David Bernal
DE PRÍNCIPE DE BEL-AIR A REY de la taquilla, intuimos que Will Smith no quiere salvar siete almas; sino a toda la Humanidad. Como en Soy leyenda, el actor interpreta a un tipo que se (auto)inmola en un acto de amor al prójimo que confirma que comparte algo más que raza con Obama: sus ínfulas de mesías. Es probable que en este dramón haya querido invitarnos a la catarsis emocional que ponga fin a la Era Bush. En ese sentido, funciona como (involuntaria) metáfora de la actual bisagra política: tras la pesadilla, hace falta el sacrificio de un hombre para que el sol de la esperanza brille. Pero su lenta cadencia y fragmentación narrativa aburren. Y su anécdota, revelada al final, es inverosímil. Lo bueno es que, al contrario que Tom Cruise, los vehículos para su lucimiento y (auto)canonización no irritan, a pesar de ser un espejismo de cine de calidad dirigido, como En busca de la felicidad, por Gabriele Muccino. Quizá porque, como nuevo emperador, Smith es honesto y cae bien. Aunque aquí lo único que nos creemos son sus secuencias de amor con ese ángel de toffee llamado Rosario Dawson.
FICHA TÉCNICA
- Director:
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Género:
Drama
- País:
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Sinopsis:
Atormentado por los errores del pasado, Ben intenta calmar su conciencia ayudando a los demás. Inesperadamente, se enamora de Emily, una mujer enferma que complicará el cumplimiento de sus objetivos.
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RESUMEN: ESPEJISMO DE CINE DE CALIDAD, PERO CON EL GRAN WILL SMITH
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ESTRENO: 16/01/2009
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[SEVEN POUNDS] DRAMA / EE UU / 2008 / 123 MINUTOS/ SONY PICTURES. DIRECTOR: GABRIELE MUCCINO ACTORES: WILL SMITH, ROSARIO DAWSON, WOODY HARRELSON GUIÓN: GRANT NIEPORTE. www.sietealmas.com
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