‘High Maintenance’: una serie tan terapéutica y adictiva como la marihuana

Katja Blichfeld y Ben Sinclair nos cuentan cómo se les han ocurrido las historias de la serie que empezaron subiendo a Vimeo y que ahora estrena su cuarta temporada en HBO
‘High Maintenance’: una serie tan terapéutica y adictiva como la marihuana
‘High Maintenance’: una serie tan terapéutica y adictiva como la marihuana
‘High Maintenance’: una serie tan terapéutica y adictiva como la marihuana

El cuarto capítulo de la primera temporada de High Maintenance cuenta dos historias. La primera la protagoniza un workaholic jubilado que vive una segunda vida bailando static dance en raves diurnas ante la mirada escandalizada de su hija, con la que comparte un lujoso brownstone. La segunda es la historia de un matrimonio chino que se gana la vida recogiendo latas de la basura. Ambas realidades paralelas, tan irreconciliables como neoyorquinas, representan muy bien la esencia de High Maintenance, serie de HBO que acaba de estrenar su cuarta temporada y que aprovecha el macguffin del repartidor de marihuana para colarse en los hogares de Nueva York y así contar su intrahistoria.

En esta nueva entrega, volvemos a encontrarnos a ‘The Guy’ pedaleando y repartiendo su mercancía por la metrópolis. “Volvemos a ideas que estaban ya en las anteriores temporadas –reflexiona al teléfono Katcha Blichfeld, cocreadora de High Maintenance–. Nos sigue interesando la condición urbana: la soledad, la necesidad de conectar de la gente… A mí, personalmente, me interesa esa necesidad de conectar y cómo eso funciona en Nueva York, que al final del día puede parecer un pueblo a pesar de ser una gran ciudad".

Blichfeld y Ben Sinclair eran marido y mujer cuando crearon High Maintenance. "Eso de que se nos ocurrió la idea de la serie mientras montábamos en bici por Williamsburg es un mito –se ríe él, que además de ser cocreador de la serie interpreta a ‘The Guy’–. Paseábamos mucho en bici durante esa época, pero nos influyeron más cosas. Por ejemplo, veíamos mucho A dos metros bajo tierra  y fue así, con cada muerto en los créditos, como nos empezamos a plantear el formato de nuestra serie”.

Sinclair se refiere a la estructura de la serie, en la que el camello, ‘The Guy’, y la marihuana que reparte son lo de menos. “Lo que nos interesaba desde el principio era contar la vida de esas personas que le encargan hierba”. Un arco de historias y personajes que van desde 'Homeless Heidi', una hipster sin casa que parasita las de los ligues que se echa, hasta una vendedora de azulejos a la que le proponen ser modelo, pasando por un fan de Helen Hunt que vive encerrado en casa cuidando de su madre enferma.

En High Maintenance cabe el Nueva York más estrambótico y hipster, adinerado, excéntrico, a veces miserable, y el Nueva York más humano. En cualquier caso, hasta el personaje más despreciable se gana la empatía de Blichfeld y Sinclair. “Intentamos no juzgar a nuestros personajes y quererlos, hasta con los que no son buena gente. Nadie es perfecto. Es algo que siempre hemos intentado hacer en High Maintenance, retratar a seres humanos y sus comportamientos de una manera directa y sin juzgarlos. Así a nosotros tampoco nos juzgarán. Quizás ha sido una forma de autoterapia”, medita Blichfeld.

Son personajes solos que tratan de encontrar una comunidad, quizás en un intento de los creadores de hacer de Nueva York una ciudad más cálida y menos dura a través de la ficción. "Uno de los temas de High Maintenance es la soledad. A mí me asusta la soledad. Es uno de mis grandes miedos", concede Sinclair, y añade que por eso la nueva temporada comienza en un jardín comunitario. “Creo que mucha gente se siente como yo. Vas en el metro de Nueva York y ves todos estos anuncios para pedir a domicilio, para no salir, para no hablar con la gente. Creo que nos están vendiendo la idea de que es mejor estar solo que rodeado de gente. Yo soy de la opinión de que nos necesitamos los unos a los otros, lo creo de verdad”.

Un actor y una directora de casting

Cuando crearon High Maintenance, Sinclair era un aspirante a actor al que no le llegaban demasiadas ofertas de trabajo y Blichfeld, una directora de casting con muchos números de actores en la agenda del teléfono. “Queríamos crear algo juntos, historias cortas –recuerda ella–. No lo hicimos pensando en que nos fichase una plataforma ni en ganar dinero. Queríamos tener un hobby divertido que compartir con nuestros amigos, también cineastas, durante los fines de semana”.  

Muchas de aquellas historias partían de un actor al que conocían y para el que escribían un personaje. “Por ejemplo, el primer capítulo de la webserie está protagonizada por Bridget Maloney, que ahora es la cuñada de Ben. Bridget tenía una energía muy cómica y sabíamos que podía interpretar muy bien a alguien neurótico y con ansiedad. Así nos inventamos un personaje basado en ella, esa asistente neurótica de alguien a quien no llegamos a conocer”, recuerda.

Según se fueron alargando los capítulos y el writers room empezó a llenarse de guionistas, las historias se volvieron más sofisticadas. “Mezclábamos historias que habíamos oído o experimentado, con historias reales –cuenta Sinclair–. Por ejemplo, hay un episodio sobre una mujer que intenta pasar página después de que su esposo sufra demencia. Creo que eso lo sacamos de un post de Instagram. También nos metíamos mucho en Craigslist para inspirarnos. Era un sitio muy divertido para sacar ideas. De ahí sacamos, por ejemplo, una historia de un bebé de silicona que una pareja adopta y trata como un bebé de verdad".

De Vimeo a HBO 

En 2011, empezaron colgando los capítulos de High Maintenance en Vimeo sin molestarse en buscar financiación ni una plataforma. Esas historias de cinco o seis minutos llamaron la atención de la prensa y la crítica norteamericana, que en seguida empezó a elogiar la libertad y la frescura que respiraban los episodios. Cuando recibieron una oferta de FX, escribieron un piloto que el canal de pago terminó rechazando. "Mientras lo escribíamos empezamos a pensar que internet no tenía reglas, que podíamos mostrar un pene o una vagina, no teníamos que esperar a que un alto ejecutivo de una cadena entendiese lo que queríamos hacer", recuerda Sinclair. Fue entonces cuando Vimeo produjo una nueva tanda de episodios de la serie.

En 2016, ficharon por HBO y empezaron a escribir episodios más largos con un equipo de guionistas. “El principal reto al que nos enfrentamos fueron las fechas de entrega –explica Blichfeld–. Porque esto era algo que hacíamos para divertirnos, no teníamos horarios, sucedía cuando estábamos inspirados. Y ahora hay contratos, expectativas, deadlines... La creatividad obligada no es igual que la creatividad espontánea".  

Además, durante la primera temporada de la nueva serie para HBO, Sinclair y Blichfeld se separaron –ella salió públicamente del armario en este artículo–, trama que muy elegantemente tiene su lugar en la serie. “En los últimos ocho años mi vida ha cambiado mucho: me he divorciado de la mujer con la que escribí High Maintenance, hemos seguido haciendo al serie, he pasado de ser un creador en apuros económicos a ser un creador sin problemas financieros…  –reflexiona Sinclair–. También, muchos de los creadores y artistas a los que admiraba se han convertido en mis amigos. Me siento como un New Yorker de verdad, no solo un observador, como me sentía cuando empezamos la serie. Así que siento que he cerrado un ciclo de muchas maneras”.

¿Y qué será lo siguiente? Para Blichfeld: “Seguir contando historias, quizás una película o un formato más largo en serie, de una hora. Me apetece tener más tiempo para explorar los personajes". Sin embargo, Sinclair tirará por el teatro, actuando en Tres hermanas, la obra de Chejov, en el New York Theatre Workshop esta primavera, con compañeros de reparto tan molones como Greta Gerwig, Lola Kirke u Oscar Isaac. Además, el protagonista de High Maintenance planea pasar unos meses en España. "Me gustaría pasar desde julio a noviembre allí, mientras los estadounidenses sufren las elecciones. Me parece una buena opción estar en otro país durante las elecciones", dice. Y ante nuestro silencio expectante, añade: "Y estaría genial hacer un High Maintenance en Madrid".

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