"Lo que diferencia a Élite de cualquier otra serie de corte juvenil es su dimensión más tortuosa”, nos cuenta Ramón Salazar (La enfermedad del domingo, Tres metros sobre el cielo) sobre la segunda producción original española de Netflix, un thriller adolescente, firmado por los creadores de Física o química y Los protegidos, que la plataforma quiere convertir en fenómeno dentro y fuera de nuestras fronteras. La ficción nos traslada a San Esteban, un pueblo en la sierra madrileña donde se encuentra el exclusivo colegio Las Encinas. Allí llegan tres nuevos alumnos de origen humilde que pronto chocarán con los niños bien que estudian en el recinto, un conflicto entre dos mundos que desembocará en un asesinato.
“La serie hace sospechosos a nuestros protagonistas. Juega con la posibilidad de que todos ellos tengan una segunda capa más oscura”, afirma Salazar en uno de los descansos del rodaje. Solo les queda una semana más de grabación cuando visitamos los estudios en los que se ha recreado el interior del instituto. Asistimos a una especie de fiesta de fin de curso, con los actores vestidos de gala y decenas de extras corriendo de un lado para el otro en tacones y esmoquin.
Quién es quién
Herrán, por su parte, pertenece al grupo de estudiantes de origen humilde que hará tambalearse los cimientos de Las Encinas: “Cristian es un pobre chaval de barrio que ansía pertenecer al mundo de la clase alta”. Junto a él, llegan Samuel (Itzan Escamilla) y Nadia, una joven musulmana “muy valiente”, asegura Mina El Hammani: “Hacía falta esa voz ‘árabe”.
Dignificando lo ‘teen’
“No tratamos el sexo o las drogas de forma blanca, vamos a ser directos y muy serios con la juventud”, añade Salazar, que quiso “darle dignidad” a la adolescencia, “a cómo la gente de 16-18 años se toma en serio los lazos de amistad, el amor, la familia, el racismo, las enfermedades...”. “Es un proyecto que abarca realidades globales”, añade Danna. Realidades con las que los intérpretes se han identificado en mayor o menor medida. “De pequeño vivía de mudanza en mudanza. Al principio era duro adaptarse y esa necesidad de encajar está presente en Élite”, explica Arón. “Yo era de los cabrones que hacían bullying, aunque de niño piensas que es una tontería. Me he dado cuenta de lo que causaba a raíz de ver la serie porque mi personaje hace ese tipo de bullying”, dice Miguel.
Esta nueva visión sobre la adolescencia llegará a 190 países este octubre. “Cuando otros compañeros van a rodar una secuencia, siempre les digo: ‘190 países”, bromea Álvaro. ¿Da vértigo? “Responsabilidad, más bien”, dice María, que sabe de lo que habla tras el arrollador éxito de La casa de papel: “No nos lo esperábamos. Intento disfrutarlo y ya, no soy consciente”. Salazar se suma al sentimiento de responsabilidad de Pedraza: “Nos hemos centrado en hacerlo a la perfección. Élite está muy viva, cada capítulo es pura vida. Nos hemos enganchado al disfrute de rodar. Estamos muy orgullosos”.
Élite ya está disponible en Netflix.
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