
La familia de Matt Groening y la música de Danny Elfman: Así nació 'Los Simpson' hace 30 años
La familia de Matt Groening y la música de Danny Elfman: Así nació 'Los Simpson' hace 30 años

“Marge, eres tan hermosa como la princesa Leia y tan lista como Yoda”. Homer Simpson nunca ha sido un poeta, pero lleva 30 años regalándonos perlas pop como esta. Y, cosas de la vida, el estreno en diciembre de Star Wars: El ascenso de Skywalker coincide con el aniversario de Los Simpson. El día 17, la familia amarilla más deslenguada de la TV sopla 30 velas, aunque, en realidad, llegó a la pequeña pantalla en 1987.

El dibujante Matt Groening solo necesitó una hora justo antes de una reunión con el productor James L. Brooks para crear a los protagonistas que Fox quería en los cortos de The Tracey Ullman Show: “Dibujé a mi familia. Mi padre se llama Homer, mi madre Margaret, y mis hermanas Lisa y Maggie. Iba a nombrar a Bart Matt, pero no pegaba en el pitch de presentación”. La única condición que le puso su padre, recordaría años después en varias entrevistas, fue la de que Homer nunca se portara mal con Marge.

BIENVENIDOS A SPRINGFIELD

El 17 de diciembre de 1989, Los Simpson, ya como serie de emisión regular, se estrenó con un especial navideño. Producida por Brooks, Groening y Sam Simon, el compositor Danny Elfman se encargó de su pegadiza sintonía. En una Springfield que podría ser “cualquier Springfield de EE UU”, nos esperaban una familia disfuncional y sus disfuncionales vecinos, entre plantas nucleares, donuts glaseados y cerveza Duff. Su creador definió a los personajes como “criaturas del consumo y la envidia, de la pereza y el oportunismo, de la cabezonería y la redención. Como nosotros, pero más exagerados”. 

Pese al repentino éxito de la ficción, su irreverencia y desenfado le jugarían malas pasadas. En sus primeras entregas, varios colegios públicos prohibieron el uso de camisetas con dibujos de los protagonistas porque Bart no era un buen ejemplo para los niños. En 1992, George H. W. Bush aseguró durante su campaña de reelección: “Vamos a hacer la familia americana más como los Walton y menos como los Simpson”. El año pasado, sin ir más lejos, la serie se veía envuelta en una polémica racial después de que el cineasta Hari Kondabolu denunciara que Apu estereotipaba a los inmigrantes indios.

Sea como fuere, Los Simpson, longevo fenómeno internacional que hizo competitiva a la cadena Fox en la TV americana, lleva tres décadas sentándonos en su sofá amarronado, frente a la pizarra en la que Bart escribe una nueva fechoría, y expandiéndose a través de una película (con arreglos de Hans Zimmer en la melodía), videojuegos y cómics. En palabras de Groening: “Importa el impacto, no el dinero. Como dijo Homer: ‘Hay algo que nunca se podrá comprar… Un dinosaurio”.

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