The Amazing Spider-Man

La telaraña del trepamuros no atrapa en este 'reboot' que no soporta las comparaciones
The Amazing Spider-Man
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The Amazing Spider-Man

Ahí va una perogrullada: Spider-Man no es Batman. Al héroe más icónico de Marvel le han casado, le han matado, le han clonado, le han puesto armadura; hasta, impensable, ¡le han dejado envejecer! En la Casa de las Ideas llevan cincuenta años estrujándose las meninges para presentar de maneras distintas a un personaje que, en lo esencial, no han podido mejorar. La versión primigenia de Stan Lee y Steve Ditko era tan buena –adolescente acuciado por las inseguridades, las deudas y su innegociable sentido de la responsabilidad– que ha prevalecido sobre cualquier otra. Muy poderosa tiene que ser una reinvención, perdón, un reboot, para convencernos de que Peter Parker puede tener otra cara. Muy buenas tienen que ser tus referencias para hacernos creer que su historia es distinta a la que conocíamos.

En su trilogía de adaptaciones, Sam Raimi, salvo algún sonoro desvío, siguió la senda trazada por Lee-Ditko. Ya fuera por erosión creativa o por reajustar la dimensión presupuestaria de la saga, se optó por abandonar ese hilo (de araña) y tirar de uno nuevo. Marcarse un Spidey Begins, por resumirlo mal y pronto. El problema es que, insisto, Spider-Man no es Batman. Ni Marc Webb es Christopher Nolan. Probablemente tampoco ha tenido el director de (500) Días juntos la libertad para escoger los ingredientes con los que elaborar su visión del héroe. Lo que es seguro es que no disponía de tantos y tan buenos como Nolan. Si un personaje de cómic se ha beneficiado de las aportaciones de sucesivos autores (Frank Miller, Jeph Loeb, Grant Morrison…) ha sido Batman. Spider-Man tiene otras cosas geniales, pero sólo una personalidad.

¿Y cuál es la gran contribución de esta película al legado del trepamuros? Pues que Peter Parker no es un pringao empollón que se sienta solo en el autobús escolar, sino que es un rebelde inteligentísimo subido a un monopatín. Bueno, y que echa de menos a unos padres que Stan Lee no incluyó en los cómics por cuestiones de verismo: “habrían controlado mucho más sus salidas nocturnas”. Con unos retoquitos más en la historia de origen que aprobarían por los pelos en un examen de remakes, The Amazing Spider-Man no consigue que olvidemos el original que Raimi canonizó.

Premio para Andrew Garfield, que, solo ante el peligro –Emma Stone parece cohibida bajo su caracterización, Rhys Ifans como Lagarto está directamente perdido–, pone todo de su parte para convencernos de que es nuestro amistoso vecino, lucha por llenar con carisma el vacío desolador que deja en el estómago el pobre argumento de la película. No alimenta la imaginación y ni siquiera su “continuará” provoca ansiedad. “Spider-Man como nunca lo habías visto”, dirán sobre la película. No mienten. La cuestión es que lo que tiene de nuevo no es tan bueno, y lo que tiene de bueno, en fin, no parece tan nuevo.

MANUEL PIÑÓN

Valoración:

FICHA TÉCNICA

The Amazing Spider-Man
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  • Sinopsis:

    Tras ser mordido por una araña radioactiva, el joven Peter Parker desarrolla poderes sobrehumanos y se convierte en el superhéroe arácnido conocido como Spider-Man.

  • RESUMEN: La telaraña del trepamuros no atrapa en este 'reboot' que no soporta las comparaciones

  • ESTRENO: 06/07/2012

  • Acción / EE UU / 2012 / Dir: Marc Webb / Reparto: Andrew Garfield, Emma Stone, Rhys Ifans, Martin Sheen, Sally Field, Irrfan Khan, Denis Leary / Guión: Alvin Sargent, Steve Kloves

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