‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix

Entrevistamos a las creadoras Susannah Grant y Sarah Timberman, y a la protagonista Kaitlyn Dever, con motivo del estreno este viernes.
‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix
‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix
‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix

A Marie Adler la violan en su domicilio. A Marie Adler no la cree nadie. A fin de cuentas, es una adolescente de 17 años con problemas de exclusión social y las hormonas revolucionadas. La policía concluye que solo quiere llamar la atención… Hasta que, tres años después, una nueva pareja de detectives, no casualmente de sexo femenino, frente a un caso similar, decide que ninguna mujer podría inventarse algo así, y que tal vez se estén enfrentando a un violador en serie.

Esta es, a grandes rasgos, el punto de partida de Creedme (curioso, el título original es Unbelievable, esto es, “Increíble”), la nueva serie de Netflix dispuesta a sacudir conciencias y alimentar trescientos zillones de twits, posts, y columnas de opinión sobre el heteropatriarcado y “el hermana, yo sí te creo”. O lo que es lo mismo, todas las que se quedaron huérfanas con el soporífero desenlace de El cuento de la criada.

Por encima de la ideología, o junto a ella, está la historia y el sufrimiento de Marie. Su violación se produjo en 2008. El mundo lo supo gracias a un trabajo periodístico (Un Unbelievable Story of Rape) que obtuvo el Premio Pulitzer. Después fue un brillantísimo podcast en This American Life, un libro de investigación a cargo de los mismos autores (A False Report: A True Story of Rape in America) y, ahora finalmente, una serie. Al frente de la misma, la showrunner Susannah Grant, toda una institución del audiovisual estadounidense, nominada al Óscar por otras dos historias femeninas como Pocahontas y Erin Brockovich.

‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix

Susannah nos cuenta que decidió iniciar el proyecto porque encajaba con dos de sus obsesiones: “Creo que se trata de dar voz a la gente que no ha sido escuchada”, y también porque: “Cuando una historia es buena, trasciende los medios. No todos los reportajes periodísticos pueden ser convertidos en series de televisión, pero cuando uno está tan bien escrito, es imposible no hacerlo. Era una gran historia que te agarra de principio a fin”.

A Netflix, como imagen de marca, le va a venir fetén, claro está, si tenemos en cuenta el runrún de los últimos meses sobre el escaso compromiso político y social de sus producciones, aunque para Grant esto es lo de menos: “No pienso en esos términos. Para mí todo descansa en los personajes. Esa es la base que guía mi escritura”.

Además, corren buenos tiempos para el crimen. Al menos en televisión. Vamos de obra maestra de true crime (Making a Murderer, The Keepers) a obra maestra ficcionadas (Mindhunter), así que no nos resistimos a preguntar a Susannah y su productora, Sarah Timberman, porque han elegido este segundo formato. Habla la productora: “Probablemente nuestro referente sea Spotlight. Una narración que huye del sensacionalismo. Más allá de géneros, se trata de ser honestas”.

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Replica la guionista: “No soy una gran consumidora de true crime. Solo sé que esto es una historia que le pasó a gente real y que revela una serie de dolorosas verdades sobre nuestra sociedad. Es mi cuarto proyecto basado en personas reales, sé lo que es la presión de escribir un guion así. Tienes que ser capaz de pensar, durante todo el proceso de producción, que al final vas a tener una conversación con alguien y le vas a decir, mirándole a los ojos: ‘No he explotado tu dolor’. Si tienes presente que vas a tener esa conversación, vas a hacer las cosas bien”.

Claro, que todo esto sería imposible sin un equipo capaz de plasmar estas ideas. Empezando por sus intérpretes. Se va a hablar, y mucho, de la pareja de detectives que forman Toni Colette (¡¡¡Muriel!!!) y Merrit Wever (Premio Emmy por Nurse Jackie). De hecho, ya corre la opinión manufacturada y repetida hasta la saciedad de que son la pareja que todo el mundo quisiera ver en True Detective, y que sería imperdonable no premiarlas. Pero se va a hablar todavía más de Kaitlyn Dever y su interpretación de Marie. Lo que ha hecho esta chica en un año es de no creer: icono millennial cómico en Súper empollonas, con una iniciación sexual antológica, e icono millennial dramática como la adolescente violada a la que nadie cree en esta nueva serie. “No te ofrecen proyectos como este muy a menudo. Es una historia fascinante y muy emotiva. Además, estaba Toni Colette, lo que para mí era todo un sueño”. Pequeña digresión para contar que, aunque suene a respuesta preparada, esta vez es real: “Ella es una de las razones por las que quise ser actriz. El sexto sentido fue la primera película de terror que mis padres me dejaron ver. Había crecido viendo el Canal Disney y Nickleodeon, y verla a ella en pantalla me resultó muy impactante. Era ver a un ser humano de verdad, con sentimientos reales. Cambió mi manera de entender la interpretación”.

‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix

Sobre su versatilidad para cambiar de registro, Kaitlyn sí que es algo más tópica: “No sigo ningún tipo plan. No sé cómo lo hago. Voy proyecto a proyecto. Me da igual que sea comedia o drama. La clave es la honestidad. Si no te tomas los diálogos de una comedia con seriedad, no le hacen gracia a los espectadores”.

La víctima a la que pone rostro y cuerpo, Marie Adler, es productora ejecutiva de la serie pero, sin embargo, se tomó la decisión de que Dever no hablara con ella para preparar el rodaje: “El motivo es que teníamos claro que no queríamos hacer un calco de ella, que lo importante era la historia, no cómo caminaba o hablaba. Sí que me informé mucho sobre los hogares de adopción como aquellos en los que se crió Marie, porque ya lo había hecho para prepararme mi papel en la película Short Term 12”.

‘Creedme’: Así es la 'True Detective' de Netflix

Aunque las tres le quiten importancia, llama la atención la cantidad de mujeres implicadas en el proyecto: Kaitlyn, Toni, Merritt, a lo que hay que sumar la dirección de Lisa Chodolenko (Los chicos están bien). Según Susannah: “Elegimos a los mejores para cada puesto. Nos daba igual que fueran hombres o mujeres. Si hubieras estado en nuestro rodaje no habrías pensado que había muchas mujeres, simplemente, que era como la vida misma. El problema es que ha sido tan escasa nuestra presencia en la industria audiovisual que parece algo digno de resaltarse. Pero debería ser lo normal”. A Kaitlyn, sin embargo, sí que parece que le facilitó las cosas: “Cuando estás en un rodaje en el que manda una mujer te sientes más cómoda. Me pasó con Olivia Wilde en Súper empollonas, supongo que porque ella también es actriz y entiende mi trabajo. Cuando llegó el momento de rodar la escena de sexo, Olivia pidió que hubiera muy poca gente en el set, le dedicamos mucho tiempo, y tuvimos una conversación preparatoria. Lo mismo ocurrió en Creedme con la escena de la violación. Estuve rodeada por la directora, Lisa Chodolenko, que es una mujer, pero también lo eran la directora de fotografía, la chica de atrezzo y la de vestuario”.

Tal y como decíamos al principio, este thriller detectivesco, que Grant se niega a definir como procedimental, aceptará gustosamente interpretaciones ideológicas. Así que no podemos resistirnos a preguntarles, en una frase, cuáles son las lecciones que uno saca al acabar el octavo episodio. Para Grant se trata de “la torpeza con la que a menudo se tratan los casos de violencia contra las mujeres”; para Timberman, “darse cuenta de la escasez de mujeres policías encargadas de casos de violación en EEUU”.; y Dever opina que “todo el mundo debería creer a una superviviente. Y no tratar a las víctimas como sospechosas”. Ojalá esta serie sirva para cambiar las cosas.

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