Still Walking

Un luminoso paseo en familia hasta la tumba de Ozu.
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Ante la tumba de Yasujiro Ozu no falta nunca una botellita de sake. Dicen que sus guiones y sus rodajes tomaban cuerpo a medida que iban cayendo los vasos de vino de arroz. Quizá así se le ocurrió colocar la cámara sólo unos centímetros por encima del suelo. O quizá sólo fue porque ésa era la única manera de rodar personajes de rodillas ante la mesa del té. Hirokazu Kore-Eda no ha inventado nada comparable a ese mítico ‘plano tatami’, pero sigue haciendo esfuerzos geniales por devolver el concepto ‘sutil’ a la enciclopedia del cine. O a la Wikipedia. Como Ozu, no sabemos si su especial sensibilidad hacia la combinación, tan nipona ella, de memoria y familia es una genialidad o una casualidad derivada del alcohol, de haber nacido en aquel país o de tener unos padres castradores de personalidad. No importa. Lo cierto es que el director japonés con más talento del cine actual se mueve entre padres e hijos tan cómodamente como John Ford entre los barracones de un fuerte del Séptimo de Caballería.

El chaval abandonado de la maravillosa Nadie sabe y el samurái vengador de Hana ya ocultaban lastres familiares que, combinados con su monumento fílmico a la memoria de After Life, ahora Kore-Eda retoma con una aparente sencillez que matiza los traumas ocultos de todos los personajes en conflicto. Un conflicto delicioso, emocionante sin caer en falsos desgarros. Una vuelta a la esencia, tanto de la familia como del cine: el encanto de Cuentos de Tokio pasea como un fantasma bueno, pongamos el de Canterville, por la casa de los Yokoyama, donde un anciano doctor y su esposa reciben la visita de su hijo, su nuera y los nietos.

Si en la obra maestra de Ozu, el choque generacional ponía su acento en la incomodidad de los padres en casa de sus hijos, ahora es curiosamente al revés, en una visita que, sin embargo llegará a la misma meta: la herencia familiar, lo mucho que, nos guste o no, acabamos pareciéndonos a nuestros mayores. Pero frente a aquel mítico ‘plano tatami’, Kore-Eda propone su ‘secuencia paseo’, una huida hacia delante (repetida, incluso) donde los personajes (magistralmente interpretados durante todo el filme, desde los niños –igualitos a los de Buenos días, otra de Ozu– a los ancianos) después de un domingo costumbrista alrededor de la cocina (otro leitmotiv de la familia y el cine japonés) y el jardín, acaban enfrentándose a sí mismos cuesta abajo. Se acabó el sake, Kore-Eda ha ido a poner las flores más radiantes y optimistas a la tumba de Ozu. 

CARLOS MARAÑÓN

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Still Walking
  • Director:
  • Género:

    Drama

  • País:
  • Sinopsis:

    Unos hermanos van a visitar a sus padres ya ancianos y pasan con ellos un día de verano.

  • RESUMEN: Un luminoso paseo en familia hasta la tumba de Ozu.

  • ESTRENO: 05/06/2009

  • [Aruitemo aruitemo] Drama / Japón / 2008 / Dir: Hirokazu Koreeda / Reparto: Hiroshi Abe, Yui Natsukawa, You, Kazuya Takahashi, Shohei Tanaka / Guión: Hirokazu Koreeda

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