Valor de ley

La nueva de los Coen no es un 'western', aunque lo parezca.
Valor de ley
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Valor de ley

Malacostumbrados por los mismísimos hermanos Coen, que arrastran hasta los extremos más insospechados algunos de los códigos clásicos del cine norteamericano hasta desvirtuar los géneros; el cuerpo pide revancha, o al menos llevar el análisis de sus películas hasta el paroxismo que ellos promueven con su cine. Según esta extraña teoría que bien pudiera servir sólo para ocultar las carencias del crítico que esto escribe, el Valor de ley de los Coen no es ni siquiera ese antiwestern que aparenta a gritos, a la luz de esa revisitada teoría sobre el cine de esta pareja genial que dice que Muerte entre las flores es una gloriosa antipelícula de gangsters, que Oh, Brother es el perfecto antimusical o que El hombre que nunca estuvo allí e incluso El gran Lebowski, son los ejemplos más talentosos de anticine negro que ha dado el Séptimo Arte. Algo de eso hay, pero si existen películas que no están ambientadas en el Oeste a las que todos consideramos westerns (de Los siete samuráis a La carretera, pasando este mismo mes por Winter’s Bone), si estamos hartos de escuchar que No es país para viejos era una auténtica película del Oeste, si algo huele siempre a chamusquina creativa en la propuesta de los Coen, sólo nos queda una salida: aunque sea una gran película, una de las más sólidas del año... Valor de ley no es un western. Aunque lo parezca.

¿Razones? El Valor de ley de los Coen no quiere saber nada de su predecesora. Más luminosa y optimista, casi cantarina, la película del profesional Henry Hathaway tenía poca chicha, y menos recorrido incluso que su cowboy, ‘Rooster’ Cogburn, que le dio el Oscar a John Wayne, y hasta una secuela cuando todavía no era moda. Escondidos tras las apariencias, los Coen dan la espalda a los paisajes, que nunca toman protagonismo; no hacen hincapié en el territorio sentimental, indio o no, ni frecuentan el saloon. Prefieren quedarse en el cuarto trasero del Oeste, donde sobreviven sus tres principales personajes (los juzgados, la letrina, la trastienda de un chino, una casa de la pradera que nunca conocemos y hasta un circo). Tampoco hay épica ni leyenda, y ahí es donde rescatan su peculiar humor, socarrón y desmitificador: como tantas veces, sus personajes bordean el ridículo, hasta el punto de entrever al ‘Nota’ Jeff Bridges en su ‘Rooster’ borrachín en la redundante escena de los tiros al aire.

Para seguir retratando a su manera las (estúpidas) motivaciones que rodean al crimen, Joel y Ethan Coen no creen en los vaqueros, meras comparsas. No es casualidad que, como en Fargo, le hayan entregado su filme a una chica. Y dan un paso más: sólo hay que ver cómo esta niña, una portentosa Hailee Steinfeld que se eleva por encima de Bridges y Damon entre secundarios

de daguerrotipo, se ciñe a la Ley y la razón, no reconoce los usos del Far West, los subvierte con su cabezonería, y aún así sobrevive, rodeada de criminales, más fuerte que ellos, un poco como los mismísimos hermanos Coen en el mundo del cine. Hollywood ha puesto precio a su cabeza, pero siguen cabalgando.

CARLOS MARAÑÓN

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Valor de ley
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  • Sinopsis:

    Un cascado y tuerto agente de la ley ayuda a una testaruda adolescente a encontrar al asesino de sus padres, que se encuentra escondido en territorio indio hostil.

  • RESUMEN: La nueva de los Coen no es un 'western', aunque lo parezca.

  • ESTRENO: 11/02/2011

  • Western / EE UU / 2010 / Dir: Ethan Coen, Joel Coen / Reparto: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Domhnall Gleeson, Hailee Steinfeld, Ed Corbin / Guión: Joel Coen, Ethan Coen

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