Así es 'The Umbrella Academy', tus nuevos superhéroes favoritos de Netflix

Disfuncionales, supersónicos y con el tatuaje de un paraguas en el antebrazo. Estos héroes en plena crisis familiar deben salvarnos del Apocalipsis.
Así es 'The Umbrella Academy', tus nuevos superhéroes favoritos de Netflix
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Así es 'The Umbrella Academy', tus nuevos superhéroes favoritos de Netflix

“Tiene un sonido y un ritmo que no se parece a nada de lo que Gerard [Way] ha hecho con su banda y su voz, pero presta atención y lo escucharás igual de claro”. Así describe Grant Morrison (guionista –vanguardista– de Doom Patrol) el cómic The Umbrella Academy en el prólogo del primer volumen, Apocalypse suite, publicado en 2007. Una definición que es aplicable a su adaptación televisiva: la nueva serie superheroica de Netflix es multisensorial.

Hace 12 años, de la imaginación desbordante de Way, vocalista de My Chemical Romance (que fue becario en Vertigo Comics) y los trazos marcados de Gabriel Bá nacieron los Hargreeves. Esta familia superheroica con aires de X-Men y los Cuatro Fantásticos llega a la televisión comandada por Steve Blackman (Fargo, Altered Carbon). La historia arranca cuando decenas de madres solteras, sin muestras de embarazo, dan a luz en distintas partes del mundo. El excéntrico magnate Reginald Hargreeves adopta a siete de esos milagrosos niños con poderes para convertirlos en una especie de boy band enmascarada que salva al mundo. “La relación con su padre es a muchos niveles abusiva”, cuenta Ellen Page, cuyo personaje, Vanya, es el único de los hermanos que no tiene habilidades especiales.

Conocemos a los protagonistas [puedes ver quién es quién en la galería que hay al final del artículo] años después de estas misiones infantiles, cuando el funeral de su padre adoptivo los obliga a reencontrarse tras dos décadas sin verse. Luther (Tom Hopper), el único que se ha mantenido al lado de Reginald, acaba de regresar de la Luna; Diego (David Castañeda) se ha convertido en una especie de Batman con navajas; Allison (Emmy Raver-Lampman), actriz internacional, está en plena batalla legal por la custodia de su hija; Klaus (Robert Sheehan) acalla con drogas las voces de los muertos que le hablan; Vanya, violinista entregada, ha sacado una autobiografía en la que su familia no sale muy bien parada; y Número 5 (Aidan Gallagher) acaba de regresar del futuro cincuentón, pero con cuerpo de niño. “Han tratado de curar sus heridas de la infancia por separado, pero solo ellos entienden lo que es ser un Hargreeves”, afirma Raver-Lampman. “Se necesitan y se quieren, aunque a veces no se aguanten. La típica historia de familia”, añade Hopper.

La típica historia de familia, pero con un Apocalipsis que evitar y dos asesinos a los que frenar entre sus rencillas fraternales. “Son unos maníacos adorables”, dice Cameron Britton de Hazel, su personaje, y Cha-Cha (Mary J. Blige), dos profesionales de la matanza que viajan a través del tiempo cargados con armas supersónicas y caretas de animales, y tienen una cuenta pendiente con cierto Hargreeves. “Para alguien que viaja entre universos paralelos, la vida humana no tiene importancia”, afirma el actor de Mindhunter.

No es otra serie de superhéroes

“Todos los elementos de ciencia-ficción de la serie son alegorías para hablar de la cruda realidad”, asegura Sheehan: “El poder de Klaus, que se comunica con los muertos, es en realidad una alegoría de la drogadicción”. The Umbrella Academy, más allá de la acción más fantástica y espectacular, es un drama familiar. “Lo súper es un bonus”, dice Raver-Lampman. Ese es, para los actores, uno de los grandes atractivos de la serie y lo que la diferencia de otras producciones de capas y mallas. “Es una visión más realista de la infancia de unos niños con superpoderes que X-Men, donde todo el mundo está en sus cabales pese a que estallan cosas”, afirma Sheehan, veterano en esto de los héroes marginados tras pasar por Misfits, pero que ha encontrado en esta ficción “las diferencias suficientes como para no hacerme sentir raro”.

Otra veterana del género tras pasar por Super y la saga X-Men, Page, está de acuerdo con su compañero: “Entiendo la comparación con X-Men, pero el tono es diferente, el viaje de los personajes desde la infancia hasta la edad adulta es totalmente distinto, el cómo lidian con sus poderes... Son una familia extremadamente disfuncional. Eso no es ciencia-ficción ni Marvel”.

The Umbrella Academy no es Marvel o DC, pero basta con visitar el set para darse cuenta de que los amantes de lo ‘súper’ ya tienen nuevo fenómeno al que engancharse. La mansión de los Hargreeves ha sido reconstruida a las afueras de Toronto. Paseamos entre perchas con boas negras y trajes de los 50 hasta llegar a una sala de dos plantas que simula ser un hall. Hay una lámpara de araña hecha añicos en el suelo. A mano derecha, un retrato del patriarca y Número 5 nos da la bienvenida a otro salón cuyas paredes albergan recortes de periódicos con las hazañas de los protagonistas de niños. Debajo aguardan los cuartos (la maqueta de un avión sobrevuela el de Luther; hay dardos en las paredes del de Klaus; un tocador en la habitación de Allison) y un salón recreativo con tebeos de Conan, futbolines y billares. Por esos pasillos de estética anacrónica se apresura Luther con una Allison ensangrentada en brazos en la escena que nos dejan presenciar.

En el hogar de los Hargreeves hay drama, pero también cicatrices falsas, peleas al son de Queen y miedo a desvelar spoilers. Como resume Castañeda: “Esto no es una simple historia familiar. Es acción, violencia, diversión y oscuridad. ¿A quién no le gustaría interpretar a un superhéroe? O joder a uno”.

The Umbrella Academy ya está disponible en Netflix.

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