Reivindicamos a Reese Witherspoon, la rubia todoterreno que no se ha dejado ningunear por Hollywood

La artista que nunca se ha dejado limitar por los prejuicios de la industria cumple 46 años.
Los Emmy ningunean a Reese Witherspoon, pero nosotros la reivindicamos
Reese Witherspoon
Los Emmy ningunean a Reese Witherspoon, pero nosotros la reivindicamos

Hace dos años, la ausencia de Reese Witherspoon entre los nominados a los Emmy 2020 fue probablemente una de las más comentadas. La actriz y productora todoterreno había desarrollado y protagonizado tres series que sí se hicieron un hueco en las distintas categorías de los galardones televisivos: hablamos de la segunda temporada de Big Little Lies (HBO), The Morning Show (Apple TV+) y Little Fires Everywhere (de Hulu, aunque en España está disponible en Amazon Prime Video).

¿Dónde estaba su nombre en las categorías interpretativas? ¿No merecía acaso reconocimiento su metódica Madeline, esa Elena cuya vida familiar se desmorona o la imparable periodista Bradley Jackson?

Los Emmy se olvidaron de una de las mujeres del momento en la industria del cine y la TV. Afortunadamente, la carrera de esta rubia muy legal siempre ha brillado gracias al empeño de Reese, que pasó de forrar las carpetas de los adolescentes de los 90 a ser la responsable de tus producciones femeninas favoritas por méritos propios. Aprovechando que hoy cumple 46 años, reivindicamos a la mujer que nunca se dejo limitar por los prejuicios de Hollywood.

Rompiendo estereotipos

Reese Witherspoon no entiende de etiquetas, ni tolera que se la subestime. “Ser del sur y rubia no es una buena combinación. Todos piensan que no puedes ser lista”, ha criticado en numerosas ocasiones. Nacida en Nueva Orleans en 1976, tuvo que hacer frente a los estereotipos desde sus tiempos de animadora de lucha libre.

¿Cómo iba a tener esa jovencita con pompones mayor aspiración en la vida que la de coronarse reina del baile? ¿Quién podía imaginar que de pequeña soñaba con ser presidenta de EE UU? ¿O que entraría en Stanford, pese a aquel orientador que le aseguró que jamás la aceptarían en la prestigiosa universidad? “No sería la mujer que soy ahora si no hubiera superado todo eso”.

La Meca del cine también fue un campo de minas prejuiciosas para una Reese que llegó a ese mundo de platós y claquetas con 14 años: “Mi padre era médico y mi madre enfermera. Yo no debía estar en Hollywood”. Entró por la puerta grande con Verano en Louisiana, pero los 90 (SFW, Pleasantville, Crueles intenciones) supusieron un pulso contra una industria que se empañaba en colgarle el sambenito de ‘niña buena’.

Muchos continúan atribuyendo este éxito precoz a Alexander Payne y su papel en Election, algo que el director niega: “Reese iba a llegar donde ha llegado con o sin mí”. ¿Y qué recuerda ella de sus comienzos? “Mi segunda audición fue para El cabo del miedo –contaba durante la American Cinematheque Gala de 2015–. Un hombre en el avión me preguntó a qué iba a Nueva York. Le dije que tenía un casting con Robert De Niro y un tal Martin Scor-scheskascheskaznee. Me repitió tantas veces lo importantes que eran que me aterrorizó y no pude articular palabra en la prueba”.

Nuevas inquietudes

Con el cambio de siglo, seguirían los títulos de culto (American Psycho), el triunfo comercial (Una rubia muy legal, Sweet Home Alabama) y el reconocimiento de los académicos (En la cuerda floja), aunque también las miradas recelosas: “Hice Una rubia muy legal y me encasillaron. Hacía comedias y no creían que pudiera ser seria. Rodaba dramas y olvidaban que sabía hacer reír. Me hice mayor y dejaron de considerarme útil en Hollywood”.

Tras En la cuerda floja, llegó la maldición del Oscar o, más bien, de la treintena: “Estuve perdida –confesaba a The Independent–. Solo un estudio de 30 con los que me reuní estaba desarrollando un proyecto protagonizado por una mujer”.

Witherspoon volvería a callar a quienes daban por acabada su carrera cuando, aconsejada por su madre (“Si quieres algo, hazlo por ti misma”), creó la productora Pacific Standard, ahora Hello Sunshine, enfocada en proyectos por y para mujeres. Fue entonces cuando su fanatismo por la lectura se convirtió en su mejor aliado: “Me ha costado tres adaptaciones de éxito (Perdida, Alma salvaje y Big Little Lies) ser considerada alguien en el mundo de la producción”.

Mujer con poder

Además de apoyar el papel de la mujer en la industria a través de la producción, Witherspoon también ha sido una de las principales impulsoras del movimiento Time’s Up. La pequeña pantalla se ha convertido ahora en esa página en blanco en la que plasma las historias femeninas que antes no veía en pantalla.

Así, en los últimos años la hemos podido disfrutar en la segunda temporada de Big Little Lies, en la de The Morning Show o Little Fires Everywhere, todas ellas (no está de más insistir en este aspecto) producidas por la rubia. Entre sus próximos proyectos, delante y detrás de las cámaras, destacan la adaptación para TV del libro Todos quieren a Daisy Jones o la tercera entrega de Una rubia muy legal, entre otros trabajos.

Puede que los premios gordos se le resistan, pero Hollywood ya no se entiende sin Reese Witherspoon. Ya en la cuarentena, aún le han perseguido las etiquetas (ahora la de ‘feminista’), aunque pocos la subestiman. ¿Algún mensaje para esos necios? “Si conocéis a Martin Scorsese, ¿podríais decir le que quiero repetir el casting?”.

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