Varda por Agnès

Varda por Agnès
Varda por Agnès
Varda por Agnès

“DESAPAREZCO EN LA BRUMA. OS DEJO”. Así termina Varda por Agnès, el último regalo que nos hizo la cineasta antes de marcharse definitivamente, una muestra final de genialidad. Su película número 51 –contando cortometrajes e instalaciones– es una clase magistral de dos horas en la que repasa su vida (en su caso, quedaría feo llamarlo carrera) y desgrana algunas de sus obras más queridas mientras va cambiando de escenario con la misma brillantez con la que hila su filmografía.

Varda por Agnès comienza con ese sentido del humor tan propio de la directora, la única capaz de combinar prestigio intelectual y disfraces de patata gigante de forma tan armoniosa. “Siempre comienzo las charlas a la antigua, con un caballero presentándome”, dice para introducir Uncle Yanco, el corto documental que rodó en San Francisco durante su estancia norteamericana en 1967. Y añade un consejo fundamental para cualquier cineasta en ciernes: “Hay que tener paciencia, rodar con lo que tengas y rápido”. Así dirigió ella Cleo de 5 a 7 (1962), cuando el productor de su pandilla (Godard, Demy, etc.) le propuso hacer una película como la de sus amigos que fuese barata. Su máxima de incorporar elementos documentales en las ficciones, instalada en los rostros que París le devuelve a la actriz Corinne Marchand en el filme, da paso a la siguiente película a comentar, Daguerrotipos, un retrato de la calle Daguerre, en el distrito 14º de París, que Varda filmó durante la crianza de su hija Rosalie como un acto cinematográfico y feminista. “Nada es banal si lo observas con amor”, dice sobre tendero de ultramarinos y el peluquero de su barrio. “Mayorías silenciosas” como las que retrató en Black Panthers (1968) y Una canta, la otra no (1977), el musical feminista donde reivindicó que nuestro cuerpo era nuestro, que “la felicidad de ser mujer” es posible y, no menos importante, que una mujer podía dirigir una muy buena película. O cincuenta.

De ahí pasa a Sin techo ni ley (1985), La felicidad (1965), Jacquot de Nantes (1991), Lions Love (1969), Mur murs (1981), Documenteur (1981), L’opéra-mouffe (1958) hasta La Pointe-Courte (1955), su primera película, y a la revolución que supuso el cine digital en su filmografía. “Las cámaras me permitieron acercarme a la gente más precaria que se hubiese sentido intimidada por un equipo más grande”, reflexiona la directora de Los espigadores y la espigadora (2000). Entre Las playas de Agnès –que podría formar un buen programa doble con Varda por Agnès–, Caras y lugares, y sus instalaciones –emocionante Las viudas de Noirmoutier– su relato se va convirtiendo en retrato. Es decir, trasciende la categoría de Obras completas para revelar a su autora como lo que es: una artista. Su legado, esta clase magistral que nos reserva en su testamento, es una lección. De cine, de vida y hasta de la mejor despedida.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Varda por Agnès
  • Director:

    Agnès Varda

  • Género:

    Documental

  • País:

    Francia

  • Sinopsis:

    Documental sobre Agnès Varda, realizadora de la Nouvelle Vague, que nos muestra su experiencia como directora. Una visión muy personal y especial sobre la francesa que hace visible la construcción de sus obras en un viaje desde París, pasando por Los Ángeles, hasta Pekín.

  • GUIÓN: Agnès Varda

  • VEREDICTO: Agnès Varda nos deja esta clase magistral en su testamento. Una lección de cine, de vida y hasta de cómo despedirse.

  • DURACIÓN: 115 min.

  • DISTRIBUIDORA: A Contracorriente Films

  • ESTRENO: 05/07/2019

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