Tenet

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En el colegio odiaba la física porque no se me daba bien. La química tenía un pase, pero creo que me esmeré con la escritura para alejarme todo lo posible de la física. Los libros, primero, y el cine, después, se convirtieron en un lugar libre de principios de Arquímides o leyes de Kepler… hasta ayer. Ayer vi la última película de Christopher Nolan, mitad thriller de espías hiper sofisticado, mitad asignatura de Fundamentos de la física II de segundo de carrera.

La primera hora de Tenet es tan elegante como su director, siempre trajeado. La presentación de los personajes rezuma clase. Desde el 'Protagonista', de quien nunca conocemos otro nombre que ese, un agente a quien acompañamos en pleno proceso de reclutamiento por parte de una secreta organización cuyos intereses, nos dicen, son transnacionales. A pesar de su vestuario, John David Washington demuestra en cada plano que merece el apelativo de 'Protagonista', tanto por el carisma genético como por sus atléticas artes para la pelea, también galantes.

Los diálogos son inteligentes y distinguidos. El premio gordo es para Michael Caine (cameo al canto) y su reproche al vestuario de Washington, que por un momento desentona con lo sublime del conjunto. "Los británicos no tenéis el monopolio del esnobismo", le responde chulesco el americano. "Más bien tenemos una participación mayoritaria", contesta el personaje de Caine, un agente con conocimientos de pintura española del XIX.

Todo hasta este momento ha sucedido con resolutiva rapidez, gracias, en parte, a los cortes limpios de la montadora de Mistress America e Historia de un matrimonio Jennifer Lame, que no pierden comba en la electrizante banda sonora de Ludwig Göransson. La economía narrativa de Nolan, ni un solo plano en balde, no interfiere en el seguimiento de la trama clásica de espías –el 'Protagonista' tiene la misión de llegar a un traficante de armas ucraniano y ha de hacer una serie de visitas que le lleven hasta él, y por el camino, reclutar a otro agente encarnado por un Robert Pattinson desmelenado–, pero sí puede hacer que te pierdas la referencia que te toca de cerca. Para llegar hasta Andrei Sator (un Kenneth Branagh con acento ruso que defiende el entuerto con absoluta dignidad) tendrá que pasar por su mujer (Elizabeth Debicki) sacándose de la manga… un Goya.

En este primer bloque de la película la física ha tenido una presencia más teórica que práctica. La científica interpretada por Clémence Poésy nos ha explicado (al 'Protagonista' y a nosotros) los fundamentos básicos del asunto: por resumir, las leyes de la termodinámica y la entropía de la materia. En el futuro han descubierto una tecnología que les permite invertir el tiempo y que los objetos, las personas, puedan ir hacia atrás en el tiempo en vez de hacia delante. Algo de demostración práctica hay, pero es bastante asumible. Las balas no se disparan sino que son recogidas por la pistola.

A partir de aquí, y según Nolan pone a funcionar estos fundamentos de la física, es cuando conviene agarrarse los machos: peleas al revés, hipotermias en vez de calcinaciones tras un incendio, persecuciones en coche que retroceden en el tiempo, personajes que vuelven atrás (que no es lo mismo que viajar en el tiempo) y una estrategia militar-temporal que es tan fiel a las leyes de la física que a ratos cuesta trabajo entender, como esa despedida final que te tendrá dándole vueltas a la cabeza unas cuantas horas después de salir del cine.

Y aunque el cierre argumental –el por qué de esa Tercera Guerra Mundial que el 'Protagonista' intenta evitar– sea quizás lo más brillante que ha escrito Nolan (y ya es decir), es imposible que entre tanta trama que viene y que da marcha atrás sus personajes no se diluyan pareciéndose más a los de la saga Bond que a los de La llegada, película en la que el tiempo también es esencial. Solo Sator conquista el espacio para desarrollarse en profundidad, un villano excepcional que asusta desde su esfera doméstica, dando más miedo como maltratador que como mafioso asesino, y es una pena que su participación en el entramado termine respondiendo a motivos algo decepcionantes.

"No intentes entenderlo, siéntelo", recordamos que dijo en su momento el personaje de Clémence Poésy en esas escenas de peleas invertidas que recuerdan de alguna manera a ¡Olvídate de mí!, reconocibles pero extrañas como un sueño. Es cierto que no hace falta entender Tenet para disfrutarla. De hecho, Nolan eleva tanto el listón del entretenimiento que puede que sea la primera vez desde marzo que se te olvide que el mundo está asolado por una pandemia. Siendo eso probable, también lo es que vuelvas a verla porque no quieres perderte ningún detalle. Y eso es decir mucho para alguien que odiaba tanto la física.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Tenet
  • Director:

    Christopher Nolan

  • Género:

    Acción, Ciencia-ficción, Thriller

  • País:

    Estados Unidos

  • Sinopsis:

    El director de 'Origen' e 'Interstellar' vuelve a jugar con nuestra mente con su nuevo filme: 'Tenet'. El título alude a una sola palabra que el protagonista deberá utilizar como arma para proteger la supervivencia del mundo. Una misión de espionaje internacional, que hará que el tiempo lineal se desdoble.

  • REPARTO: Robert Pattinson, John David Washington

  • GUIÓN: Christopher Nolan

  • VEREDICTO: Querrás volver a verla: una vez para sentirla y la otra para entenderla.

  • DURACIÓN: 150 min.

  • DISTRIBUIDORA: Warner Bros.

  • ESTRENO: 26/08/2020

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