Shame

Fassbender en un retrato trágico y bello de la adicción.
Shame
Shame
Shame

Los adictos al sexo se rigen por la necesidad del orgasmo. Trabajan, a veces frenéticamente, en pos de ese momento de liberación, y para ellos no hay placer en juego. Es sexo sin emoción, desnudez sin erotismo, clímax sin satisfacción. En Shame, el director Steve McQueen y su protagonista, Michael Fassbender, retratan de forma desconcertante las diversas formas de compulsión que transita Brandon, trágico protagonista de este relato, y de la destrucción que deja en el camino.

Si la anterior colaboración entre ambos, Hunger –película brutal y magnífica acerca de los últimos meses de vida de un preso del IRA en huelga de hambre–, era el estudio de un cuerpo negado de sus necesidades fundamentales, Shame retrata el dolor sufrido por un cuerpo sometido al exceso. De nuevo, Fassbender es un hombre atrapado en la prisión de su propia anatomía, pero esta vez el carcelero y el cautivo son la misma persona.

El actor convierte a este hombre enfermo en una figura absolutamente trágica, y McQueen lo sitúa en el centro de una sinfonía visual y sonora, un viaje dantesco a través de la ciudad de Nueva York y, en concreto, por un submundo nocturno en el que las palabras son inútiles o algo peor. Quizá por su bagaje en el videoarte, el autor británico no siente necesidad alguna de sobreexplicarse. Eso significa que el de Brandon es un retrato incompleto –su trabajo es un misterio, su pasado un tabú– pero es que de eso se trata, porque su adicción es el solo hecho que define su vida, y porque más que de sexo, Shame habla de negación: algo terrible les sucedió a Brandon y a Sissy (Carey Mulligan), su hermana borracha y suicida, y les infligió tanto dolor que aún no pueden enfrentarse a ello.

En todo caso, McQueen no necesita palabras porque entiende perfectamente el poder narrativo de una colección de imágenes de apabullante belleza. Sin embargo, no permite que la forma apisone el fondo. Fassbender desnuda su cuerpo repetidamente, pero Shame se fija únicamente en la entrega con la que desnuda su alma. Nadie debería dejarse engañar por el explícito desfile de genitales: quienes esperen de esta película un espectáculo lascivo se sentirán decepcionados. Para McQueen, el sexo y su persecución son meramente sucedáneos en una vida cuyos más patológicos vacíos, familiares y carnales, no se llenan a base de prostitutas y masturbaciones diarias. Tampoco se nos ofrecen grandes narrativas o significados explícitos. En cambio, es un riguroso estudio de personaje, que nos recuerda que la mayoría de nosotros, de un modo u otro, afrontamos batallas psicológicas invisibles.

Quizá esclavo de su fe en lo visual, McQueen se apoya en exceso en momentos de ostentosa belleza –un largo plano secuencia nocturno, una puesta de sol– que sirven para atemperar la severidad del relato y, a la vez, para socavar su rigor. Asimismo, el impulso de explorar el problema de Brandon a través de un desarrollo narrativo hace que el clímax de Shame a punto esté de quedar estancado entre la provocación y el melodrama terapéutico. Pero, a diferencia de muchas historias de adicciones, aquí no hay conato de redención. El destino de Brandon parece ser la cadena perpetua: al final de la película está donde estaba al principio. El depredador vuelve a la caza, en busca de un destello de luz en el infierno que se ha creado para sí mismo. 

NANDO SALVÁ

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Shame
  • Director:
  • Género:

    Drama

  • País:
  • Sinopsis:

    Brandon es un treintañero que, para evadirse de la monotonía del trabajo, seduce a las mujeres en una serie de historias sin futuro y encuentros de una noche.

  • RESUMEN: Fassbender en un retrato trágico y bello de la adicción.

  • ESTRENO: 17/02/2012

  • Drama / GB / 2011 / Alta / 101 min. / Dir: Steve McQueen / Reparto: Michael Fassbender, Carey Mulligan, James Badge Dale, Nicole Beharie / Guión: Steve McQueen, Abi Morgan

Mostrar comentarios

Códigos Descuento