Watchmen

ZACK SNYDER DEMUESTRA QUE LA OBRA DE ALAN MOORE NO ES INFILMABLE. Y LE DEDICA UNA REVERENCIA NOSTÁLGICA
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Nando Salvá

PESE A QUE SU COAUTOR, ALAN MOORE, insista en decir lo contrario, Watchmen no es un libro infi lmable. Sí, es una saga épica compuesta de referencias históricas bastardas, recreaciones de diferentes tipos de materiales textuales -como capítulos de libro e informes psiquiátricos–, el tipo de simultaneidad temporal que sólo la página de un cómic puede proporcionar y, en suma, una estructura modernista aún más compleja que la enredada genealogía de sus personajes. Por eso, no se presta al frenetismo narrativo propio de una película de acción estándar. Pero no es infilmable. No es Proust. No es Faulkner. De hecho, la sucesión de viñetas concebidas por Moore y Dave Gibbons exuda vocación fílmica y, en parte por eso, el director Zack Snyder las ha usado menos como una inspiración que como un storyboard. Ha hecho la adaptación de una novela gráfica más reverente que uno pueda imaginar. Y esa reverencia a punto ha estado de matar lo que buscaba preservar. No sólo porque las limitaciones de tamaño conviertan el fi lme en un refl ejo simplifi cado, banalizado –background y poco más–, sino porque el empeño demente de Snyder por los cambios de marcha –ahora ralentizo, ahora acelero– no sólo no logra transmitir el movimiento implícito en las ilustraciones de Gibbons, sino que hace que hasta las secuencias de acción sean letárgicas. Con idénticos resultados, no mueve la cámara ni permite que las escenas respiren. Enjaula a sus actores dentro del marco. Y, aun así, logra traducir la combinación de grandiosidad épica y realismo sucio, y la desoladora falta de fe, del primer cómic que rechazó la tiránica idolatría al Superhombre. Tanto Moore como Snyder han comprendido qué jodidos tienen que estar los héroes de tebeo para hacer lo que hacen. Inevitablemente, el contexto de Watchmen es diferente hoy. La visión pop del siglo XX ofrecida por Moore y Gibbons se situaba ante un abismo desolado, el miedo a una catástrofe nuclear, que 22 años después no tiene sentido. Ello convierte esta película en nostalgia y anacronía puras, y así queda claro en sus créditos, lujoso paseo por una versión alternativa de la historia norteamericana, en el que, mientras Bob Dylan canta The Times They Are A Changin’, vemos qué papel desempeñaron los cruzados en la carrera de Warhol, en Vietnam, el asesinato de JFK y en las escenas criminales captadas por Weegee. Basta esa secuencia –la mejor de la película– para que entendamos que la vida en la Tierra es puro caos y desesperación. Y que, mientras estos vengadores disfuncionales se dirigen a su autodestrucción, nos preguntemos: ¿quién tiene derecho a decidir qué está bien y qué está mal, y a imponer esas decisiones? ¿Quién debe vigilar a quienes las toman?

Valoración:

FICHA TÉCNICA

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     La muerte de El Comediante y el miedo a una posible catástrofe nuclear son los motivos por los que un puñado de superhéroes sin poderes vuelven a hacer de las suyas.

  • RESUMEN: ZACK SNYDER DEMUESTRA QUE LA OBRA DE ALAN MOORE NO ES INFILMABLE. Y LE DEDICA UNA REVERENCIA NOSTÁLGICA

  • ESTRENO: 06/03/2009

  • CIENCIA-FICCÓN / REINO UNIDO, EE UU / 2009 / 163 MINUTOS / PARAMOUNT. DIRECTOR: ZACK SNYDER. ACTORES: MALIN AKERMAN, BILLY CRUDUP, MATTHEW GOODE. GUIÓN: DAVID HAYTER, ZACK SNYDER. FOTOGRAFÍA: LARRY FONG MÚSICA: TYLER BATES PRODUCCIÓN: LAWRENCE GORDON, LLOYD LEVIN www.watchmenmovie.warnerbros.com

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