Star Trek: En la oscuridad

El espacio, más familiar que desconocido. J. J. Abrams pierde el factor sorpresa
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Star Trek: En la oscuridad

La caja misteriosa de abrams, ésa que de niño prefirió no abrir para alimentar su imaginación, parece que poco a poco se está haciendo de metacrilato. Los secretos, los giros rompecinturas, los juegos de ingenio, los cruces de referencias que hay en la segunda parte de su redimensionada Star Trek los ha adivinado media blogosfera antes de que ocurriesen. Perdida la sorpresa y con la historia de origen ya contada, ¿qué nos queda? Su extraordinaria habilidad para contar historias con cuatro elementos y la evocación constante de esas películas-acontecimiento que marcaron infancias. Basta ese prólogo adrenalínico, una carrera en la que en cualquier momento podría cruzarse el Indy de En busca del arca perdida. O esa elipsis silente sobre el padre de la niña enferma que recuerda poderosamente a aquella de A. I.: Inteligencia Artificial. ¿Dos spielbergs en una película de Abrams? En cualquier caso, más que suficiente como para seguir con interés la odisea galáctica de Kirk y los suyos, ¿no?

Casualidades de la vida, no sólo la desmedida anticipación y el spoileo de bola de cristal conecta En la oscuridad con Skyfall, la última de 007. Ambas secuelas además comparten una duda como argumento para el héroe de turno –”¿estoy realmente del lado de los buenos?”– y una resolución más convencional de lo que los antecedentes de sus responsables nos harían esperar. Sin embargo, son perfectamente coherentes con la tradición que continúan. La acción de En la oscuridad no transcurre nunca en paralelo, siempre es una línea continua. En la Enterprise las cosas nunca pasan al mismo tiempo, sino una detrás de otra. Y si Kirk está presente para levantar acta, mejor que mejor. Cuestión de orden, cronológico y jerárquico. Ni siquiera la irrupción de un imperial Benedict Cumberbatch (Sherlock), que hace una versión mejorada del Loki de Los Vengadores, tiene permiso para robar plano a Chris Pine, muy cómodo saltando al abismo escena tras escena.

El fandom trekkie se puede pegar con un canto en los dientes. No sólo se lleva un puñado de guiños más o menos sutiles, entre la sonrisa cómplice y la carcajada por lo forzados; también tiene motivos de sobra para esperar que la franquicia continúe con o sin Abrams. Que En la oscuridad por momentos transcurra con la suavidad de una nave que lleva el piloto automático es también una buena noticia: se ha creado una dinámica propia que resulta perfectamente identificable. Quedan nuevas fronteras por alcanzar –¿soy yo el único que se queda con ganas de una batalla épica con los klingon?–, pero serán dentro de un universo cuyas bases ya se han sentado, y junto a un grupo de, no digas compañeros, viejos amigos.  

VEREDICTO: J. J. Abrams apuesta por la continuidad y los guiños al trekkie.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Star Trek: En la oscuridad
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    Cuando a la tripulación de la nave Enterprise le ordenan que regrese a casa, descubren una imparable y terrorífica fuerza que, desde dentro de su organización, ha hecho saltar por los aires la flota y todo lo que esta representa, sumiendo al mundo en una profunda crisis.

  • RESUMEN: El espacio, más familiar que desconocido. J. J. Abrams pierde el factor sorpresa

  • ESTRENO: 05/07/2013

  • [Star Trek Into Darkness] Ciencia-ficción / EE UU / 2013 / Dir: J.J. Abrams / Reparto: Chris Pine, Zachary Quinto, Zoe Saldana, Simon Pegg, Anton Yelchin, Karl Urban / Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci, Damon Lindelof

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