'El caso Alcàsser': El crimen de la telebasura

Elías León Siminiani ('El caso Asunta') vuelve al true crime con el caso más truculento de nuestra historia reciente. Así es el primer capítulo de la nueva serie de Netflix.
'El caso Alcàsser': El crimen de la telebasura
'El caso Alcàsser': El crimen de la telebasura
'El caso Alcàsser': El crimen de la telebasura

“A Isabel, a Miriam, a Desi, a Ana, Amaia, Marisa, Melina, Belén, Esther, Carmen y Cristina”. El jueves 12 de noviembre de 1992, Antonia Gómez Rodríguez, conocida como Toñi, llamó a Radio Emphasis y enumeró, una a una, a todas sus amigas a las que quería dedicar una canción de Peter Schilling, Major Tom. El documento sonoro, que extrañamente permanece almacenado en YouTube, puede entenderse como una escalofriante muestra de lo arbitraria y grotesca que es la vida: un día eres una adolescente bromeando con el locutor de una emisora y, al siguiente, tu desaparición junto a dos amigas da lugar a uno de los crímenes más truculentos de nuestra historia reciente. Elías León Siminiani decide arrancar su documental El caso Alcàsser con esa grabación y eso es lo máximo que se permite acercar la cámara a sus protagonistas, esas “niñas de Alcàsser” a las que un país entero veló en los años 90.  

El caso Alcàsser oscila entre el periodismo y el cine, pero la realidad se impone minuciosa. Primero, por la magnitud de la investigación –228 horas de entrevistas grabadas, 160 personas consultadas, 392 horas de juicio visionadas, más de 500 informativos…– y, segundo, por el rastro mediático que dejó el que para muchos ha sido considerado el nacimiento de la telebasura. "La herida sigue abierta en Alcàsser. Están acostumbrados a que los medios lleguen y se vayan –explica Ramón Campos, productor y guionista–. Tuvimos que pasar mucho tiempo allí para que se fiasen de que lo que queríamos era entenderlos, que no queríamos volver a hacer el mismo daño que habían hecho los medios ya". Siminiani (Apuntes para una película de atracos) añade que nunca hubiesen hecho la serie documental sin el consentimiento de las familias de las niñas. “Cuando lo conseguimos, había gente que reaccionaba diciendo que no querían más cámaras y otros que preferían contar ellos mismos lo que vivieron para quitarle el estigma a Alcàsser”.

El daño que habían hecho los medios. De eso trata el primer capítulo de la serie documental de Netflix que, mientras desestigmatiza el caso en España lo dará a conocer mundialmente gracias al alcance de la plataforma. Tras contar a un ritmo vertiginoso la desaparición de Míriam García Iborra, María Deseada Hernández Folch (Desirée) y Antonia Gómez Rodríguez (Toñi) el 13 de noviembre de 1992, el episodio se centra en la gestión que hicieron los medios de comunicación de la angustia y la incertidumbre de las familias. Siminiani y Campos no titubean al señalar a los máximos beneficiados de esta explotación colocando los ratings de audiencias de las cadenas cada vez que hablan de ellas. “Fue la primera vez de muchas cosas –reflexiona Siminiani–. Las privadas llevaban dos años, el concepto batalla de audiencias estaba arrancando y Alcàsser es el primer gran ring. Eso no sucede ahora y eso explica muchos de los excesos que se cometieron”.

Son dos los programas televisivos que concentran toda la atención de los creadores, Quién sabe dónde, con Paco Lobatón, quien, en un momento dado del episodio, se disculpa mirando a cámara, y De tú a tú, conducido por Nieves Herrero. La presentadora no quiso ser entrevistada. “Hablamos mucho con ella y la animamos a que saliera –explica el director–. El último paso es ponerse delante de la cámara pero hay gente que nos ha ayudado muchísimo sin hacerlo”. No obstante, es fácil echar en falta su testimonio en el presente, aunque sea para amortiguar el efecto durísimo que produce verla en las prolijas imágenes de archivo rescatadas por Campos y Siminiani. El director construye su serie documental sirviéndose de varios aspectos estilísticos –por ejemplo, su acertada inclusión como personaje, el investigador inexperto que acompaña al espectador, como hacía Sarah Koenig en el podcast Serial, una de sus referencias junto a Errol Morris–, pero ninguno resuena con tanto eco como estas imágenes recuperadas del programa emitido en Alcàsser tras la aparición de los cadáveres de las niñas donde Nieves Herrero retransmitió en directo el dolor y la desesperación profunda de sus familias. “Es una dinámica que empieza en El gran carnaval, de Billy Wilder y acaba en el túnel de Julen: los mecanismos son los mismos”, añade Siminiani. 

Si el primer episodio se centra en el nacimiento de la telebasura en España, en el segundo veremos la instrucción del caso. El tercero tratará las teorías alternativas al relato de la instrucción y el cuarto será una crónica del juicio. El quinto capítulo se centrará en el legado que ha dejado el caso en la sociedad, pasando claro está por Esta noche cruzamos el Mississippi. “Pepe Navarro tampoco quiso ser entrevistado pero nos cedió las imágenes del programa, que eran suyas, lo que para nosotros es un gesto valiente”, explican los creadores, cuyo fin último, dicen, es analizar los hechos. “Creo que no analizarlos es un error –dice Campos–. Cada espectador debe juzgar si haciéndolo incidimos en el dolor o no”. En lo que respecta al primer episodio, crónica y a la vez ensayo de los hechos, el cuidado y el respeto está garantizado.

El caso Alcàsser se estrena el 14 de junio en Netflix. 

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