Cinco datos para entender el éxito de 'V' en España

Hoy nos hemos levantado con una curiosa efemérides, la de los 34 años del estreno de V en España y con ello, algo ha golpeado el cajón de la nostalgia porque en los primeros años 80, muy pocas franquicias consiguieron tener en nuestro país el éxito del que gozaron aquellos lagartos que bajaban del espacio para dominar la Tierra.

De hecho, hoy día, con la miniserie, la TV-Movie y la serie originales perdidas en la memoria y usurpadas por el remake de 2009, resulta difícil entender cómo aquel fenómeno aupado por prensa llegó a nuestras vidas. Vamos a repasar algunos de los hechos más impresionantes que convirtieron a V en uno de los éxitos más grandes que TVE tuvo en aquella década:

En un mundo dominado (¿más que ahora?) por la bollería industrial, la famosa imagen de Jane Badler engullendo una rata encontró su réplica en panaderías y comercios de barrio gracias a Caramelos Fiesta, que creó roedores de gominola para que cualquier niño pudiera emular a la villana televisiva.

De hecho, tal fue su popularidad que los Visitantes se extendieron por otras baldas del local, promocionándose en bollos como los Phoskitos, que regalaban llaveros y colgantes de plástico con las caras de los protagonistas.

Una de las publicaciones más famosas de la época, la revista TeleIndiscreta, convirtió el universo creado por Kenneth Johnson en uno de sus principales reclamos, principalmente a través de dos acciones: regalar tanto pegatinas (realmente regalaban pegatinas de un gran número de rostros televisivos, siendo uno de los grandes atractivos de la revista) como pósters convirtiendo a los actores en iconos sexuales y adjuntar un coleccionable en el que se contaba lo sucedido en los capítulos.

En un intento de rizar el rizo, llegaron a regalar una pistola de juguete imitando las que podían verse en la serie.

En la última aventura editorial que emprendió antes de su cierre definitivo, la valenciana editorial MAGA, que había publicado algunos de los tebeos más famosos de los años 50, sacó a la venta una de las colecciones de cromos más recordadas de los 80, la de V.

Entre 1985 y 1986, DC Comics se lanzó a crear las adaptaciones de la serie de televisión, llegando incluso (un poco al estilo de 2001), a intentar continuar la trama. En España, la editorial Zinco propietarios de la licencia para traducir al castellano el material de DC (Comics forum/Planeta hacía lo propio con el de Marvel) se apuntó a lanzar la serie.

Un éxito como V, nacido en mitad de la eclosión de los ordenadores de 9 bits, era carne de adaptación al nuevo formato. Y de hecho, tuvo dos versiones, una primera muy raquítica llamada simplemente V, y otra, la más famosa y vendida, a cargo de la compañía estrella en adaptar éxitos del cine y la televisión, Ocean.

Un fenómeno muy propio de la época, que los jóvenes programadores hicieran pequeños juegos inspirados en películas y series de éxito (el primer videojuego de Star Trek tuvo ese mismo origen), se topó aquí con la franquicia de los lagartos, y en el número 14 de una publicación de la época, VideoSpectrum. Revista de software, llegó a incluirse un juego llamado V y programado por un español llamado Óscar Chamorro, quien, por supuesto, no había pedido permiso para inspirarse en la obra de Johnson. Y seguro que no fue el único en meterse en tal aventura.