Los franceses odian 'Emily en París': "No había visto tantos clichés desde el episodio parisino de 'Gossip Girl"

Emily en París es muchas cosas: una comedia romántica por las calles de París, el regreso a la TV de Darren Star (Sexo en Nueva York), o el primer proyecto como productora de su actriz protagonista, Lily Collins. También es un relato creado a base de clichés, sobre todo de la cultura francesa. 

Recordemos que la serie sigue a Emily Cooper (Collins), una joven ejecutiva de marketing de Chicago que consigue el trabajo de sus sueños cuando su empresa es comprada por una multinacional francesa y se traslada a su sede en París.

El cometido de Emily consiste en modernizar la estrategia de redes sociales de la empresa, aunque sus nuevos compañeros franceses tienen un modo de encarar el trabajo diferente al de ella. Y, entre boinas parisinas y croissant para desayunar, la serie echa mano de estereotipos constantemente, algo que no ha hecho mucha gracia a los críticos franceses. 

Tal y como recoge The Hollywood Reporter, los medios galos no están contentos con cómo la ficción refleja a los franceses. Para Premiere, la serie nos enseña que "los franceses no somos todos malos, pero sí vagos y que nunca llegamos a la oficina antes del final de la mañana, que flirteamos y no nos sentimos atados al concepto de lealtad, y que somos sexistas y atrasados". 

Sens Critique destaca que "tienes que amar la ciencia-ficción para ver esta serie": "Es posible que los guionistas hayan dudado unos minutos si poner una baguette por debajo de cada francés, o incluso una boina para distinguirlos bien. Eso sí, todos fuman cigarro y flirtean constantemente". 

RTL asegura que "no habíamos visto tantos clichés en la capital francesa desde el episodio parisino de Gossip Girl o el final de El diablo viste de Prada". La revista Les Inrocks define la París de la serie como "la ciudad irreal de Moulin Rouge, Coco Chanel, las baguettes y Ratatouille".

En AlloCiné, Emily en París se ha llevado una nota de 2,9 de 5, pero las críticas negativas son especialmente hirientes. "Una serie vergonzosa, una imagen totalmente errónea de París. Es ridícula y está interpretada muy mal. Como si en París solo importara la moda, los amores y los croissants. No," escribía un usuario.

"Una serie que podía haber sido genial si no hubiera caricaturizado lo francés. En la serie, los franceses somos arrogantes, sucios, vagos, malos, agrios... Pero afortunadamente una joven norteamericana llega para explicarnos cómo es la vida. Es deplorable, me preguntó cómo han accedido los actores franceses a salir en la serie", añade otro usuario.

Otro de los temas centrales que trata la serie es la influencia que consigue su protagonista colgando en Instagram cosas que va descubriendo de París. Cuando Emily llega a la ciudad, tan solo tiene 48 seguidores en Instagram, pero unas cuantas fotos de flores, queso, croissants y cafés después, se convierte en toda una influencer, con 25.000 seguidores.

Una redactora de Vulture se ha preguntado si la protagonista, con esos post tan comunes, realmente se hubiera vuelto tan popular en la red social fotográfica en la actualidad. Para ello, ha hablado con tres influencers (Lamia Lagha, Carin Olsson y Monica de La Villardière) que viven en París y llevan en Instagram desde que la red empezó a funcionar.

La conclusión a la que llega el artículo es que, en pleno año 2020, no sería realista creer que alguien puede sumar tantos seguidores de forma tan rápida compartiendo imágenes de su día a día. "Emily trata de encontrar la forma más fácil de conseguir más y más seguidores que respondan a este tipo de clichés", asegura Lamia: "Juega a ese juego. Y no parece muy actual. París ha cambiado tanto". Para Monica, Emily es divertida, pero solo atraería a una audiencia norteamericana: "Sus amigos allí amarían su Instagram, pero no creo que triunfara. Si empiezas una nueva cuenta de Instagram en 2020, tienes que diferenciarte, y no veo que ella lo haga".